miércoles, marzo 30

Entrada espontánea.

Algunos medios de comunicación te regalan la entrada. En este caso, los del 20 minutos, con este simpar artículo. Y eso que iba a elegir o una entrada completa u otra en el horno (¡Ja-ja!) para hoy, pero tras ver un texto tan vago, no puedo evitar criticarlo, tontería por tontería.

¿Comer solo comida cruda? ¿Se han vuelto locos? Quizá no.
Empezamos mal, y peor si nos vamos a los comentarios, donde muchos apologetas del veganismo también hablan de la aceptación social y otros discursos que parecen sacados de los sectores más acientíficos de las humanidades. Yo creo que hemos llegado a un estado de civilización en el cual debemos saber a la perfección que estar loco no equivale a realizar declaraciones opuestas a la creencia mayoritaria. En todo caso, es ser heterodoxo. Porque la primera alternativa es propia de una sociedad orwelliana, que determina la verdad mediante votación popular.

Los que se han pasado a este tipo de dieta (entre ellos Natalie Portman, Demi Moore, Uma Thurman o Alicia Silverstone) se deshacen en elogios.
Seguimos peor. Nos chocamos con un argumentum ad verecundiam como la copa de un pino, esta vez bajo la forma ad Hollywoodem. Normal, por otro lado: son los ídolos de estos tiempos.

Algunos, como Woody Harrelson, han quedado tan cautivados por ella que lo han plasmado en un libro. Sus tesis son sencillas: cocinar los alimentos es antinatural.
He aquí un ejemplo de cómo ser un actor y ganar muchas perras no significa una mayor inteligencia. Uso de la falacia naturalista. Nadie se ha parado a pensar que ganarse la vida como actor es también "antinatural". Puestos así, que se dedique a cazar bisontes. Como dicen conocidos, esta peña ignora que también somos naturaleza.

[Cocinar] Altera sus propiedades nutricionales [de los alimentos]. Destruye las enzimas que nos protegen contra las enfermedades. Reduce drásticamente la cantidad de minerales, vitaminas y ácidos grasos de los alimentos. Y por tanto, sus beneficios para la salud. Así que cuanto menos se procese un alimento, mejor. Y lo mejor es nada.
Y yo que pensaba que quienes nos protegían de las enfermedades era nuestro sistema inmunitario. Y que las enzimas eran los catalizadores fisiológicos, y que las que haya en la comida son hidrolizadas por la digestión, como el resto de biomoléculas. En la página escéptica Quackwatch hablaron de esta supuesta deficiencia enzimática.

Juliano Brotman, el chef de Los Ángeles culpable de su popularización entre las estrellas de cine, va más allá y apunta que una dieta cruda acabaría con las enfermedades
Claro, incluyendo el cáncer, o las enfermedades autoinmunes. O mejor aún, el SIDA.

Hay quien cree, incluso, que existe un interés por parte de la industria farmacéutica para que los beneficios de la cocina crudivegana no lleguen a popularizarse masivamente, pues reduciría sustancialmente la venta de medicamentos orientados a paliar los males derivados de la dieta tradicional.
¡Llegaron las Malvadas Farmacéuticas ®! Y digo yo, ¿no será la propia reticencia de los seres humanos a variar de golpe y porrazo algo tan cotidiano como la cena?

Más allá de teorías conspirativas, la alimentación crudivegana está lejos de ser una tendencia reciente: Pitágoras ya la practicaba en la antigua Grecia, y Gandhi alababa sus propiedades.
La afirmación es cierta, pero tampoco olvidemos que Pitágoras pensaba que las alubias tenían alma.

Y sin embargo, no hace falta serlo para disfrutar de una de sus sorprendentes y sabrosas recetas. Solo hace falta dejar los prejuicios para después del postre.
Volvemos a la construcción social. Esta frase es tautológica porque es siempre verdad, y se puede aplicar al consumo de tarántulas, extendido en Sudamérica, África e Indochina.

