martes, mayo 22

Estos cómics quieren tu alma, ¡literalmente!

El cómic es un formato nacido en el siglo XX, aunque se pueden rastrear formas primitivas en el pasado. Quizás por ello, es una víctima idónea para un invento que llegó a tener una despiadada influencia en este mismo siglo: la propaganda. Si bien el cómic suele estar relacionado con productos infantiles, no es raro ver cómo algunas caricaturas periodísticas favorecen claramente una determinada postura.

No obstante, no es imposible que un tebeo infantil contenga verdadera mala hostia proselitista, especialmente si el susodicho tebeo es religioso. Estos serán el tema de la presente entrada. Con todos ustedes, ¡los tebeos misioneros!

Jack T. Chick, el Hombre del Rostro Común.

Jack “Talking about Christ every damned second” Chick es, incuestionablemente, el rey del proselitismo vía cómic. Este señor lleva cincuenta años, más de los que lleva un servidor vivo, propagando la palabra del señor en un formato popular y apto para todos los públicos, incluidos los analfabetos, como se verá en nada.


A este señor lo conocí en ese foro llamado Manga a gritos, un foro de manga en el cual muchas veces no se hablaba de manga, como se demuestra con este caso. Concretamente, gracias a su obra Dark Dungeons, que en mi opinión es su obra maestra. Todos los tebeos de Chick van de gente que, incomprensiblemente, viven sin haber oído ni mu, que dirían en mi casa, del Nazareno y por ello viven en el pecado y adorando a Azathoth, más o menos. Dependiendo del tebeo, puede que deje su vida abominable y reconozca a Jesús como su salvador, o que continúe con sus maldades hasta que muera y vaya al infierno.

Antes de nada, es justo mencionar que Copépodo ha escrito varias críticas de tebeos de Jack T. Chick. Como están muy bien, los enlazo y aprovecho para montarme sobre ellos, porque lo que comentaré ahora son detalles que han quedado fuera porque se restringen a particularidades de este sujeto.

La primera pregunta, con toda seguridad, es, ¿por qué Chick se dedica a estas zarandajas? Pues por culpa de los chinos. No, no estoy borracho. Chick tuvo su inspiración para dedicarse al proselitismo por viñeta en lo que un misionero protestante le contó sobre los comunistas en la tierra de la antigua Catay: al parecer, publicaban historietas-panfletos en pro de las ideas de Mao. El dibujante Jack T. Chick se dio cuenta de que él podía hacer lo propio con la auténtica fe: el literalismo surgido de las tendencias más extremistas de la reforma luterana.

Así, con una misión noble, Chick cogió el lápiz y dedicóse a dibujar… ¡¡Y le dio forma a sus tratados!! ¡¡¡Al fin, unos tebeos que podían contar la aprobación del mismísimo Fredric Wertham!!!

Chick decidió que su modelo de negocio consistiría en lo siguiente: él dibujaba los tratados y las copias impresas serían compradas por aquellos deseosos de dar testimonio de que Jesús es el único camino si quieres tener sitio en esa zona residencial llamada Paraíso. Los tratados ganaron una rápida popularidad, pues un tebeo gratis entra fácilmente. Además, son aptos para los analfabetos por el uso de la imagen, como ya he comentado al principio.

Gracias a los tebeos de Jack T. Chick, este joven se ha visto cayendo al infierno. Jack T. Chick, un autor que deja huella.

 Las creaciones de Chick no se limitan sólo a los tratados. También le gusta hacer libros de historietas un poco más largos. Uno de ellos trata del padre Alberto, un supuesto jesuita de origen español que sufre, según su testimonio, la persecución de la Iglesia Católica por denunciar su falsedad. Estas historietas tienen colorines y todo (¡Cómo se nota que aquí paga el lector!).

Por supuesto, alrededor de Chick hay mucha polémica. Jack tiene una visión no ya conservadora, sino reaccionaria. Como buen literalista bíblico, la defiende a muerte. Al parecer, hemos de agradecer a la fallecida esposa de Jack, Lola Lynn Priddle, que su marido se dedique a semejantes menesteres. Cuando ambos acudieron a la casa de los padres de ella, en Canadá, pillaron al pobre hombre a traición y lo convirtieron después de darle el coñazo con un programa de radio. La verdad es que me identifico con él: entiendo que uno se haga incluso de la Cienciología después de pasar por algo así.

