miércoles, abril 27

El código.

Este es muy corto.

El código

Dejó de trabajar cuando el mensaje llegó. Lo abrió y lo leyó. La información era escueta pero eficaz.

Nuevos territorios a dos jornadas de viaje al oeste de vuestra base. Comprobad su aprovechamiento.

Se preparó para el viaje, pero sin dejar de reflexionar en lo extraño de la situación. Hacía sólo dos generaciones que habían fundado aquella colonia y hecho aquel tratado con los nativos, pero vivían en paz, e incluso habían construido aquel lenguaje mutuo.

Por supuesto, era un lenguaje básico y simple. No era posible para los nativos aprender las lenguas de los colonos, y viceversa. Su anatomía, su fisiología, su medio era diferente.

La colonia vivía en el suelo. Los nativos en el aire. Los primeros modificaban el terreno a su antojo. Los segundos construían sus casas en árboles muy altos a partir de una sustancia cerosa obtenida del néctar de las flores, su alimento. El alimento de la colonia era más variado, vegetales y animales que cazaban o criaban.

El lenguaje de los nativos era fascinante: se bailaba. Cuando uno de ellos encontraba un campo de flores, lo comunicaba a sus compañeros mediante una estudiada danza. Por lo visto, aspectos como la duración de la danza y el ángulo respecto al sol incluía información respecto a las nuevas zonas de recursos.

Nunca tuvo muy claro cómo se usaba ese lenguaje para comunicar un estado anímico, o un pensamiento. Estaba claro que los nativos eran inteligentes, pues entendían el concepto de la paz, pero poco más sabía. ¿Habría algún modo de indicar mediante un rápido giro que ese élitro volvía a dolerle demasiado? ¿Que si volvía a vomitar néctar necesitaría unas vacaciones?

Al fin y al cabo, aquella lingua franca sólo se usaba para estudiar el terreno. Su vocabulario se reducía a nombrar accidentes geográficos, fenómenos meteorológicos, flora, fauna y acotaciones espacio-temporales. Y en algunos casos, se había debido restringir. En las acotaciones espaciales habían prescindido de indicar la altura, ya que lo que la colonia llamaba “a gran altura”, los nativos lo llamaban “un poco debajo de nosotros”, en un término a medio camino entre “profundidad” y “altura”.

Su expresión era sólo a través de medios artificiales, lo que la hacía aún más extraña. ¿Cómo podían estar los habitantes de la colonia seguros de entenderse de veras con los nativos? ¿Era posible que dos especies inteligentes, alienígenas entre sí, pudieran llegar a un mismo pensamiento simbólico?

Las interacciones directas con los nativos eran muy frecuentes y había participado en varias. Ya fuera un intercambio de productos, ya fuera una asistencia ocasional de heridos, ya fuera una defensa del territorio de invasores. Pero eso tampoco garantizaba que entendieran lo mismo que ellos, de mismo modo que los animales de una granja no entendían su destino.

Sin embargo, la vida seguía así en la colonia, con la ayuda de esos simpáticos nativos, quienes, aunque no la colonia no procesara más que una pequeña parte de su información, eran su principal fuente de información externa, aún mayor que la de la patria de donde los colonizadores partieron en su día.

Dejó de filosofar. Mientras iba a la salida para unirse al grupo de exploración, atrapó a un pulgón que había escapado de su habitáculo.

lunes, abril 25

La mezcla.

Cogí la costumbre de celebrar la fundación de este blog con relatos, y como este año ha caído la Semana Santa particularmente tardía, no he podido evitar darle al teclado.

La mezcla

Cabizbaja, volvía del instituto con los ojos llorosos. Su trenza caía lánguida mientras se mordía el labio inferior en un arrebato furioso intermitente. Cuando la sombra de la casa vecina la cubrió, dejó escapar lágrimas. Las lamió, amargas como la mirada que él le dedicaba con frecuencia desde que se conocieron.

Lo conoció en primaria cuando se enamoró de él. Ya era un muchacho guapo y agradable. Sin embargo, era reacio a relacionarse con chicas, lo que facilitó observarlo desde lejos. Acechante, aprovechaba la menor excusa para acercarse a él, para mirarlo con candor. No pasó mucho antes de que él la mirara así por primera vez desde el interior de los servicios masculinos.

Ese día no le dedicó esa mirada, al contrario, la había mirado con satisfacción. Cuando se dio cuenta de que no era su frecuente exceso de imaginación, sonrió.

Sonrió como el primer día que se atrevió a algo más que contemplarlo a unos pasos. Se acercó a su pupitre cuando todo el mundo salió al recreo, y robó su lápiz. Nerviosa, guardó el lápiz dentro de su camiseta, anudándolo a una cadenita que llevaba. Habría sido más fácil guardarlo en su mochila, pero necesitaba tocar algo suyo, sentir el calor residual de la mano de él. El lápiz quedó entre sus senos infantiles, y le proporcionó una sensación de verdadera excitación mientras hablaba con sus dos únicas amigas, igual de enamoradas.