Los veganos van un paso más allá y rechazan cualquier alimento que provenga de los animales, como la leche o los huevos. En la vertiente más extrema, los frugívoros abogan por consumir únicamente fruta y frutos secos. Algunos, incluso, solo las que se han caído de la planta de forma natural

¿Y por qué no comer un animal que haya muerto, por ejemplo, en un accidente? ¿Qué es natural? ¿Que el fruto caiga por gravedad, o también cuenta el impacto de un meteorito? ¿Sigue siendo natural si el fruto cae por la acción de un animal? Vuelvo a lo que comentaba antes, que muchos consideran a la naturaleza una especie de divinidad cuyos caminos son inescrutables. Bueno, cada cual es libre, pero no deja de parecerme curioso.

Si sólo me hubiera encontrado este artículo, muy posiblemente habría subido las entradas que tengo preparadas. Pero si encima te encuentras estos anuncios, no puedes dejar de criticarlos:





Yo sufriría un acceso de Schaudenfrade si en el libro se leyera Me hice rica vendiendo libros para pardillos como tú, ¡coño ya!.

En ninguno de los dos casos hay estudios o tablas cuyos datos se representen gráficamente. Todo se reduce a opiniones.

lunes, marzo 28

Elogio al valor.

Una de las cosas que más echo de menos de mi habitación era que podía estar a salvo de según qué tipo de programas de la televisión. Ahora, en este piso provisional, tengo el ordenador en la sala principal. Y el otro día, en la serie Hospital central, oigo uno de los argumentos más delirantes de mi vida. Resulta que, por varias explosiones, llegan al hospital un montón de heridos. Entre ellos, un militar cuyo padre, también militar, está disgustado porque su hijo se dejó llevar por el pánico, a lo que uno de los protagonistas le replica:

¿Sabe? Mi hijo está naciendo ahora mismo en una sala de este hospital, y cuando crezca le diré que no tiene que ser valiente. (aproximadamente)

Pues eso dice el médico, ¡y tan pancho! Recuerdo que decía Pérez-Reverte que no le perdonaba a la izquierda que hubiera dejado que la derecha se apropiara de la palabra España. Bien, yo no perdonaré que los movimientos extremistas se apropien de la palabra "valor".

El valor no es sólo, como algún pacifista inocentón supondrá, ir a matar a cuantos se pueda en una guerra. También es saber cómo actuar durante una crisis, ser capaz de hacer algo arriesgado por salvar al prójimo, o incluso mantener tus convicciones a pesar de que podrías ceder a la presión de la mayoría.

Quizás hay quien piense que estoy descontextualizando a lo bruto un simple diálogo de una serie popular, pero no es así para quien sepa de la simpleza dicotómica que se hacen en estas series. Este tipo de ficción demuestra que gran parte de la población creee vivir siempre bajo amparo, sin tener valor... ¿Seguro? ¿Y si ocurre algún desastre? ¿Y si nadie puede ayudarnos? Piénsese en Japón. Ha habido muchos muertos, pero más debido al tsunami que al temblor. No sólo la buena calidad de los edificios ayudó, sino también la disciplina japonesa, que inculca que el deber de cómo superar un terremoto empieza en el propio individuo.

Todo esto resulta aún peor cuando uno piensa en la esquizofrenia cultural que ciertos habitantes del primer mundo sufren. Me refiero a esta gente que confunde la propia existencia de los ejércitos con la dictadura militar. Como denunciaba el dúo Trey Parker y Matt Stone en su película de marionetas Team America: La policía del mundo, no se dan cuenta de que, si bien es necesaria la crítica al ejército, este puede seguir siendo necesario para poder disfrutar de la libertad. Por muy duro que nos parezca.

