lunes, abril 30

Día del paro.

Cada día hay 4.000 parados más, por lo visto. Se quejó mi padre, cuando aún mandaban los de la rosa, de que estos buenos señores aseguraran, el año pasado, que el aumento del paro era una buena señal cuando la situación ya era horrible. ¡Y ahora los de la gaviota dicen lo mismo!

Por supuesto, ambas manadas de bicharracos tratan de justificar que sus respectivas políticas eran inevitables. No lo voy a comentar siquiera porque algunos ya lo han hecho mejor que yo. Yo sólo puedo decir que el día de mañana no debería ser celebrado como el Día del trabajo, sino como el Día del paro. Y si os parece cruel, pensad que es inevitable y está perfectamente justificado.

jueves, abril 26

Hienas políticamente correctas.

Hace dos meses, un caso horrorizó al público norteamericano: un individuo llamado George Zimmerman mató a tiros a un pobre joven en el Refugio de Twin Lakes, Sanford, Florida. ¿El motivo? El muchacho pareció peligroso a los ojos del tirador, voluntario de la guardia vecinal (sic). La policía confirmó que la víctima era Trayvon Martin, que se encontraba en la zona de visita en la casa donde reside su padre con su prometida, y que sólo llevaba encima bolsas de caramelos y una lata de té helado. A ojos del intrépido Zimmerman, el chico era extraño, posiblemente se encontraba bajo los efectos de las drogas, por caminar bajo la lluvia mientras se agarraba del cinturón y llevaba algo en la otra mano (sic de nuevo) y no andaba para nada bueno, como demostraba el hecho de que empezara a correr después de que él lo hubiera seguido un rato (sic, y ya está bien). Cuando llegó la policía, Zimmerman estaba sangrando y tirado en el suelo, debido a que, según él, el chico lo atacó y tuvo que defenderse.

¡Ay, casi lo olvidaba! Resulta que el fiambre es negro. Ni que decir tiene que algunos han pedido la cabeza del Charles Bronson de pacotilla porque opinan que es racista, luego ha cometido un “crimen de odio”. También resultó que el pistolero estuvo a puntito de ni oler la prisión, porque el fiscal del estado no consideró detenerlo inicialmente. La población protestó y al final el sujeto fue acusado por una fiscal especial para el caso hace dos semanas.

Los medios se han lanzado a mil conjeturas: hubo quien aseguraba que en la transcripción de la llamada a la policía del asaltante se oía un insulto racista de traducción indeterminada, diremos que “negrata”. Otros recogieron la declaración de su familia y amigos, quien aseguraba que un mestizo de español y anglosajón con amigos negros no puede ser racista. Sonó mucho la acusación indirecta del detective encargado del caso, quien sospechaba de la versión del ahora acusado, junto a la mención de que alguien había movido los hilos para que el caso fuera archivado (no, no sólo la fiscal).

Por supuesto, una parte de la población tomó partido por la víctima, ¡quién lo duda! Con la familia de la víctima, ya lo dudo. Un montón de indignados se manifestó con el mismo modelo de sudadera que llevaba la víctima, una sudadera con capucha, y adquiriendo la misma marca de caramelos y de té helado que llevaba cuando falleció. Las Nuevas Panteras Negras ofrecieron una recompensa por la vida de Zimmerman, lo cual, leo en la Wiki, fue motivo de críticas (sic, lo siento). Spike Lee publicó en su Twitter una dirección de la ciudad donde cayó el occiso, en la cual supuestamente residía el tirador. Al final resultó que era una pobre familia sin relación con los hechos pero que tuvo que abandonar temporalmente su domicilio ante amenazas de exaltados. Spike Lee pidió disculpas más adelante.

Este hecho, la disculpa de Spike Lee, marca la vuelta del ciclo. Resulta que Zimmerman también se ha disculpado, una vez enterado de que ese chico que le pareció un delincuente peligrosísimo era un pobre chaval menor de edad y desarmado. Si lo hace por vergüenza torera o para fingir arrepentimiento en vista del juicio, no lo sé. A la gente tampoco le ha importado mucho. Claro que tampoco les debería importar la disculpa de Spike Lee. ¡Oh, que ha pagado una compensación! Ya empiezo a ver por dónde va esto.

La cuestión es evadir la cuestión principal. No pensar que los vecinos de Zimmerman estaban paranoicos por una oleada de delitos. No pensar que un particular, aunque estuviera preparándose para ser policía, no debería hacer labores de vigilancia solo y armado. No pensar que el hecho principal sigue siendo una tragedia, aunque los implicados fueran de la misma raza (sea lo que sea eso). No pensar que la legislación de Florida en armas de fuego es peligrosa, como mínimo.