Su alegría cesó cuando lo vio de la mano de ella. Se quedó atónita de rabia.
Tan atónita como cuando, mientras lo vigilaba, vio cómo su aparente rechazo al sexo femenino desaparecía cuando ella le dirigía la palabra, cuando reían juntos. No entendía que ese trato de favor obedecía a que eran amigos del parvulario, y desde lejos la odiaba. Pero un día, ella le preguntó a él que cómo era posible que perdiera tanto material escolar. Él no respondió, sino que miró con una acusación tácita hacia donde se encontraba. Se sintió mal, pero fue horrible cuando ella lo cogió con familiaridad del hombro y le aconsejó dejarla en paz mientras la miraba compadecida.

¡Ella ya no la miraba compadecida! Ella miraba feliz. No la miraba triunfante, no la miraba arrogante, no la miraba recelosa. Ella estaba contenta porque ambos se tenían. Llevó su mano a la cara de él.

Como cuando la sorprendió a ella en los servicios aquel día lejano, poco después de que la insultara con su piedad. La cogió del pelo y la sacudió mientras sus amigas abrían la puerta de uno de los inodoros. Ella luchó con ímpetu, y le dio una patada a una de sus amigas, quien siseó por el dolor. Ella se volvió y la arañó en la cara, a lo que respondió con un nuevo tirón del pelo que le arrancó un mechón. Ella se vio libre e intentó salir corriendo, pero su segunda cómplice se lanzó sobre sus piernas y la derribó en el suelo, haciendo que perdiera un diente de leche. La sangre empezó a manar. Manó más cuando, con su cómplice, empezó a golpearla. Su resentida amiga la pellizcó en el estómago con todo su odio. Como no dejaba de revolverse, la cogieron por las extremidades, la cargaron y la arrojaron sobre el inodoro abierto, que se cerró por el impacto. Corrió a ella, y levantó la tapa para a continuación meterle la cabeza. Antes de que intentara defenderse, sus amigas se echaron sobre ella, y así fue mientras repetía la inmersión. Cuando acabaron, la amenazó con hacérselo pasar peor si volvía a hablar con él. Ella la miró enfadada y escupió un chorro de sangre. Lo tomó como una ofensa y quiso volver a golpearla, pero la detuvieron. Ella rompió a llorar cuando se fueron.

Seguía llorando cuando irrumpió en su casa y se derrumbó sobre la entrada, mientras se tiraba de los pelos con rabia. Se frotó furiosa la mejilla donde ella la arañó en esa pelea.

Otras peleas siguieron a la primera, y ella nunca retrocedía. Jamás rogó ni se chivó. Tampoco dejó de verlo, a pesar de sus moratones. Él la miró con mayor amargura aún, y pensó que ese camino la apartaría de él para siempre. Así, reveló a sus amigas su fetiche, y con su ayuda sustrajo objetos más interesantes. Empezaron por su cazadora, que ocultaron en un rincón que ellas conocían. Él se enfadó y protestó, pero jamás admitió haberla robado. Cada cierto tiempo, robaron alguna prenda. Llegaron a asaltar los vestuarios de los chicos, lo que causó un escándalo en el colegio. Decidió ser más prudente.

Tan prudente como aquella mañana al ver la escena de la parejita. Decidió retirarse tras decir tópicos que ni siquiera recordaba, y pasó el resto de las clases deprimida. Entre un océano de decepción y sufrimiento, era una náufraga en su propia mente. Ninguna amiga podía consolarla.

Sus amigas abandonaron la esperanza de seducirlo. Cuando empezaron el instituto, encontraron a sendos sustitutos. Según ellas, eran magníficos. Tenía muy claro que se engañaban. Esto redujo su ritmo cleptómano pero aumentó su inestabilidad. Nunca fue muy amiga de sus compañeros, pero a partir de entonces se volvió taciturna y solía hablar sola, lo que aterrorizaba a estos. Llegó a acudir al psicólogo del instituto, pero compuso una historia plausible acerca de lo ocurrido como un acto de desesperación derivado de malos recuerdos de la muerte de sus padres.

Después de la muerte de sus padres, quedó al cuidado de su hermano, quien apenas tenía tiempo para verla. Nunca sospechó en absoluto lo que ocurría. Así, construyó un altar oculto en su habitación para él, donde atesoraba sus trofeos.

En esa misma habitación entró. Miró el altar, que incluía la cazadora y otras prendas, una constelación de fotografías que lo mostraban a él desde la primaria hasta tres días antes. Había fracasado. Pero no podía dejarlo así. Debía capitular. Quería contarle a los dos que no volvería a molestarlos, que abandonaba ese camino.

Su camino continuó entre soliloquios mentales y observaciones esporádicas. Con el tiempo, dejó los hurtos y se dedicó a capturar instantáneas de él. Las rechazaba en minuciosos controles de calidad si mostraban a otros, y las quemaba como a perversos herejes si ella aparecía. El cambio más notable fue que empezó a hacerle regalos, generosa como la Fortuna.

Se metió en la cocina para su último regalo, donde debía preparar la comida para su ocupado hermano. Decidió que lo mejor era un pastel. Empezó a preparar la mezcla. Se concentró para esmerarse, era necesario que él no rechazara su ofrenda de paz.

Sus anteriores ofrendas jamás habían encontrado ocasión de ser devueltas, de ser destruidas, de ser ignoradas. Le resultaba muy fácil hacerlo sin ser descubierta. Llevaba toda una vida acosándolo.