Aparte de atacar el evolucionismo, Jack arremete contra los gays, la música rock, los ya mentados juegos de rol, las demás religiones, el laicismo y el consumo de drogas. Lo único que defiende es la familia, América y poco más. Chick se defiende alegando que todas las críticas en su contra no es sino corrección política.

Irónicamente, a pesar de ser un enemigo de lo “políticamente correcto”, Chick mismo lo es. Ha reescrito varios de sus tratados para el “público negro” (“Black audiences en el original), para las “damas”, y para las “damas negras”. Descojonante porque recuerda a la habitual acusación de que ciertas personas acceden a cargos de importancia sólo porque pertenecen a dos minorías discriminadas positivamente, lo cual se parodia con la recluta Angua de las novelas de Mundodisco, que entró en la guardia de Ankh-Morpork porque era mujer y licántropa. Jack T. Chick, con intención de quitarle el puesto a Terry Pratchett como el escritor humorístico en inglés más vendido. Bien mirado, no sé cómo no se le ha ocurrido antes.

También hay que destacar que Chick se corta a veces en las traducciones. En el famosísimo tebeo The Nervous Witch, un ataque la saga de Harry Potter, se puede ver si comparamos estas dos viñetas.


Normal, por otro lado: no puedes acusar a tu público de ir al infierno porque no sepa inglés. Concretamente, un dialecto casi medieval, aquel en el que está escrito la Biblia autorizada del rey Jacobo.

Debido a su enorme fama, Chick ha sido objeto de despiadadas críticas. Algunas de las más cachondas están en esta página, donde se le parodia con una mala leche diabólica (risas enlatadas). Personalmente, prefiero atacar a la fisonomía del hombre.


Este es un retrato del propio Chick, dibujado por otro literalista bíblico. No hay fotografías suyas debido a que lleva una vida recluida y no ha sido visto en público. Desde luego, poca gente puede llegar a encarnar un rostro tan común. Sus facciones son claramente las de un WASP, pero su expresión tampoco denota nada particular ni señalable. Es, en resumen, un tipo corriente con creencias corrientes convenientemente radicalizadas. Es el Hombre del Rostro Común. De hecho, me atrevería a afirmar que no es sino la encarnación del famoso hombre-masa de Ortega y Gasset si la idea no me llenara de tanto terror como de fascinación.

Por el momento, Jack T. Chick continúa con sus tebeos a pesar de su edad y de que cada vez le salgan peores. Desde aquí, le mando una petición de que, por favor, se retire y se dedique a vivir todo lo apaciblemente que pueda un hombre con su personalidad.

Nayzak, el rey moro de Deviant Art.

Antes de nada, he de admitir que es curioso. Si no me falla la memoria, tengo entendido que los países de tradición musulmana jamás han destacado en pintura ni escultura porque el Corán considera sacrílega la representación de la figura humana. Por supuesto, esto varía según la zona, como muestra la representación del rostro del profeta en la confección de alfombras persas, pero como regla general es innegable. Luego entonces, ¿es coherente promocionar la lectura integral del Corán con dibujos de personas? No lo sé, la verdad. Aún así, Nayzak lo hace y hasta se excusa de ello.

Este curioso individuo es un usuario de la famosa página de aficionados deviantART, donde expone su arte proselitista. Al igual que nuestro querido Jack, Nayzak tuvo una epifanía y decidió usar el poder de la viñeta para atraer al prójimo a su causa religiosa.

Nayzak se especializa en la caricatura ejemplar, como las que se pueden ver en los diarios, con un marcado estilo manga que es muy alabado por la comunidad de deviantART, estilo conocido por ser del agrado de los chavalines. La verdad sea dicha, hay que reconocer que es muy vistoso, y que Nayzak no pertenece al numeroso y nefasto grupo de los “yo sé dibujar [inserte estilo chachi]”, caracterizados porque no saben dibujar siquiera un gallo, como denunciara Cervantes acerca del pintor Orbaneja. Aquí se tiene la verdad en un pedestal, por lo cual reconozco que Nayzak tiene estilo. Eso no le impide ser horrorosamente kitsch, pero supongo que todo proselitismo lo es de algún modo u otro, incluso aunque intente huir de esta condición.

Los temas de Nayzak son variados. Empezaré por el ejemplo que nos ofreció de la universalidad racial del Islam.

Los colores unidos de Benetton.

Para apoyar la anterior afirmación, Nayzak nos avisa de que no todos los musulmanes son terroristas. Aunque tiene un estilo muy peculiar de hacerlo.