(Hay destripe de la película)



Una analogía es el hecho de que mucha gente siente náuseas si contempla una operación, pero alguien tiene que practicarla cuando es necesario. Para hacerlo, debe ejecutar con frialdad este proceso. Si sintiera el dolor como suyo, no sería un buen cirujano. Sin embargo, los apóstoles del buenismo te presentan la simple empatía sin límites como el epítome de la bondad. Así, se confunde la cordialidad con el resto del mundo con ceder a todos sus caprichos.

Esta confusión se resume en la frase Más vale ser un cobarde un minuto que muerto todo el resto de tu vida. Frase estúpida en mi opinión, pues confunde el prudente con el cobarde. El primero sí puede tomar en consideración las dos opciones presentadas, pero al segundo lo domina de tal modo el miedo que es incapaz de encontrar algún modo de superar la situación. Ahora quieren igualar el valor con la temeridad.

Por supuesto, no os confundáis. Esto no es una beatificación de los ejércitos. Estoy totalmente de acuerdo con la crítica al mismo, del mismo modo con que lo estoy cuando se critica la corrupción. De hecho, yo diría que los más preocupados por la violencia de nuestra sociedad son los más responsables de esta posible beatificación.

El ejemplo que me viene a la cabeza es la protesta de una asociación de psicólogos americanos, quienes consideraban que los superhéroes eran un mal ejemplo para los niños por su violencia y su machismo. Más concretamente, denunciaban que algunos de ellos, como Hulk y Iron Man, tenían defectos. El primero es violento (¡Oooooooh!) y al segundo le gustan mucho las mujeres (¡Y a mí, coño!). No sé, es curioso, porque Hércules también tenía estos defectos (y era glotón, y hasta a algún efebillo llegó a conocer...). Sin embargo, exponían las cualidades de Superman y Spiderman, a los que consideraron más formales. En realidad, ellos dos también han sido violentos alguna vez, pero ese es otro asunto.

A mí lo que me preocupa es, ¿es peor que el poder sea fácilmente contaminado de la violencia, o que nos lo muestren? ¿Aún seguimos matando al mensajero? Un héroe con imperfecciones es humano (incluso en un cotexto fantástico), y como tal demuestra que su cualidad reside no sólo en sus admirables habilidades, sino en esforzarse o reconocer, llegado el momento, que se había equivocado.

Por supuesto, esta actitud es infrecuente. Siempre es más tentador caricaturizar a quien no gusta que enfrentarse a sus razones.

miércoles, marzo 23

Test psicotécnico.

Ante lo que escribe cierto conocido, y algunas historias que he oído sobre los tests psicotécnicos, he decidido configurar el mío.

1. Ve usted un tebeo dibujado por Rob! Su reacción es:
a) adorADLO!
b) recomendADLO!
c) comprADLO!
d) lo que el jefe crea mejor.

2. Abre usted la puerta de tu casa para ir al trabajo, y encuentra en el rellano un avestruz que grazna cuando lo ve. Su reacción es:
a) volver corriendo al piso y no salir jamás.
b) ir corriendo al trabajo para contar que se ha encontrado con un avestruz.
c) montarlo para ir al trabajo, ¡es rápido y ágil!
d) lo que el jefe crea mejor.

3. Comprende usted, repentinamente, que su mejor amigo es un gul disfrazado de humano. Su reacción es:
a) cortar la relación.
b) continuar viéndose con él, valora usted mucho su amistad.
c) cazarlo y venderlo al zoológico, ¡gana usted mucho dinero!
d) lo que el jefe crea mejor.

4. Debido a un absurdo error en la colocación de las etiquetas, entra usted en el lavabo correspondiente al sexo contrario. Estando allí, entran dos compañeros de trabajo del sexo contrario sin que sea usted visto. Empiezan una animada charla. Su reacción es:
a) callar y esperar pacientemente a que salgan, para así escabullirse.
b) no puede resistirse, e interviene usted también.
c) aparece de pronto, y los censura por equivocarse de baño. Ante sus réplicas, les muestra la etiqueta de la puerta, y logra expulsarlos. Usted se siente bien por esta demostración de autoridad.
d) lo que el jefe crea mejor.