Esa vida llegó a su fin. Cuando la vieron en el pasillo, se acercaron con cautela. Tendió la caja del pastel sin decir nada. Ambos se miraron sin comprender. Empezó reconociendo que se había equivocado. Presentó sus humildes disculpas, prometió que nunca volvería a ocurrir. Se quedaron asombrados, pero al cabo sonrieron. Ofreció devolverle a él los objetos sustraídos, pero él rió, diciendo que la ropa no le quedaba ya bien y que ya tenía material escolar y fotografías, así que sólo le pidió que donara la primera y que empleara como mejor quisiera lo demás. Le agradeció su comprensión, y le dijo a ella que lamentaba todas las veces que la había acorralado como un animal salvaje. Mostró cierto desagrado por el dolor pasado, pero sólo comentó que esperaba que fuera feliz. Se despidieron como amigos.

Debía despedir su mal. La ropa resultó fácil de donar. Lo difícil era deshacerse de las fotografías. Quemarlas no haría sino acrecentar sus crímenes. No obstante, debía empezar por el principio. Por el lápiz.

Aquel lápiz que fue su primer error. Se lo desató con cólera para preparar la mezcla. Había tratado el lápiz para hacerlo puntiagudo, como demostró el buen corte en la muñeca. La mezcla solía ofrecérsela cuando la ocasión lo permitía: cuando dejaba su bocadillo a la vista, cuando tenía acceso a su bebida. Por supuesto, sólo unas gotas de sus deditos. Lo importante era la mezcla.

La mezcla que los dos estaban ingiriendo, la mezcla definitiva que comenzó tragando el lápiz y siguió con fotografías, gomas, aquel mechón de pelo y varios objetos cortantes. No habría lugar para la disputa, todos mezclados.

Cuando se encontró el pandemonio que se había mezclado en su estómago, la policía registró el suceso como un lamentable caso de pica. Sólo eso explicaba, en su investigación, por qué el cadáver mostraba signos de que la chica se había chupado el corte de la muñeca cabizbaja.

viernes, abril 22

Entradas facilonas durante las vacaciones (III).

Ya el lunes vuelvo a la programación habitual, pero finalizo con la crítica del amigo Draug a un clásico del humor involuntario:

La (falsa) historia negra de Dragon Ball Z.

Son ya cinco años desde que hizo la primera crítica, ¡pero sigue siendo divertida!

miércoles, abril 20

Entradas facilonas durante las vacaciones (II).

Para hoy, vamos a aprovechar un clásico.

Las historias de ab3.

Yo conocí estas historias hace más de cinco años (¡Ya es tiempo!) en los foros de la página web de videojuegos Meristation. Estos son unos relatos basados en las experiencias roleras de Al Bruno III, escritor estadounidense que ha llegado a publicar historias de ambietación para algunos juegos. La traducción corrió a cargo de Reverendo, usuario de Meristation que llegó a reunir todas las historias y subirlas a una magnífica página que se perdió. Ni siquiera ese enlace las recoge todas, y es una lástima porque le falta la última.

Lo bueno de estas historias es que, sin dejar de ser muy cafres, son lo suficientemente divertidas como para que el colectivo rolero las acoja con mayor entusiasmo que algunas representaciones de la ficción española.

lunes, abril 18

Entradas facilonas durante las vacaciones (I).

Mientras preparo entradas más interesantes, os dejo con el mensaje de Alan Moore a las civilizaciones extraterrestres.

jueves, abril 14

El pueblo contra la plebe.

Vuelve a ocurrir. Un personaje célebre vuelve a ser juzgado de dos modos simultáneamente: judicial y popularmente. Bueno, quien dice popularmente, quiere decir mediáticamente, pues este personaje ha alcanzado la fama merced a ser la esposa de un torero y ser el blanco del odio de la antigua amante de este. Sus méritos, si tiene, son irrelevantes para alcanzar el televisazgo.

Independientemente de si esta mujer es culpable, el comportamiento de aquellos que emplean su tiempo libre en acudir a los juzgados para abuchearla me recuerda lo que mi padre cuenta de tanto en tanto: Que cuando la masa quería linchar a Dolores Vázquez, una señora le gritó “¡Asesina!” para a continuación darse la vuelta y echarse a reír.

Vista la situación, pues, quizás sea una oportunidad para que los desempleados montemos puestos públicos para vender tomates y otras hortalizas no comestibles. Desde luego, no podemos excusarnos con que no hay público.

martes, abril 12

Shogakukan y Bruguera, ¡son la repera!

Oigo por ADLO! Novelti Librari esta increíble noticia, proveniente de Ramen para dos.

Reproduzco:

Shogakukan prohíbe las siguientes acciones en Internet y en intranets:

Publicar fotos, completas o parciales, de las páginas de enlace o nuestras publicaciones.

La publicación de contenido o tablas de contenido de nuestras publicaciones.

Publicar resúmenes de la trama o historias derivadas y similares basadas en nuestras publicaciones.

Publicar imágenes y fotografías, completas o parciales, de nuestros personajes.

Publicar imágenes propias (ilustraciones o parodias) de nuestros personajes.

Modificación de los personajes (incluyendo sus propias imágenes), en software libre, iconos fondos de escritorio.

La publicación de los contenidos de la pagina web de Shogakugan (datos, imágenes o la fuente) para su reproducción completa o parcial.

