jueves, septiembre 29

Inversión.

Continuamos con la discusión de ayer, a la cual precederá una introducción. En términos generales, es cierto que hay una generación que está más familiarizada con Gokuh que con Superman. La llegada de las series japonesas a la parrilla televisiva de los ochenta y noventa familiarizó al público con el estilo nipón.

Sí, algún purista puede decirme con toda razón que antes de esa fecha estaban Heidi, Marco y Mazinger Z, y más. Pero la invasión fue entonces. Con el tiempo, las editoriales empezaron a publicar los originales en que se basaban algunas de esas series.

Ya pueden empezar a soltar lagrimitas por aquellos tiempos en que se hacían sus primeras gayolas.

Aquellas ediciones solían ser cómic-books. Pronto quedó comprobado que la lentitud de los mangas hacia un tanto inepto este formato y que lo más apropiado eran los tomos. Bueno, no en el quiosco (¡Por entonces yo aún compraba en quiosco!). Las editoriales necesitaron cierto tiempo para ser convencidas.

Con el tiempo, se probó con tomos de 96 páginas. Finalmente, llegó el día en que se probó con los tankōbon. Este es el formato corriente de publicación en Japón: un tomo de 22 cm x 15 cm y alrededor de 200 páginas. Cuando se vio su éxito, otros formatos menos usuales, reservados para obras muy exitosas acabaron por aparecer.

Pero no de cualquier manera. Además, se respetó el sentido de lectura oriental. Es decir, los mangas se publican al revés. A lo mejor, estimado lector, no sabías esto. Mi hermana tuvo que enseñarle uno de los míos, editado en recio castellano, a una amiga suya para convencerla.
¡Y no sólo eso! Además, ¡¡se dejan las onomatopeyas en japonés!! Esta es buenísima. Se practicó casi a la par que la solución anterior.

¿Te preguntas, lector, por qué? Pues hay buenas causas tras esta decisión. La primera y fundamental, ¿sabes cuánto cuesta adaptar las onomatopeyas? Un poco, porque en Japón la rotulación y el dibujo no van aparte, como sí ocurre en América. Segundo, ¿te das cuenta de que adaptar las viñetas al sentido de lectura occidental hace que el dibujo se invierta? Es decir, todo el mundo tiene dextrocardia, es zurdo… ¿Que si yo me fijo en todas esas cosas? Pues excepto un momento de la edición de Dragon Ball en que Gokuh se agarraba el lado derecho del corazón, jamás me he fijado.

Pero es mejor ser objetivos, y citar todo lo que ocurre cuando el dibujo es alterado.

• Todos los elementos asimétricos son alterados. Hay dos tipos:
•• Hechos anatómicos improbables, tales como que todo el mundo tenga el apéndice a la izquierda.
•• Los sistemas de escritura, señales de tráfico y demás lenguaje simbólico queda igualmente alterado.
• Las traducciones tienen una mayor probabilidad de error, pues desde el original japonés lo izquierdo y lo derecho intercambian sus lugares.

Eso sí, si decides publicar en el sistema oriental, tienes que:

• Leer hacia el lado inusual (¡Al principio cuesta!).
• Hay mayor probabilidad de que las onomatopeyas no sean traducidas.

Ni que decir tiene que todo depende del grado de japonés práctico que se conozca. Si no conoces la escritura, como que te dará lo mismo que esta se invierta o no en la adaptación. En el caso de que se invierta algún texto en alfabeto latino no debería ser difícil leerlos al revés o son detalles irrelevantes (anuncios, controles de un electrodoméstico, etc). Si se conoce un grado respetable, es probable que sí se prefiera leer al revés. Claro que, entonces, también podemos pensar que podría leerlo en japonés y prescindir de traducciones.

El origen de esta decisión es extraño. Se llegó a rumorear que todo nació del capricho de Shinji Makari, quien se habría negado a aceptar la publicación de su obra Yugo en sentido occidental. No obstante, la verdad es que, en lo que es España, el primer tebeo publicado hacia allá fue City Hunter de Tsukasa Hōjō por empecinamiento de su autor. La Wikipedia sólo comenta que los japoneses se opusieron a esta alteración de su trabajo, pero tampoco ofrece una cronología ni nada de eso.

No obstante, los fans casi han impuesto que lo normal es publicar los mangas en sentido oriental. Hasta les ha dado por dibujar sus propios tebeos así de entrada.

A mí, personalmente, ya me da igual porque estoy acostumbrado a ambos sentidos. Eso sí, es remarcable señalar que algunos jóvenes sólo leen tebeos cuya portada está donde los libros tienen la contraportada.

Sobre el tema del principio, pues ya entenderán: si el tebeo se lee a la izquierda, ¡es manga! Si no, pues será lo que toque según la nomenclatura. Mañana, de todos modos, quiero dar mi opinión particular.

4 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Realmente, ignoraba esto de la escritura de izquierda a derecha y de las complicaciones y polémicas encendidas (ya he visto el enlace)que puede traer. Pero imagino que para ellos, quiero decir para los japoneses, también resultaría al principio un engorro tener que leer nuestros tebeos o comics al modo occicental. ¿Cómo leen ellos a Tintín, por ejemplo, a Asterix o a Blueberry, si es que los leen?

capolanda dijo...

En el enlace de ADLO! un comentarista dice que Watchmen no ha sido invertido, pero parece que lo más habitual es invertirlos en aquellos lares. Cualquier búsqueda en Google me devuelve el caso del manga fuera de Japón, no el del no-manga en japón.

Paloma Polaca dijo...

Desconocía estas cosas. Nunca he tenido la curiosidad de conocer este mundo.

Recuerdo la recreación televisiva de Ramma 1/2, en su momento me pareció un poco sorprendente para el público infantil. Tenía una cierta dosis de erotismo.

En occidente las publicaciones gráficas se consideran destinadas para el público infantil, lo cuál me estoy dando cuenta que es muy falso.

Un saludo.

capolanda dijo...

Pues ya ves. A este paso, la peña acabará dibujando las viñetas de derecha a izquierda, pero el texto se leerá de izquierda a derecha. Otra cosa no, pero resulta mareante. El primer tebeo que me compré yo invertido (¡Ejem!) era Nausicaä del valle del viento de Miyazaki, y me costó Dios y ayuda al principio.

Ranma 1/2 marcó una época televisiva, ¡desde luego! Una diputada socialista quiso regularla o retirarla por aquel entonces. Curiosamente, su autora lleva años repitiendo los mismos esquemas de ese tebeo, como comenté en alguna entrada anterior.

Hombre, Alan Moore, Will Eisner y Mark Millar, por citar a algunos, han sido bien capaces de hacer obras profundas desde hace ya años, más de veinte en el caso del segundo. También hay dos sucesos que explican la persistencia de esa idea:

1. Varios de esos tebeos pueden ser parte del mainstream comiquero, pero casi nunca lo son del principal. Excepto cuando hay adaptación cinematográfica.

2. La idea "adultescente", como dicen por ahí, de que lo no infantil se caracteriza por chorros de sangre y tetas gordas. No todo el mundo la traga, gracias a Diox.