Pues al final han declarado no
culpable al tipo que, patrullando su barrio, se lió a tiros con un chaval. Las
protestas no se han hecho esperar, en especial por los negros, que consideran
que el principal motivo de que el tipo actuara así fue porque el chaval era
negro. La otra parte del debate es el del control de armas, que desde luego
tiene su parte de lógica. Desde que me enteré del caso, me llama la atención
que casi nadie se haya planteado que fue absurdo de cojones que un individuo en
plena formación de policía se dedicara a patrullar un barrio. Yo no sé si eso
puede ser declarado delito, pero muy seguro no parece, vistos los resultados.
Claro que casi mejor es la
opinión de una miembro del jurado, casada y con hijos, acerca del veredicto de
no culpable: “ambos tienen la misma culpa en el resultado”. Claro que sí,
señora: la misma culpa tiene un chaval que volvía de comprar golosinas que un
tipo que va paseándose con una pistola ex profeso para usarla. La misma culpa
tienen, cuando el chaval se volvió, ya alarmado, al tipo y le preguntó quién
era, y el pistolero, que decidió pasar de guardián a interrogador y le preguntó
qué hacía por allí. Nada de identificarse, que hasta lo hacen los vigilantes de
pasillo de los institutos estadounidenses. Igual de culpable Zimmerman por
patrullar sin pareja y de civil, cosas que debía de saber porque, repito,
estaba preparándose para ser policía, que el chaval por salir mientras llovía y
con una capucha puesta. Ustedes ya saben que si se pasean bajo la lluvia, viene
un policía y te pone una multa. Culpabilísimo.
A mí me preocupan sobremanera las
posibles consecuencias del caso en un país que, como Estados Unidos, tira tanto
de precedentes legales. Parece que no, pero semejante veredicto condona no sólo
la vigilancia vecinal por parte de inexpertos, sino también los posibles
accidentes derivados de esta. A la gente le mosqueó muchísimo el posible
racismo de Zimmerman, pero es ahora cuando le van a dar alas no sólo a los
racistas, sino a cualquier chiflado con sospechas del vecino de enfrente. No es
coña. Estados Unidos, en mi opinión personal, no debe de tener mayor porcentaje
de gente exaltada que otros países, pero está claro por las estadísticas que esespecialmente violento. En otros países, una de dos, o los gobiernos se las
arreglan mejor para controlar la cólera de sus ciudadanos, o simplemente la
gente no tiene a su alcance los mismos medios para dañar el prójimo.
Y añádase que ya hay una cuestión
racial de por medio: ya en la primera entrada que escribí sobre el tema, me
escandalizó que Spike Lee casi diera inicio a un linchamiento (que sea de
inocentes o no me da igual, lo siento) y que, no obstante, recibiera
considerablemente muchas menos críticas. La sensación de inseguridad de la
población negra estadounidense estaba ya lo bastante elevada y el resultado del
juicio va a subirla aún más. Ya me figuro que esa vieja historia de un negro
conduciendo, al que un policía le pregunta de dónde ha sacado el coche, va a
volver a estar al día, sólo que ahora la pregunta será realizada por cualquier
pistolero aficionado.
No es raro que Estados Unidos,
construida desde una base inglesa, pero con contribuciones de lo mejorcito de
todo el mundo, siga teniendo sus mayores problemas con la población
descendiente de aquellos llevados en esclavitud hasta esa tierra. Pero también
sorprende que, ante casos como este, el gobierno falle para tratar el asunto
como lo que es: un asalto claro a los derechos del individuo. Aunque en este
caso, se ha tratado de algo en apariencia tan trivial como el derecho a pasear
por donde queremos.