Realizar cualquiera de las acciones anteriores infringe los derechos de autor con independencia de si es con animo de lucro o sin el. Los que no respetan estas directrices están sujetos a ación legal, por favor, ténganlo en cuenta."


Estoy recordando esa escena de la película de Santiago Segura acerca de Vázquez, el gran pintamonas, en la cual el insigne deudor debe firmar un contrato según el cual se estipula que acepta entregarle la propiedad intelectual de sus personajes a Bruguera, a lo que el Vázquez virtual replica algo parecido a:

¡Por la eternidad, en el universo conocido y por conocer, el dibujante entregará su alma!

Pues tres cuartos de lo mismo. Me fascina el tono en que está redactado: Shogakukan prohíbe. ¿Y las leyes niponas qué dicen al respecto? ¿En Japón no hay derecho de cita o a la parodia? ¿Tampoco se puede reseñar ni criticar, aunque sea "Me ha gustado mucho"? ¿Shogakukan es el cacique? Las palabras de Eme A son clarísimas:

Por si no ha quedado claro: Shogakukan no puede prohibir nada, porque no somos ciudadanos del Estado de Shogakukanlandia. Los derechos de autor (y de explotación, porque lo que tiene Shogakukan NO son derechos de autor) están recogidos en las leyes de cada país, y Shogakukan no puede ampliarlos a voluntad para anular el derecho de cita, el fair use o el animus iocandi.

Pues sí. De todos modos, yo siento un sabroso Schaudenfrade al imaginar las caras de muchos otakus después de leer el comunicado. De estos, como decíamos los habituales del Manga a Gritos, que se creían que Japón era el mejor país del mundo y poco menos que Animelandia, y que querían ir a vivir a Japón y hacer el manga más guay del mundo. Bien, he aquí la realidad: en Japón, quienes cortan el bacalao son los editores.

lunes, abril 11

¡Timadores!/¡Estafadores!*

Me encuentro con esta oferta en la red.

Estoy buscando empleo. No es mi ideal de trabajar en un laboratorio, pero decido probar.

Después me encuentro con un e-mail en mi correo que reza lo siguiente:

Primera Etapa:

En ésta etapa necesitamos de su confirmación a participar en el proceso de reclutamiento para la primer fase de contratación de personal. Para su participación efectiva dentro de éste proceso y para saber que participará activamente del mismo, no negandole la posibilidad a otras personas de participar, nuestra empresa ha seleccionado para esta primera etapa a 100 personas, de las cuales usted es una de las seleccionadas para participar en éste proceso de reclutamiento en donde se contrataran a 80 personas.

Se requiere de una única participación para éste proceso de su parte, por lo cual la empresa requiere de la confirmación de su participación y se le pedirá de un monto de $1.00USD para participar en dicha selección. Este monto tan insignificativo es para poder enviarle toda la información, folletos, formularios, pruebas, entre otras herramientas que se le estaran suministrando para su participación. Este monto al ser un monto tan pequeño se ha habilitado una de las cuentas PayPal de la empresa para que lo puedan realizar. Ustedes pueden hacerlo desde su cuenta PayPal si tienen una o abrir una cuenta en Paypal para poder realizar el giro y poder participar en el proceso de la selección de 80 personas entre las 100 seleccionadas.

Nota: Este es el único monto que será solicitado por la empresa para su participación activa, no se pedira por ningun otro medio ningun monto adicional. Una vez concluida las pruebas se le notificara a su persona que ha sido contratado. Recuerde que usted pertenece a un grupo de 100 Personas de las cuales 80 personas seran contratadas de forma directa.

Para los que no cuentan con una cuenta PayPal se les informa que también pueden realizar el pago de su participación por medio de tarjetas de credito o debito. OJO… la empresa no pedira ninguna transferencia bancaria ni mucho menos giros a travez de Western Union u otro medio de envío de dinero.


¡Ya, claro! Es una cantidad pequeña. Tanto como los granos de arroz con que empezaba el pago al inventor del ajedrez. Todos conocemos cómo acabó la historia.

* Ante la sugerencia de Lansky, doy ambas opciones y que cada cual escoja la que más le guste.

viernes, abril 8

Mitsudomoe. Ejemplo de la disparidad y la evolución de los tabúes.

¡Aviso antes de empezar la lectura! Esta entrada no es segura para el trabajo.



Esta es una serie graciosilla que trata de las desventuras de unas trillizas, basado en el tebeo homónimo de Norio Sakurai.

Los personajes son: Mitsuba, semejante a Cartman en que es una gorda hija de puta que disfruta haciendo daño, aunque en el fondo es buena chica.

En serio, lo es.

Futaba, idiota perdida con una obsesión perenne por las tetas y fuerte como Son Gokû.

Eso sí, su única neurona es altamente funcional.

Y Hitoha, que se parece a Sadako de The Ring y quiere mucho al hámster de la clase. Demasiado. Llega a sentir celos por él.

En serio, no le quitéis el hámster.

Aunque son trillizas, no se parecen en nada. Su relación es un tira y afloja.

Literalmente.

Por otro lado, muestran poco respeto por su profesor.

La vida de profesor es muy perra.