5. Enciende usted el televisor, y ve una entrevista al vecino de un pequeño pueblo, que asegura que una conciudadana es una bruja. Su reacción es:
a) no decir nada. Todas las creencias deben ser respetadas, sin que importe cuán ridículas puedan ser.
b) comentárselo a sus amistades, y debatir si es una bruja piruja o una bruja shakesperiana (se desvanece en el aire).
c) Apaga usted el televisor, coge una jabalina, sube hasta azotea o en su defecto a cualquier parte muy alta, y lanza la jabalina. A los tres días, lee usted en la prensa que acertó en el corazón del presentador del programa.
d) lo que el jefe crea mejor.

Conclusiones

Mayoría de respuestas a): Usted es paciente, pero demasiado pasivo para ciertas ocasiones en las cuales se precisa dureza.
Mayoría de respuestas b): Usted es sociable, pero demasiado charlatán para ciertas ocasiones en las cuales se precisa discreción.
Mayoría de respuestas c): Usted es bravo, pero demasiado agresivo para ciertas ocasiones en las cuales se precisa comprensión.
Mayoría de respuestas d): ¡Es usted el candidato ideal!

jueves, marzo 17

Papá censor no cuida tan bien de nosotros.

¡No paramos, señores, no paramos! Ayer hablaba de inexistente pornografía infantil, pero hoy sí hay infantes.

Una tele llena de rombos.

Léase con calma. Veamos, estoy de acuerdo con la crítica en sí. Sobre las soluciones:

Regulación de contenidos
Se comenta que es censura, pero es peor: es inservible. Veamos, pongamos un multazo a quien hable en horario infantil de la tal Carmen y su perrino, que diría mi abuela. ¿Y? ¿Acaso esto hará que el público deje de seguir interesado en este tema u otros similares? ¿Sería para el canal que "investiga" este suceso un freno a su cuestionable actividad? Pienso que lo peor es que es poco convincente: se debería criticar más el hecho en sí que quién pueda ser el espectador. Además, ya hay chicos que ven la televisión hasta muy tarde. No me extrañaría que la medida sólo incrementara su número.

Efecto psicológico en los niños
Aquí me gustaría decir que el efecto psicológico no se limita a ellos. Tanto porque la neuroplasticidad se está comprobando como porque ver Sálvame durante horas no puede ser bueno. No niego que el daño sea mayor en los chavales, pero es como si avisaran de que los menores beban lejía cuando saben que los adultos también la beben.

De todos modos, me gustaría preguntarle algo al psicoanalista: ¿Qué considera usted un comentario con adultez? ¿Por qué la adultez es nociva? ¿Usted pasó de niño a joven sin período de transición, con pendiente infinita? Hablando de esta noticia con el amigo McManus, se le ocurrió decir lo siguiente, con lo que coincido plenamente:

Hablar a un niño del método científico es un mensaje que transmite adultez.

Del mismo modo que muchos cuentos tradicionales, tremendamente crueles (¡Y a veces guarretes!), contenían lecciones valiosas. Sí, los contenidos brutales y obscenos, pero no porque la brutalidad y la obscenidad sean valiosas en sí, sino porque existen y es mejor advertir de su existencia que negarlas sistemáticamente.

De hecho, es curioso, pero, según esta definición, yo mismo sufrí tensiones negativas cuando era pequeño, debido a las historias que nos contaban en clase. Desde cuentos que demuestran que el ser humano puede sobrellevar mejor sus penas si las del prójimo son mayores a aquellas que hacen lo propio con la maldad humana. Que mi colegio fuera religioso también tuvo que ver: la necesidad de inculcar la caridad lleva a hablar de la pobreza. También la televisión tuvo que ver: en aquella época, los telediarios, que aún no emitían publicidad, solían mostrar con frecuencia imágenes de la extrema pobreza del tercer mundo, y yo ya tenía uso de razón cuando estalló la guerra de Yugoslavia.

