martes, marzo 27

Cosas que han cambiado desde que soy pequeño.

•Geografía
Cuando yo era pequeño, había cincuenta provincias, diecisiete comunidades y cinco continentes. Ahora las dos primeras cifras son cincuenta y dos y diecinueve, o las mismas recordando en todo momento que Ceuta y Melilla son ahora ciudades autónomas, y se discute la última, aunque siete es el número más frecuente.

•Ortografía
En mis tiempos, la ch y la ll eran letras. Cuando llegué a la adolescencia, las declararon graciosamente dígrafos. Técnicamente ya lo eran, como la ñ, pero bueno.

También fueron alteradas ligeramente las normas para separar las palabras con guiones a final de línea. Ahora se considera válido escribir “nos-otros”, como “no-sotros” y “noso-tros”, porque las dos partes resultantes son palabras de sentido conocido.

Las reglas de acentuación también cambiaron recientemente, junto a la posibilidad de llamar a la i griega “ye”.

•Fisiología
Los sentidos son, para algunos, ¡once! O incluso diecinueve si uno decide incluir, como muchos hacen, los llamados sentidos internos, como tener hambre. El caso es que los cinco que estudié de pequeño ya no valen.

•Astronomía
¡Pobre Plutón! Ahora es un planeta enano. ¡Parece salido de un anuncio de zumos!

•Taxonomía
Los reinos eran cinco, pero ahora uno se llama Archaea, o arqueobacterias. ¡Pues sí! ¿Y ahora las algas ya no son vegetales? ¿Cuándo ha ocurrido esto?

•Química
La tabla periódica continuamente añade nuevos elementos, pero no siempre los nombra consistentemente. Así, el rutherfordio se llamó kurchatovio durante casi treinta años (en mi tabla, de hecho, se llama así) por polémicas políticas, las mismas que provocaron que el seaborgio se llamara, ¡rutherfordio!, durante tres años.

•Dinámica
La pobre fuerza centrífuga desapareció y se transformó en la fuerza centrípeta. Quizás era para combatir los nacionalismos centrífugos…

•Termodinámica
La famosa primera ley de la termodinámica se escribía como ΔU = Q – W, porque se consideraba que el trabajo ejercido sobre un sistema era negativo. Ahora se considera positivo, y se suma sin más: ΔU = Q + W (Nótese que la cantidad Delta U no cambia, lo que cambia es el signo de W).

Y más, supongo. Por otro lado, el número 3 siempre ha tenido cierta significación. En la mayor parte de los cuentos tradicionales, es el número de veces que se repite una escena antes de que el protagonista se salga con la suya. Aristóteles planteó que un argumento tiene tres partes, comienzo, nudo y desenlace. Varias religiones defienden que la divinidad se compone de tres personas, manifestaciones todas ellas del mismo ser omnipotente y omnisciente. Tres es el número de dimensiones de la geometría euclidiana y el número de componentes de un vector (módulo, dirección y sentido). Tres es el número de personas gramaticales y si bien hay dos números gramaticales, es a partir de tres cuando son multitud. Esto lo saben bien en mecánica cuántica, pues la resolución de la ecuación de Schrödinger para un sistema polielectrónico, esto es, como mínimo dos electrones y un núcleo, es inexacta. Lo mismo pasa con cualquier molécula poliatómica, que comienza con dos núcleos y un electrón. Por supuesto, protón, neutrón y electrón. Tres son los demostrativos, este, ese y aquel, o Fulano, Mengano y Zutano.

Pero, ¿qué del tres como decena? ¿Por qué sólo su posición como unidad? ¿Es que acaso no cuenta? Está la Guerra de los Treinta Años y mucho más, pero especialmente relacionado con la edad. ¡Ah, la edad! ¡El tiempo!

Y nada diré del cero, por razones obvias. Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra.

4 comentarios:

Lansky dijo...

Progreso y precisiones crecientes, al menos en ciencia, no tanto en ortografía u otras cuestiones

capolanda dijo...

Preciso fui yo a la hora de nacer: a las cuatro, cuando toca la siesta.

Paloma Polaca dijo...

Pues si chico pasa el tiempo.

Creo antiguos sistemas educativos se centraban en memorizar nombres de ríos y montañas, y alguna vez se escuchaban ecos sobre los reyes godos.

Al final la educación se centra en la cantidad de información ""inútil"" que se le mete a los chavales.

Un saludo.
(Nótese: las dobles comillas)

Nota: sobre la tabla periódica...La pena es que no se enseñe cómo se diseñó y el por qué de la misma, es más interesante que memorizar nombres que se olvidarán de manera inmediata.

capolanda dijo...

Sin haber vivido antes de la EGB, creo que el sistema antiguo te formaba bastante bien en humanidades, como se ve en gente de la generación de mi padre, que pueden conocer perfectamente las normas ortográficas sin leer ni escribir todos los días. En geografía se nota un montón, pues estudiaban España con gran detalle y durante años, mientras que ahora te enseñan por ejemplo la capital de Lituania sin saber tres leches de cómo es esa región.

Bueno, no sólo la tabla periódica, sino que en todas las ciencias se suelen enseñar en base a aprender de corrillo las leyes, pero a no ser que llegues a la facultad y empieces con los libros técnicos, no sabrás cómo se dedujeron. Siendo justos, memorizarlo viene bien para predecir, por ejemplo, las características de los elementos químicos, pero sólo si tienes cierto interés intelectual, lo que está claro que no es así en la mayoría.