¿Cómo es la serie? Pues es una pregunta curiosa. Por un lado, tiene su gracia y no está mal. Por otro lado, tiene un lado ligeramente… pederasta. En términos técnicos, lolicon.

Muy bien explicado (de la simpar Frikipedia).

Hablaré de eso más adelante. Decía que la idea en sí no es mala, aunque ya está vista: un colegio donde ocurren burradas sin fin, unos alumnos desquiciados, sus padres y profesores que son, francamente, entre medio y totalmente gilipollas. pongamos de ejemplo a algunos secundarios: el guapetón de turno acosado por tres crías insistentes:

Han llevado a la literalidad el dicho español “beber los vientos por alguien”.

Un chaval más feo que Picio que envidia al guapo y desea, como buena tarántula nietzcheana, que sufra porque sí, y que sigue el camino de Quagmire.

Un alumno aventajado.

Una fanática del ocultismo que suele acabar metiendo la gamba por su credulidad.

Directamente, se ha confundido.

El tercer trío en discordia.

Y acaba con otro trío de crías: Sugisaki (centro), que compite con Mitsuba en ser aún más repelente; Yoshioka (derecha), que está obsesa por las historias de amoríos; y Miyashita (izquierda), que tiene el defecto de ser más o menos equilibrada. Piensen en Lisa de Los Simpson: la pobre siempre paga por ser la más racional.

El problema, amigos, es que el tebeo se compone de capítulos cortos de siete páginas. Y han querido imitarlo… del todo. Es decir, en un episodio puedes encontrar cuatro o cinco de estos capítulos, uno tras otro. En la segunda temporada, llamada Mitsudomoe Zôryôchû (Mitsudomoe creciendo), es incluso más escandaloso cuando uno ve que se repiten los capítulos relacionados con San Valentín o las Navidades en episodios distintos. Vamos a ver: si tienes dos o tres capítulos con un tema parecido, ¡que vayan todos juntos! Que en el original apareciera, pongamos por ejemplo, uno de esos capítulos de tema idéntico en el tomo cuatro y el otro en el seis porque convenía entonces no es motivo para que tú lo sigas al pie de la letra. Me parece bien que se tomen las características del original y sus tramas, pero eso no te impide recrearlo a tu manera. Como más de una vez se ha dicho, mucha gente vio las películas de El señor de los anillos sin leer los libros y les han gustado, ¡hey!

No es la primera vez que me encuentro con estas prácticas hechas de un modo algo torpe. Ciertas adaptaciones de los ochenta, digamos, Urusei Yatsura, tenían el acierto de subdividir un capítulo en un máximo de tres subcortos. Así, cuando adaptaban los capítulos originales, podían llegar a añadir más detalles, cambiar el final o directamente acortarlo, y a veces quedaba estupendo. Aquí uno tiene la sensación de ver un pastiche un poco especial, porque todos los pasajes provienen de la misma fuente, pero que da esa misma sensación de estar hecha al tuntún.

Respecto al diseño, se han basado en el original, pero han decido añadirle piños infantiles. A algún otaku le ha parecido horrible, pero a mí me recuerda a Mónica y sus amigos. La animación, la corriente en Japón, así que no hay alardes.

Respecto al tratamiento de personajes, quizás habría agradecido un poco de mayor aprovechamiento. Pongamos un ejemplo antes de que salte alguien con el sambenito de que sólo busca entretener: en South Park, el señor Garrison es un personaje que, como dijo mi padre al ver la primera temporada, está como una puta cabra. Esa misma definición sigue valiéndole, pero la cantidad de disparates en las que se ha visto actuar a este personaje es impresionante. Lo mismo es aplicable a gran parte del reparto: Cartman es un gordo hijo de puta tremendo, mucho más que el epígono femenino que tiene aquí, pero lo ha demostrado de muchas maneras. Stan es un buen chico, pero su ingenuidad lo ha llevado a meterse en muchos berenjenales de cuidado sin darse cuenta.

En realidad, el quid está en la situación: el mismo personaje, con dos o tres características bien definidas, pero en diversas situaciones. Aquí las situaciones son dos o tres que se repiten de diversas maneras.

Y aquí ya recupero lo dicho antes. El lolicon. ¡Oh, sí! ¡El lolicon! Es curioso este fenómeno, más que nada porque en Japón está prohibido representar los genitales incluso en obras pornográficas. No está prohibido dibujar niñas en poses sugerentes, pero sí lo está dibujar una polla adulta. Esta censura llevada al extremó derivó en lo que hoy se denomina hentai con tentáculos, cuyo primer exponente diseccionó con acierto el señor Viruete en este artículo, cuya lectura recomiendo.

No es que yo esté criticando que ver lolicon sea exclusivo de inmorales. Me consta que hay seguidores por lo general respetables, aunque otros sean indefendibles. Pero claro, una cosa es que no me escandalice y otra que me guste.

En el caso de Mitsudomoe, casi todo se centra en bromas alrededor de bragas, sostenes, tetas y las lorzas de la mayor de las trillizas, todo lo cual es reducir los personajes a objetos. Vale, alguno pensará que es aplicable a South Park cambiando bragas por cosas que entran o salen por el culo, pero al menos aprovechaban para hacer crítica social, tirando con mala uva. Aquí, las bragas y todo alrededor de ellas son el decorado y el fondo. No es que llegue directamente al infierno del verdadero lolicon, pues Mitsudomoe es una obra inicialmente pensada para el público juvenil, pero tiene cosas en común.