En contraste, llego a leer comentarios chocantes en la prensa actual. Hace ya unos años, una extraña carta publicada en un periódico me consternó. Era de un treceañero que, no me explico aún cómo, no sabía nada de cómo era realmente el mundo. Comentaba que él pensaba que todos los niñoss del mundo vivían como él, en un hogar seguro y leyendo a Harry Potter hasta el año anterior a la publicación de la misiva. No diré que yo comprendía el mal funcionamiento del mundo cuando fui al laico instituto, pero al menos sabía que el mundo no era bueno para todos.

Al menos, este señor admite que es como ponerle puertas al campo. Pero ya lo era antes de que todos tuvieran un ordenador, ¡ojo! Que los chicos no son sordos, y escuchan a sus mayores, incluso cuando los últimos creen no ser oídos. Ya no es tan acertado cuando dice no los miramos porque no estamos de acuerdo con ellos [esos programas]. Eso será cierto en su caso, en el de la mayor parte de mis conocidos y en el mío, pero fuera de este grupo...

Además, aún tengo otro comentario: lo insustancial puede ser incluso más nocivo que lo obsceno o lo brutal. Gran parte de las noticias relativas al mundo del cotilleo son, vistas con frialdad, nimiedades. Simplemente se habla de ellas porque el protagonista es famoso. Sin ir más lejos, en uno de estos programas hubo una discusión acerca de la venta de un pozo, que abastecía de agua a una finca, sin que los propietarios de la última lo hubieran sabido. Añada que todos los participantes son familiares y todas las propiedades fueron conseguidas en heredad de la misma persona, y como mucho tendremos una anécdota acerca de la avaricia. Pero no merece un debate. Si es legal, nada hay que decir. Me parecerá mal éticamente, pero no pasa de eso. Me importa tan poco como que Pepito Piscinas, fontanero, venda la casa de su abuela, heredada de su abuela, costurera, sin que lo supiera Jacinta Piscinas, su hermana. La acumulación de estas anécdotas podría llevar, ahora sí, a una discusión sobre la pérdida de los valores familiares.

Para mí, si el público no cambia sus gustos, nada se alterará. El público tiene que asumir su parte de la responsabilidad, de lo contrario actúa, ahora sí, como un puñado de críos.

miércoles, marzo 16

Papá censor cuida por nosotros.

Bueno, volvamos a las entradas habituales de este santo blog. Entérome por la prensa de que Àngel Sala, director del festival Sitges, ha sido imputado por proyectar pornografía infantil. ¡Caramba, caramba! ¿Qué significa esto? ¿Acaso en Sitges han decidido dejar de lado el terror para enfrentarse a las leyes?

¡Pues no! Buscando información, encuentro que la película en la cual, según la acusación, se proyectó tan horrendo divertimento... ¡no contiene escenas semejantes! Al menos, en lo concerniente a manores. Luego entonces, ¿de qué se acusa a este hombre? Por lo visto, de haber permitido la proyección de una película con escenas desagradables: en una se “”insinúa”” un incesto y en otra se rueda con un muñeco. Pero claro, que no dañan a niños reales.

Mi postura alrededor de estos temas está clara: rechazo la censura. Sólo el autor ha de determinar los tabúes de su obra, siempre que no se dañe a alguien. Por supuesto, esto no quiere decir que yo, a título personal, aplauda A Serbian Film. Ni siquiera la he visto, y quizás me parezca asquerosa, pero coincido con George Orwell:

La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.

Y yo añadiría que también es replicarle a quien no quiere ser cuestionado. Es decir, esta libertad incluye tanto la crítica como la contracrítica. No creo necesario extenderse más.