A lo mejor están en lo cierto y la razón de la sospecha de Zimmerman es que Martin era negro. No lo sé, porque no lo conozco. Sí me parece, a la luz de lo que se ha publicado, que no debía de tener las ideas muy claras cuando empezó el seguimiento. En la transcripción de su llamada a la policía, llega a decir “estos gilipollas, siempre se salen con la suya”. ¿Cuáles gilipollas? ¿Le bastó ver al chaval deambulando para saber el tipo de persona que era? En la misma conversación, la policía le advirtió que no hacía falta que persiguiera al chico cuando este empezó a correr, a lo que contestó “Vale”. Después, admitió que no quería abandonar cuando perdió de vista al chico y quedó en encontrarse con una patrulla. Cuando lo encontraron, ya estaba junto al cadáver.

Respecto a Martin, se ha destacado que fue expulsado de su instituto y se han publicado algunos de sus mensajes en Twitter, que en opinión de algunos confirmarían que era problemático. Su novia, que permanece en el anonimato, asegura que cuando ella lo llamó, él le comentó que sabía que alguien estaba siguiéndole, ante lo que ella le aconsejó que corriera. Asegura que oyó al joven preguntarle su perseguidor acerca de sus razones para actuar así, y que al otro preguntar qué estaba haciendo él por ahí. Entonces oyó un empujón y se cortó la comunicación.

Yo, personalmente, no me atrevo a asegurar si hubo racismo, porque no tengo nada claro qué ocurrió exactamente. Sí veo paranoia por parte del primero, que le dio por sospechar de un viandante cualquiera; y temor comprensible por parte del otro, pues en efecto estaba siendo vigilado. ¿Racismo? Podría ser, pero no niega lo anterior. Por tanto, tampoco estoy seguro de que haya “odio”.

Aquí hay que aclarar, por si alguien no lo sabe, que en los Estados Unidos un “crimen de odio” es como se llama un crimen cometido hacia por motivos religiosos, racistas u homófobos, entre otros. En general, por lo que se llama “discriminación”. Hay críticos de esta consideración, puesto que defienden que, visto así, los crímenes parecen cometidos por miembros de un grupo hacia los de otros, en vez de un individuo hacia el prójimo. También alegan que es una terminología absurda, pues el título de “crimen de odio” no se aplicaría al hecho de que un canalla matase a un hermano que aborreciera simplemente porque existe. Dejada a un lado esta discusión, sí está claro que gran parte de la población tiene una idea muy curiosa del bien y del mal. Concretamente, en South Park lo predijeron con gran acierto.


Nótese que he dicho al principio que mucha gente está furiosa porque consideran que esto es un crimen de odio. Es decir, están furiosos porque un blanco (o hispano, me importa un carajo) ha acribillado a un negro. Yo, cuando oí la noticia, me quedé pasmado de que un hombre mate a otro porque pensaba que era un chorizo. Igualitos que en el vídeo: se enfadan con el homófobo, con el racista. No con el hecho en sí.

Percíbase el caso de Spike Lee: su estupidez y su resentimiento (porque el dinero no da riqueza espiritual) han puesto en peligro a una familia también inocente, pero aunque se han enfadado mucho con él, el tono es más reservado que con Zimmerman. Habrá quien diga que se ha disculpado, pero es el mismo caso que el del pseudo-Bronson, entonces (nadie me dice que en realidad le importa un bledo y lo dice para quedar bien). Habrá quien diga que ha compensado a la familia, pero eso es sólo un montón de pasta que quizás no cure el espanto de los acosados. Habrá quien diga, en el colmo del cinismo políticamente correcto, que él no ha empuñado ningún arma. No, sólo ha señalado con el dedo y ha dejado a la muchedumbre manifestarse en lo que se le da de fábula: el linchamiento. Puestos así, casi que prefiero a Zimmerman, incluso suponiendo que sea un racista que asesinó al chico a sangre fría: al menos dio la cara. De un modo cobarde y vil, pero se jugó el cuello.

La única defensa más o menos razonable es que Lee no es el único culpable: los anónimos de muerte han sido escritos por otros. Ahí afuera, algunos creyeron que era lo correcto, y quizás sólo se arrepientan de que la dirección fuera equivocada. Al mismo tiempo, si se enteran de que alguien hizo lo mismito que ellos pero con un negro o un homosexual porque lo son, se aíran.