Por ejemplo.

No deja de llamar la atención de muchos occidentales la facilidad, casi regularidad, con que el dibujante nipón dibuja fanservice. Lo interesante es cómo lo interpretan. Hay quien piensa que es una forma de libertad de expresión, y en parte lleva razón. En su día, sí empezó como algo provocativo, pero el morro de los dibujantes ha hecho que se transforme en algo cotidiano. Hace no mucho, se dio la circunstancia de que se intentó hacer una ley para evitar esta práctica. Yo me lo tomé a pitorreo, tanto porque la censura no me gusta como porque el que los otros invocaran a la libertad de expresión me dio risa. Lo que defienden los últimos es poder rellenar páginas con chicha, que siempre cuela.

Yukito Kishiro, por ejemplo, sí puede decir que luchó por la libertad de expresión. Este autor, para quien no lo sepa, es el responsable de Hyper Dimension Gunnm, bella historia sobre una cyborg que buscaba su pasado y su identidad, y que está acabando de un modo bastante GENIAL! en su continuación Gunnm Last Order. Salen monstruos con pollas gigantes, por ejemplo.


Señores, para que vean que no los engaño.

Bien, en la misma Hyper Dimension, en los bocadillos se pudo leer que algunos de los malos de esta serie eran descritos con el término hakkyô, palabra japonesa que viene a significar “enloquecer”,, y el inglés “psycho”, referentes a enfermedades mentales, tabú en aquellas tierras. Los editores quisieron que cambiara ese bocadillo para una reedición, por considerarlo infame. Esto en una serie donde casi todos son cyborgs, mutantes o ponga-usted-algo-raro que se matan. Pues ahora es intolerable que se llame a un personaje de ficción… “loco”. Kishiro aceptó, pero luego se negó a seguir publicando y pasaron ocho meses hasta que han encontrado una solución.

Otro tanto ocurre cuando en Sayonara Zetsubou Sensei deciden hacer una pequeña pulla acerca de los affaires de la política exterior japonesa. Por ejemplo, con Kim Jong-Il, sólo que no lo nombran. Bueno, se atreven a escribir Kim. ¡Y gracias!



¡Viva la encarnación de nuestra deidad local! (De 8:59 hasta 5:46)

No duden que estos dos ejemplos le pueden parecer más polémicos al japonés típico que las nenas en braguitas. Porque lo último ya es algo habitual, que ha formado un propio género con reglas propias, donde participa cualquiera. Y es que este dato es el que nos ha asombrado a muchos. ¡Norio Sakurai es mujer!

Y no está mal, la jodía.

Pues no, no es un autor gordo y feo. No es la imagen que en Japón se hacen del otaku ob(s)eso con Do Re Mi. Es una joven de 25 años que triunfa con dibujos un poco lolicon, ya nada provocativo, pues, por lo que es algo bien asimilado dentro del manganime. Del mismo modo que, hace unos años, todos los famosos de Los Simpson acabaron haciendo que ver a una celebrity, como dice algún cateto, en dibujos animados fuera muy corriente, aunque alguno pretenda que Padre de familia es rompedora y arriesgada.


De hecho, Donald y Lucas ya hacían eso en sus buenos tiempos.

Aún así, habrá quien defienda esto como ejemplo de atrevimiento y lucha contra lo establecido… Ya, e insultar a los nazis.

* Cortos para el estándar japonés de 18 páginas. Escobar y Vázquez contaban incluso más una sola, a costa del decorado.

* Sí, ya sé que el cuadro Sueño de la mujer del pescador de Hokusai es anterior.

miércoles, abril 6

Colección de historias cuyo valor moral no debería ser olvidado presenta:

Sergio, alias “Nápil”, el agradable muchacho

¡Sergio! ¡Qué estupendo zagal! Este joven es el protagonista de nuestra historia de hoy, debido a su simpatía y buen nervio para hacer amistades. Sergio, o “Nápil”, como lo llamaban amigablemente sus compañeros por su singular nariz, dejó profunda huella en sus compañeros a pesar de no pasar con ellos más de un curso escolar. Desde el principio, quedó clara su tendencia a gastar simpáticas bromas, las cuales eran recibidas de buen grado por sus jocosos condiscípulos.

-¡’Illo! ¿Cómo te llamas?-preguntó Sergio, alias “Nápil”, a un joven flaco, bajo, que, tranquilo, miraba por la venta hacia el patio.

-¿Yo?-preguntó el joven-Me llamo Sergio.

Tan pronto oyó el nombre, “Nápil” sacó una navaja, la abrió con el mismo movimiento, y con ella señaló al joven, que se apartó de la ventana estupefacto.

Lentamente, “Nápil” se acercó a él, y a una distancia de medio brazo, blandió el arma blanca hacia él, como quien espanta una mosca o desdeña la opinión de un necio.
Dentro de su impresión, Sergio no dejó de observar que la navaja de “Nápil” era más corta que su nariz.

-Te perdonaré porque tenemos el mismo nombre-dijo, mientras asentía y bajaba la navaja, pero la volvió a subir-¡Porque, con otro nombre, te habría rajado!