Un poquito exagerado, ¿no?

No puedo estar más de acuerdo, pero a ver quién es el guapo que lo difunde por según qué lares.

Las buenas maneras de vestir de la mujer musulmana, así como los buenos modales del esposo musulmán, se hacen inevitables de mencionar.

Pues claro, hija mía. ¿Quién soy yo para determinar la longitud de tus cadenas? Un piltrafilla, ¡claro está! Si Barney Gumble y Homer Simpson afirman que el alcoholismo es una forma de vida, la que ellos eligen para sí, lo tuyo todavía es tolerable.

Tengo para mí que no sólo los musulmanes deberían tomar ejemplo. Ya se sabe que incluso un reloj parado da la hora bien dos veces al día.

Dedicado con cariño a los que gusten de unas buenas costillas.

Una de las características más interesantes de Nayzak, que además comparte con “Jacko”, es su encendida defensa del creacionismo.


El libro que el chico porta es de Harun Yahya, el más famoso de los creacionistas islámicos. En esta página pueden contemplar los trabajos de su mente privilegiada, capaz de refutar más de un siglo de biología.

Aparte, Nayzak también trata asuntos tan importantes como el ecologismo, la historia del Islam, la verdadera sharia, la tolerancia entre credos o la paz mundial, pero sin descuidar consejos para que el buen musulmán lleve una buena vida, como no criticar por la espalda, exigir ser llamado “musulmán” en vez de “mahometano”, hablar del profeta y el Islam, apiadarse de los más débiles o amar al profeta Jesús.

Además de las viñetas, Nayzak crea cortos de semianimación, por llamarlos de alguna manera. Básicamente, vídeos en que se alternan diversos dibujos, una versión posmoderna y al alcance de cualquiera de los tebeos animados de la Marvel de los 60. El personaje, en la misma postura, parece moverse porque se suceden varios dibujos con la posición de las manos y la expresión del rostro alteradas. Desgraciadamente, estos cortos no destacan por su calidad, a pesar del dibujo, por carecer de un fluido desarrollo en las escenas. De esto hablaré más detalladamente con el siguiente bicharraco.

En general, Nayzak se dedica a mostrarnos una cara simpática y amable del Islam sin despreciar sistemáticamente a sus rivales. A este respecto se aleja de la doctrina de Chick, cuyos herejes son una pandilla de payasos risibles que adoran a Azathoth, como ya se ha dicho. No es aficionado a los hombres de paja, lo cual cuenta en su favor. Por supuesto, esto no lo libra de feroces críticas ni de tener unos cuantos rivales, entre ellos un buen amigo mío. Nayzak, todo hay que decirlo, no es un cínico que ignore la preocupación de la gente por el terrorismo islámico, aunque su interpretación caiga en un victimismo ligeramente exagerado.

Aún así, este extraño sujeto ocupará un lugar en mi atea alma por hacer proselitismo en uno de los lugares con menor sentido crítico del universo. Jamás pescar en un barril tuvo tanta gracia.

Serenity, el manga cristiano.

En Amazon, acerca del primer número de esta serie:


Teens worldwide love "manga" comics--"now you can give them this popular style with great Christian content!

¡En efecto, seguimos con el puñetero manga! Porque este es el caso de un tebeo que, en contra de toda expectativa racional, ha logrado ser editado por una editorial seria, que vende sus tomos a precios positivos. Al menos, Jack sube sus puñeteros tebeos por el internete y los vende para que el misionero de turno haga proselitismo con ellos. Nayzak sube sus monigotes a una web de acceso gratuito como es Deviant Art. Estos te cobran la broma, seas quien seas. ¡Mal, Buzz Dixon (guionista) y Min Kwon (dibujante)! ¡Mal!



Serenity es un cómic que trata de una epónima heroína de nuestra era moderna. Hija de padres divorciados, tal ruptura familiar ha provocado que Serenity sea una jóvena, que diría cierta diputada socialista, que va por mal camino: ha sido expulsada de varios centros educativos, se ha embriagado, ha practicado sexo y, aunque no venga en el tebeo, yo opino que con toda seguridad adora a Azathoth.


La epopeya de nuestra doncella de discutible doncellez comienza cuando llega a otro instituto. Nada más consultar su expediente, la directora se lo deja bien claro: a ella no le toma el pelo ni el famoso barbero de la historia que llevara Tim Burton al cine. Serenity se ríe en su cara.