Ahora que recuerdo, servidor ha escrito un relato, colgado hace unos dos semanas, que narra un caso de canibalismo, aunque es humor negro. ¿Debería añadir un aviso que advirtiera “No recomiendo su lectura si es usted menor de edad, susceptible, demasiado empático y/o con tendencias a denunciar cuando algo no le gusta”? ¡Ya me siento intranquilo!

* Que me disculpen aquellos lectores que saben que esta expresión es infame e incluso estúpida, pero después de esto es mejor ser precavido.

viernes, marzo 11

¡Entrada sesquicentenaria!

¡Efectivamente! Ha pasado mucho tiempo desde que abrí este santo lugar, y quiero contar su historia. Eso sí, ¡qué ganas de decir entrada sesquicentésima!

Antes de fundar mi blog, hace ya seis años, yo comentaba en foros de la red. Principalmente, en uno llamado Manga a Gritos, donde se solía hablar de diversos temas menos de manga, fieles al espíritu de que un foro con buenos participantes no se restringía a un único tema, pues acaba cansando. Por entonces, se puso de moda algo que llamaron blog, y que supe que era un apócope de weblog, que quería decir bitácora web. Por aquel entonces, yo no me sentía interesado por tener el mío propio, simplemente porque no tenía nada que contar.

No obstante, me sentí tentado a probar, y me abrí una cuenta en el servicio de blogs que mejor conocía, Blogger. Mis primeras entradas adolecían de contar muchas cosas en una sola entrada, lo que combinado con mi manía de no separar los párrafos, daba una lectura algo farragosa del mismo. Además, eran entradas centradas en lo que me ocurría mientras estudiaba. Lo cierto es que la mayor parte de entonces no tiene demasiado interés. Anécdotas de un estudiante, sin más.

Sin embargo, también de tanto en tanto trataba de noticias que me hubiesen llamado la atención, o hablaba de asuntos universitarios no necesariamente vinculados conmigo. Como ahora, prefería aquellos que me llamaran la atención, por encima de supuestas polémicas. Procuraba dar mi opinión personal antes que aceptar lo que me parecía una explicación cogida por los pelos o inconsecuente. Asimismo, ya entonces empecé a escribir reseñas y a subir mis relatos.

Posteriormente a acabar la carrera, casi exclusivamente me dediqué a las reseñas y a los relatos. Por aquel entonces, principalmente visitaba webcómics y páginas friquis, hasta que hubo un punto en el que empecé a sentir la necesidad de conocer nuevos lugares.

No obstante, la ausencia de visitas y cierta apatía acabaron con mis ganas de actualizar mi blog. A los tres meses las recuperé, y volví para comentar hechos llamativos, inspirados por los nuevos blogs que visito en la actualidad. De momento, así continúo.

Respecto al nombre, llamóse esto hasta hace muy poco El analito en disolución. Un analito no es sino la especie (bio)química de la cual se pide información en un análisis: la concentración de LDL y HDL en un análisis de colesterol, el de etanol en la gradación de licores, etc. Cuando yo monté esto, yo aún daba clase en la facultad. En la asignatura Química Analítica II, el profesor se solía repetir en sus explicaciones, pero el término más pronunciado analito. Así pues, fue apodado "El analito, metonimia un poco triste. Por supuesto, también llegó a decir nuestro analito está en la disolución alguna que otra vez, y como broma privada con mis compañeros, bauticé así el blog. Hace poco, decidí cambiar el nombre y ponerle El tablero intelectual, quizás algo rimbombante, pero mucho mejor que analito (¿Cómo no lo vi?). Aún así, he dejado la dirección http con el antiguo nombre, para que no tenga que ser cambiado.

Por último, la motivación que me llevaba a hacer entradas también ha variado. Al principio, simplemente contaba lo que me ocurría. Después, acabé por atreverme a dar mi propia opinión, empezando por los productos de consumo hasta atreverme a hacer reseñas serias. Básicamente, esta es la actividad actual de mi blog. ¡Y las aportaciones de los lectores!