Teniendo una experiencia de la vida más madura que la de sus compañeros, Sergio los familiarizaba con ciertos usos del mundo adulto. Si bien alguien puede escandalizarse, ¿no es acaso el paso a la adultez una transgresión por parte del infante? Además, Sergio jamás se aprovechó para enriquecerse a costa de sus pueriles coetáneos.

-¡’Illo! ¡Sergio, ‘illo! ¿Estás interesado en unos condones?-preguntó “Nápil” al joven Sergio, quien se sobresaltó.

-¿Cómo?-preguntó Sergio.

-¡Unos condones! ¿Qué me dices, ‘illo?

Llegó otro joven flaco, tremendamente narizón, pero insignificante comparado con “Nápil”.

-¿En serio? ¿Por cuánto?-preguntó el mismo, interesado.

-¡Por cinco duros!-dijo “Nápil”, sonriente.

-¡Hala, qué baratos! ¡Dame uno!-ofreció el flaco, ofreciendo una de aquellas monedas agujereadas. “Nápil” sacó una bolsita, e hicieron el intercambio. El chico miró dentro de la bolsa, y enrojeció.

-¿Pero qué guarrada es esta?

-¿Qué te ocurre, “Agu”?-preguntó Sergio, pues el joven se llamaba Augusto.

-¡Este condón está usado! ¡Puedo ver que está dado de sí!

-¡’Illo, muy exigente eres tú! ¡Al menos lo he limpiado! ¡A ver si los farmacéuticos hacen lo mismo!

Persona de natural sociable, Sergio sentía la necesidad de verse rodeado por sus semejantes. No, sin embargo; como muchos jóvenes, tristemente, hacen; a costa de su personalidad. Además, no era en absoluto posesivo con ellos, y sólo por el bien de los mismos, presentó su grupo de amigos a sus compañeros.

Sergio y Agu estaban jugando al póker en un pupitre viejo y desvencijado, que cojeaba cada vez que uno de los jugadores ponía una carta sobre la mesa. De pronto, la puerta del aula se abrió de una patada.

Las cartas se cayeron al suelo, y Agu y Sergio miraron aterrados. El perfil del narigudo “Nápil” estaba recortado contra la luz. Se tranquilizaron.

-¿Qué quieres, “Nápil”?-preguntó Sergio.

-¡Vengo con unos colegas, para presentároslos!-se apartó, y entraron dos sujetos. Uno era alto y desgarbado, el otro era bajo y fornido. Ambos sonrieron torvamente.

Sergio y Agu se miraron, acongojados. Los dos gorilas se acercaron lentamente a ellos.

Uno de ellos levantó una mano, que Sergio rechazó con un golpe. Entonces chilló retrocediendo, y el segundo miró indeciso entre el que huía y los dos muchachos, antes de ser arrojado de un empujón.

Los dos salieron corriendo, apartando a “Nápil”, quien miró al dúo vencedor con cierto miedo, y dijo:

-Os aseguro que, antes en el callejón, me contaron que eran primos vuestros…

Por supuesto, esto conllevó la inevitable consecuencia de que Sergio era buscado por otros muchachos. ¡Todo esto, por supuesto, en situaciones de clara camaradería! Sergio se mostraba abierto a estos nuevos amigos.

-¡Tú, el de la nariz con forma de arpón!-oyó “Nápil” en los servicios.

Sorprendido, “Nápil” se estiró mientras miraba a la derecha y a la vez se metía más en el urinario.

-¿Qué pasa, ‘illo?-le dijo a un joven rubio, alto, flaco, con unos labios salientes semejantes a los de un sapo, por lo que era llamado “Saporro”. Su nombre verdadero era Manolo.

-Tengo entendido que has amenazado con tu mafia-que era el término sevillano de entonces para hablar de una banda juvenil- a Agu y "Cuqui"-que era el apodo del otro chico llamado Sergio.

-¡No, ‘illo! ¡Eran sus primos!-Manolo lo miró mordiéndose los labios inferiores-Bueno, me dijeron que eran sus primos. ¡A mí no me puedes culpar!

-¡Pero qué morro tiene el colega!-expresó desde la entrada hacia el pasillo un alumno de nariz chata, de estatura media y tez muy oscura, motivo por el cual lo llamaban…

-¡Ya está el negro del Adrián tocando los huevos! ¡Vete a tomar por el culo, ‘illo!

Pues eso, el Negro.

-Escucha, nos tienes mosqueados desde que el primer día dijiste esa tontería de rajar a un pobre chaval, ¿sabes? Como no dejes de hacer tonterías, te pateamos el culo, ¿comprendes?-exigió Manolo.

-¡’Illo, no me des la brasa!

-¡No aprende! ¡Cogedlo!-dijo una voz desde atrás. Era un chico bajito, llamado Francisco.

-¡Mierda, el cabrón del “Cucu”! Me cago en todo!-maldijo el “Nápil”, mientras le arrebataban los pantalones para tirarlos por la ventana.

Así, Sergio tuvo una magnífica relación con sus condiscípulos mientras duró aquel curso escolar. Pues nuestro amigo se vio obligado a abandonar a sus amigos al final del mismo. Huelga decir que Sergio luchó por seguir junto a ellos.