Una vez afuera, la fiera es abordada por los miembros del club de la oración. Estos son (¿Hace falta decirlo?) guapos, educados y políticamente correctos, y, como no tienen nada mejor que hacer, se han propuesto como misión espiritual salvar a la pobre Serenity de su vida pecaminosa. La pregunta es, ¿lo conseguirán?

Nótese que estamos ante un cómic que lleva publicados diez tomos de historia continuada. Tanto los tratados de Chick como las viñetas de Nayzak llegan rápido a la palabra “fin”, pero aquí tenemos una historia que se desarrolla con calma, mostrándonos el camino que sigue Serenity. Eso sí, como ocurre con los tebeos de Jack T. Chick, los justos y los pecadores tienen enfrentamientos en los que dirimen sus argumentos acerca de los temas más candentes de la actualidad. Como también ocurre con los tebeos del Hombre del Rostro Común, los ateos son feos y groseros. Bueno, la única atea es la ya mencionada directora, porque la madre de Serenity es sospechosa de paganismo. Serenity, más que atea, es una “no creyente”. Es interesante constatar que los fanáticos suelen aplicar el principio chestertoniano de que cuando no se cree en Dios, se cree en cualquier cosa. Lo curioso es que los partidarios de la opción no cristiana (para generalizar) salen bien parados, tanto porque sus argumentos son buenos como porque los “buenos” no son lo que parecen.


Por ejemplo, resulta que nos enteramos que uno de estos mozos, llamado Eddie, esconde un interés por las mujeres bastante obsesivo (aunque en estas viñetas me parece un tipo bastante normal, ¡vaya!). Bien, pues al final se aclara que esta adicción nació porque una de sus canguros lo inició cuando tenía once años. ¡Hum, sexo con prepubescentes!


También tenemos a Kimberly, hija de un pastor muy estricto y muy dada a recordarle a Serenity su pasado lleno de drogas, folleteo y preces a Azathoth. Todo porque la primera está intentando robarle el novio… Hija, ya sabes: pon la otra mejilla. Bueno, en este caso la de tu novio.

Otra que tal baila es una tal Lori, que no reza sino que le suplica a Dios que le quite esa preferencia por su propio sexo y la haga sentirse atraída por el otro. Como decían el otro día en La Realidad Estupefaciente, cuando una obra es tan larga tiene que haber algún homosexual por ahí, aunque sea para hacer sitio.

Cuando ya la cagan es con la conversión de la protagonista, momento en el cual el señor Grand, un profesor de historia que aquí actúa como un Palpatine puritano, se alegra de que para la muchacha haya sido un verdadero lavado de cerebro porque “alguien tenía que hacerlo”. Gran frase para la posteridad, ¡vive el diablo!

Paradójicamente, hacen buena a la directora de la que hemos hablado, quien, en una de las historietas, afirma que la presión del grupo, sea cual sea el contexto, puede ser lesivo para la personalidad de un individuo, especialmente cuando no tiene muchas ilusiones en la vida, como es el caso de Serenity.

Una verdadera metedura de pata. Los herejes de Chick son unos bufones con los que nadie cuerdo se sentiría identificado, pero hacer a los malos razonables es querer tentar a la suerte. ¡Y peor cuando estamos viendo que los buenos samaritanos del club de la oración tienen bastantes historias siniestras por detrás! Lo que se llama en mi casa estar lleno de mierda hasta las orejas.

Habrá quien esté empezando a preguntarse cómo los autores han podido crear semejante grupillo de hipócritas como modelos de la bondad y el respeto a los derechos humanos. Pues miren, ha sido muy fácil: los autores han ignorado deliberadamente los defectos de estos para concentrarse en los de Serenity. Como la gente no es tonta, ha habido protestas hasta el punto de que los autores han prometido que estos fariseos tendrán que arreglar sus males tarde o temprano. ¡Lástima que no se haya visto todavía! Irónicamente, algunos cristianos han protestado porque todo lo anterior es, claramente, un mensaje contrario a su fe.

Además, artísticamente es un producto muy mejorable, especialmente en el fondo de las viñetas y en la narración. Mucho me sospecho que el dibujante sea del tipo que, por hacer dibujines resultones como la portada de más arriba, se cree capacitado para dibujar un tebeo, cuando es una habilidad diferente. Se puede entender que es la misma diferencia entre ser capaz de tomar estupendas tomas de cámara y hacer una película: no sólo basta con que demuestres pericia en cada una de ellas, sino que además todas deben interaccionar armónicamente. Además, no hay que olvidar que las viñetas varían de tamaño.