En España, debido a nuestro pasado, también sufrimos este tipo de doble moral. Hace algunos años, en Crónicas marcianas alguien fue insultado de maricón, a lo que el interpelado respondió que no era un insulto, sino un orgullo. Creo recordar que no era homosexual, ¡¡pero que nadie dude de que es un orgullo!!

domingo, abril 22

Era o no era.

Shakespeare era noble. Shakespeare era homosexual. Shakespeare era mujer. Shakespeare era misógino. Shakespeare era judío. Shakespeare era antisemita.

Marlowe era Shakespeare. Luego, Marlowe era noble, homosexual, mujer, misógino, judío y antisemita.

¡Joder, pues no me extraña que Cristóbal se pasara la vida emborrachándose de taberna en taberna! El pobre diablo no debía de saber ni quién era.

sábado, abril 14

El infiniccionario.

Un antiguo amigo de la infancia ha sido detenido en extrañas circunstancias, aunque no para la víctima, quien ya era muy extravagante. Hubo un tiempo en que él se limitaba a estudiar, echar una partidilla a la consola y dedicarse más o menos a los placeres de la vida. Era muy ducho en lengua y matemáticas y dado a reflexionar.

Quizás habría sido otro tipo de pensador si no hubiese sido por aquella visita de la concejal de Igualdad del ayuntamiento. Aquella mujer baja andaba entre los pupitres con indiferencia, segura de que saldría airosa incluso si no lo hacía bien, pero sin dejar de mirar a los alumnos como si fueran feligreses en misa. Aquella señora nos habló acerca de la discriminación sexual. No contó nada nuevo excepto cuando llegó a la hora del lenguaje sexista. Afirmó, como si fuera un hecho tan cierto como las pirámides de Egipto, que el genérico masculino era discriminatorio para las mujeres. Recomendó que usáramos expresiones no discriminatorias tales como “algunas personas” en vez de “algunos”, entre otros consejos. Mi compañero levantó la mano, y preguntó que si era también necesario hacerlo cuando uno no conoce si el número de algo es uno o varios. La mujer contestó que los cambios sólo se aplicaban para visibilizar a las mujeres. Cada día tengo más claro que no entendió qué quería decir mi amigo.

El caso es que, a partir de ese día, mi amigo empezó a obsesionarse con la exactitud del lenguaje para describir la realidad. En primer lugar, llegó a la conclusión de que era absurdo que se rechazara el uso de “hombre” en genérico y sólo se aceptara como sinónimo de “varón”, sin rechazar al mismo tiempo que “día” pudiera significar una rotación completa de la Tierra y la parte de esa rotación durante la cual brillaba el Sol.

Así, se propuso crear una regla personal: a partir de entonces, escribiría “Día”, con mayúscula inicial en cualquier caso, para referirse al período de rotación completo y “día” para el período de luz.

No obstante, se dio cuenta de que eso no servía para el lenguaje hablado cuando se lo comentamos. Así, decidió que un portmonteau venía al caso, y creó “diche”, cuyo significado era “transcurso del día y la noche”. Desistió de la línea astronómica cuando se percató de que la gente creía que hablaba de cierto filósofo alemán.

Así, pasó a la aproximación de los números irracionales. Se le ocurrió que la que los niños aprenden del número pi (3,1416) debería tener un nombre particular, "pieril". La de las calculadoras científicas (3,1415926536) se llamaría "potón", la del Excel (3,14159265358979), "pícel". Asimismo, con el número de Euler, e, acuñó el término "ebís" para la aproximación que acaba en los dígitos repetidos (2,718281828) y "etón" para la de las calculadoras (2,71828182846). Reservó “pi” y “e” para los valores verdaderos (obviamente, inalcanzables) de ambas constantes y decidió que "epi" sería el nombre de su suma. Jamás entendió por qué la gente se reía al oírle hablar.

Otra cuestión, sugerida por el idioma inglés, era la de las preposiciones. En español, como en otros idiomas, las preposiciones suelen tener una parte espacial exacta y otra debida al uso. Se propuso, por ejemplo, cambiar “en la parada de autobús” por “debajo de la parada de autobús” o “a la parada del autobús”, dependiendo de si había marquesina o no, respectivamente. Quizás porque la mayoría de alumnos iba y venía a clase andando, el asunto no llegó a más.