“Nápil” volvió a su casa, donde suspiró agotado por otra jornada de acoso escolar. No le habían vuelto a quitar los pantalones, pero el idiota del “Cucu” había adquirido la costumbre de dibujar una caricatura suya en la pizarra. En esta, su nariz era tan hiperbólica que llegaba a contener una “Nápil-Sevilla”, sus propios “Nápil-habitantes”, “Nápil-países” y hasta “Nápil-Cucus”. Después de la caricatura, lo ignoraban sin más, y eso le dolía más aún.

Creyó que sería impresionante el número de la navaja del primer día, pero la fastidió completamente. Como cuando trajo a aquellos dos para darles un pequeño susto, y resultaron ser unos cobardes.

Debía cambiarse de colegio. Pero, ¿cómo convencer a sus padres?

De pronto, su madre entró dando un portazo.

-¡Sergio! ¡Tu padre y yo hemos hablado de tus notas! ¡El año que viene cambias de colegio!

Emocionado, Sergio se lanzó a los brazos de su extrañada madre, golpeándola con su nariz en el ombligo, lo que le dolió a la pobre mujer.

La partida fue desoladora para sus compañeros. Estos no querían perder a quien consideraban su punto de apoyo como grupo, aquel que definió su identidad como curso escolar, aquel, en suma, que los reunió bajo un mismo ideal. Siendo así, le rogaron a Sergio que se quedara con ellos.

-¡A ver, señores!-gritó Manolo, imponente-Aquí hay que hablar de evitar que el “Nápil” se vaya, ¿no es cierto?

-¡Sí!-respondieron los demás.

-Luego, ¿qué se hace cuando uno quiere que otro se quede? ¡Tratarlo bien!-gritó, y dio un puñetazo en la mesa.

-¿Y vamos a hacer eso de veras?-preguntó Adri el Negro-¿Tratar bien al “Nápil”?

Todos se miraron sin decir nada. Manolo dio un nuevo golpe sobre la mesa.

-¡Señores, digamos adiós al “Nápil”!-dijo, y todos estuvieron de acuerdo.

Como bien escribió Cervantes, “como las cosas humanas no sean eternas”, tampoco lo fue la permanencia de Sergio. Nostálgicos, sus compañeros, en un acto de amor, contaron la bella historia de Sergio a quienes tuvieran interés por escucharla.

“Cucu” dibujó otro de los caricaturescos perfiles de “Nápil” en la pizarra, y empezó a llenarlo de “Nápil-cosas”. Justo entonces, pasó por su lado Carlos, quien mucho tiempo después tendría la curiosa idea de hacerse llamar Ozanúnest por la red y crear un blog. No obstante, por aquel entonces no sabía siquiera qué era el Word ni que haría sus trabajos universitarios con ese programa, y estaba más interesado en el extraño dibujo.

-¿Qué se supone que es?-preguntó a “Cucu”-¿Es un personaje que has creado?-el pubescente Carlos ya sentía admiración por aquellos capaces de crear e imaginar.

-¡Es el “Nápil”!

-¿Y quién es ese?-y le fue contada la historia, no sólo entonces, sino muchas más veces. Como no era idiota, dedujo que la historia era un camelo destinado a engañar a pardillos, o quizás una exagerada tergiversación de los hechos ocurridos a uno o varios zopencos. Aún así, le pareció que, aunque falsa, la historia era divertida; o como leería mucho después Si non è vero, è ben trovato. Así, determinó que algún día contaría la historia.

El valor moral de esta historia es bien simple: Las chorradas anteriores a la popularización de internet no caen en el olvido. Simplemente son recopiladas y presentadas en una entrada. Por tanto, arrimen la oreja a los chismes, y quizás algún día puedan atribuirse los méritos de otros.

lunes, abril 4

Ediciones B y el fan.

Diversas distracciones me llevaron a no poder actualizar el viernes. La principal, estar ocupado con un trabajo, y que surgió un tema nuevo, pero no tuve tiempo de acabar esta entrada. A ver si esta semana publico cuatro entradas.

Concretamente, es el siguiente caso:

-Tenemos un tebeo conocidísimo en este país llamado España.



-Tenemos una editorial que tiene la exclusiva venta del mismo.



-Tenemos a un irredento seguidor que lleva años no sólo leyendo las historietas del tebeo, sino publicando por la red guías y diccionarios del mismo.

-Tenemos que la editorial y el seguidor no se habían puesto en contacto.

-Tenemos que la editorial ha decidido publicar una obra que parece similar a la labor hecha durante años por el seguidor.

-Tenemos que la editorial conoce la labor del seguidor, pero decide demandarlo por apropiación indebida de imágenes.

-Tenemos que la editorial tiene preparada una una obra parecida en tema a todo el trabajo del seguidor.

-Tenemos que la editorial estuvo ya metida en líos por un tema similar, sólo que en lugar de un tebeo conocidísimo en España, tenemos una saga de libros infantiles celebérrima en el globo. Ahora reconocen no estar autorizados.

-Tenemos que la editorial está bajo las riendas de un nuevo responsable desde hace poco, y que no tiene que estar relacionado con el punto anterior.

No sé qué conclusión sacar. ¿Son genuinamente torpes o unos cínicos de mucho cuidado?

No dejan de darme tema últimamente, ¡de veras!