El tebeo ha sido objeto de la ira de 4chan y otros sitios web biliosos, haciendo manipulaciones pornográficas por doquier. Aunque en el caso de 4chan, ¿qué no han manipulado pornográficamente? Supongo que la diferencia estará en que sin cariño.En fin, ha acabado siendo un tiro por la culata. Si alguien tiene interés, el guionista tiene esta página.

Y, por hoy, basta. Quizás algún día haga una segunda parte.

viernes, mayo 4

La Iglesia y sus graciosas declaraciones.


Un arzobispo habla sobre los homosexuales y está medio país alborotado. Algunos de nuestros más intrépidos reporteros han declarado que este señor es un arzobispo homófobo, ¡agárrate! ¡Maldita Iglesia! ¡Siempre reprimiendo a la gente!

A mí me importa un bledo, siendo francos. Estoy en total y absoluto desacuerdo, pero el problema con la Iglesia no es que sea homófoba, machista, pederasta, corrupta o haya provocado derramamientos de sangre. El verdadero problema es su sed de poder. Todo lo anterior viene como consecuencia de esto: organiza guerras para perpetuarse, su rampante autoritarismo atrae a individuos a los que les gusta abusar de su poder y dicta quién es “normal” y quién no según le convenga. Comparar los cambios de los puntos de su doctrina a lo largo de los siglos con la evolución de la política europea lo demuestra sin lugar a dudas.

Cualquier otra discusión es una cortina de humo para no tener que reconocer que el propio problema es la Iglesia en sí, ¡coño!

jueves, mayo 3

La tele-beneficencia.

Recientemente, he notado que varias cadenas de televisión han decidido incluir anuncios de beneficencia en sus programas de mayor audiencia. Supongo que no lo llamarán así, pero eso es. Estos funcionan así: un conocido de la parte interesada, informa al programa del caso de una pobre familia que tiene algún problema de solución difícil, cuando no imposible. El programa se pone en contacto con los necesitados y los llevan al programa a que cuenten su pena. Algunos de los casos, la verdad sea dicha, son tristes, especialmente porque, si uno tiene ciertos conocimientos de lo que es la investigación médica, es fácil ver que no tendrán solución feliz.

Dependiendo del programa, se centran más en unos tipos de casos que en otros. En el programa matutino de Canal Sur sienten cierta atracción por adultos en bancarrota, mientras que Sálvame prefiere a niños aquejados de enfermedades raras, de las que no se tratan en la sanidad pública. Por supuesto, todos siguen un esquema común: el invitado explica al público su situación, con mayor o menor entereza según su carácter, el presentador (como si tuviera una carrera de medicina o de economía, digamos) le hace preguntas al respecto, se exponen grabaciones o fotografías en el hogar de los damnificados -a veces, para comparar el aspecto que tenían estos en el pasado con el actual y así ver los estragos causados por la enfermedad-, el invitado se emociona y echa una lagrimita que es recibida con aplausos por el público y, si hay suerte, alguien llama para hacer una donación. El presentador, asimismo, hace una mención del importante apoyo que ha resultado para la familia la ayuda de algún amigo o destaca alguna ausencia importante (en el caso de un crío enfermo, el abandono de su padre). Por lo general, el presentador se congratula de la solidaridad del prójimo.

No sé, entonces, por qué todo esto me suena a la caridad. No hay que confundir esta con la solidaridad. La caridad, tradicionalmente, es el donativo que un rico hace a un pobre o un colectivo bien provisto a otro más desfavorecido y numeroso, visto desde una perspectiva clasista. La solidaridad, por el contrario, suele entenderse como la ayuda entre iguales, incluso aunque las diferencias económicas sean notables. Quien no vea clara la diferencia, que lea El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, para tenerlo completamente claro.

Esto no quiere decir que los términos puedan ser intercambiados con el significado del otro, como es habitual con las ONGs de famosos. Es curioso decir que la beneficencia más defendida por los medios de comunicación esté a medio camino entre la solidaridad y la caridad: tiene en común con la primera su carácter multitudinario y anónimo por parte del espectador, y con la segunda la exhibición por parte de los medios, que se atribuyen todo el mérito y hacen negocio.

¡Caray, qué sorpresa! Son como la Iglesia.