Además, se negó a seguir diciendo “hola” porque pensaba que, como era una manera reservada tradicionalmente a los inferiores, no debía usarse en un estado democrático. Asimismo, eliminó de su vocabulario términos como “siempre” y “nunca”, excepto para hablar de ciertas leyes físicas. Incluso dejó de hablar de “venenos” y “medicinas” cuando supo de la opinión de Paracelso acerca de estas sustancias.

Así continuó hasta que llegó a ser un problema para los demás. Sus padres, preocupados, le aconsejaron visitar un psicólogo, pero nuestros profesores creyeron mejor hablar con él. Durante una jornada, discutimos acerca del lenguaje, sus límites, sus errores, todo lo que tenía en sí como expresión del pensamiento humano, que está lejos de ser perfecto.

Después de esta jornada, mi amigo dejó de estar obsesionado por las reformas en pro del lenguaje perfecto, y durante un tiempo vivió tranquilo, sin sobresaltos.

Por desgracia, no duró. Medio año después de su recuperación, los medios de comunicación presentaron la famosa señal de tráfico igualitaria, que mostraba un muñeco con falda. A partir de entonces, mi amigo no volvió a clase.

Dos semanas después, apareció ante la consejería de Igualdad más próxima a su domicilio, a cuya entrada arrojó la copia de un “Manifiesto en pro del lenguaje perfecto” y atacó con una pistola de agua y bombas hechas con condones llenos de agua de colonia. Los vigilantes lo redujeron sin complicaciones y fue llevado a prisión.

La prensa ha escrito incontables artículos de él y de su causa. En los periódicos se han reproducido partes de su guía de "Así digo que hay que hablar", como la ha llamado con gran acierto un columnista. No sólo todo lo que ya conocíamos en clase ha sido aumentado (al parecer, ha acuñado vocablos para las diez mil primeras aproximaciones de pi), sino que ha añadido nuevas ideas, como nuevos tiempos gramaticales, cómo nombrar parejas sin usar genéricos y hasta dos modos de decir “media luna”, dependiendo de la fase del satélite.

Nadie, sin embargo, acierta cuál fue su motivación. Algunos señalan la absurdez del lenguaje políticamente correcto. Otros, “el uso descuidado de las nuevas tecnologías” por razonamientos que no nombraré aquí por bochornosos. Todos yerran. Su verdadera intención era que el lenguaje trascendiera: no sólo a los hablantes normales, sino también a la manipulación de bien o malintencionados. Quería crear el infiniccionario.

¿Se puede culpar a alguien por querer ser completamente objetivo?

martes, abril 10

Ciertos jueces.

Como se suele decir, hay veces que parecen hacerlo aposta. España está conmocionada: se sabe que José Franco de la Cruz, alias "el Boca", puesto en libertad después de cumplir sólo 21 de los 44 años de prisión como condena por la violación y asesinato de una niña en 1991, ha huido. Se enteraron ayer mismo en el juzgado donde el sujeto debía comparecer para notificar cuál era su nuevo domicilio.

Antes de nada, querría declarar que mis conocimientos de leyes y derechos son muy justitos, lo suficiente para saber desenvolverme. Al menos, eso sí, sé que no sé, como diría el ateniense. No sé si el caso del "Boca" es típico y debían dejarle salir por buen comportamiento aunque el informe psiquiátrico sugiriese lo contrario. No sé si el hecho de que la doctrina Parot no se haya aplicado en su caso es perfectamente normal, a pesar que él es un delincuente sexual. Sí me parece que, viendo el resultado, aquí alguien ha metido la pata. Una de dos, o nadie se ha preocupado en este caso y han aplicado las leyes del modo más burdo, o simple y llanamente la administración sigue creyendo que todos los delincuentes son iguales y tratándolos de igual manera.

Pues lo realmente malo es la reacción de los extremistas, que ya piden penas más duras y que se deroguen estas leyes "que protegen al delincuente". Mira que algunos ya lo han dicho, pero es que incluso han tenido el morro de afirmar que en este país sólo nos echamos a la calle por el fútbol. Permítanme abandonar la segunda persona del plural para referirme a cualquier lector durante unos momentos para hablarles a estas criaturitas. Vamos a ver, ¿en serio creéis que, después de un año cuyo mayor suceso fue una serie de manifestaciones multitudinarias, podéis chillar que los españoles sólo salen a la calle por el fútbol? ¿ES QUE NO TENÉIS VERGÜENZA? Ya sé que no tenéis inteligencia, ¡pero al menos podrías disimular!

Mientras tanto, el fugitivo sigue libre, y si no se está riendo de todos estos partidarios de la mano dura, poco le debe de faltar.