miércoles, septiembre 28

El éxito mundial del manganime.

Sé que hace ya mes y medio de todo este lío, pero entre los preparativos de la venida del Papa, salió un manga de su vida.

Porque el manga es mucho más apto para la juventud que John Cassidy y Marvel, ¡coño ya!

Esta acción ha venido a confirmar lo que muchos ya saben: que el estilo japonés ha llegado a ser, por derecho propio, el referente mundial de la monería. O como lo llaman en el mundo anglosajón, el animu. Esta palabra se basa en la pronunciación impostada a la japonesa de “anime”, y es peyorativa. Básicamente, consiste en imitar las características más llamativas del manganime pero sin tener una sólida formación como dibujante. También, como se comenta en este hilo de discusión, se suele hacer que todos los personajes sean jóvenes o mucho más jóvenes de lo que deberían. Esa es la razón por la cual Benedicto tiene treinta años menos en la portada.

En realidad, el manganime no es el único que sufre de advenedizos. También el naïf está plagado de gente que ni siquiera sabe dibujar, como denuncia más de uno. Se confunde que el trazo sea sencillo con que sea fácil hacer algo parecido.

Eso, y la idea de distinción que da. ¿Dibujar tebeos, yo? ¡No, hombre! Yo dibujo manga/naïf/slice of life… En el fondo es eso, la idea de que un tebeo es un producto pueril (en ambos sentidos), empezando por la propia palabra.

Hace algunos años, un manifiesto firmado por quince personas protestaba por la organización de una exposición de Tintín. ¿Por qué? Porque los manifestantes temían que provocara que el tebeo siguiera estando asociado a un producto infantil. Aparte de la propia discusión entre profesionales y críticos, siguió en paralelo la de llamar cómics a los tebeos, decisión que fue discutida por Carlos Giménez, entre otros.

No mucho después, entraron los mangas. Se volvió a repetir el proceso, y si bien al principio fue por rechazo o curiosidad, al final también se transformó en otra manera de no decir tebeos a cosas que se componían de viñetas.

Entonces, los aficionados al cómic francobelga empezaron a llamar B(ande) D(essinée) a las obras galas por elitismo.

Por último, cómo no olvidarnos del término “novela gráfica”, creado para hablar de cierto tipo de tebeos que suelen tener las estructuras narrativas de las novelas (guión cerrado, publicado en un solo número…). Más o menos tenía una función clara, pero se fue al traste cuando se vio que se transformó en un sinónimo chic de “tebeo” en varias adaptaciones cinematográficas. Eso, y que se usa como un concepto incompatible a “tebeo” (¿Es un tebeo o una novela gráfica?).

Y más o menos podríamos dejarlo ahí, porque aunque se hable del manhwa a veces, se ve como manga coreano. Al final hemos acabado con cinco términos para referirnos a más o menos lo mismo… Bueno, la mayor parte de la gente sólo usa dos o tres.

En el fondo, todo esto no nace sino de un enorme complejo por la palabra “tebeo”, o “cómic”, o “manga”, o… Menos la expresión “novela gráfica”, muy posiblemente encontrarás al menos a una persona que piense que los términos anteriores se relacionan unívocamente con creaciones infantiles. Y lo infantil, todo el mundo lo sabe, está unívocamente asociado a lo bobo, no a lo que hasta los niños pueden entender. Como si Astérix el galo ya empezara con un hándicap porque su público principal sean infantes.

Además, como ya he comentado, muchas veces se llega a discutir cómo llamar a una obra en concreto, lo que suele llevar a una logomaquia en el sentido más literal del término. Por ejemplo, hubo un tiempo en que hablar del “manga español” podía llevar en ciertos foros a airadas discusiones acerca del significado japonés de manga, de que algunos tebeos occidentales también tienen ojos grandes, de que el dibujo por sí solo no define a un tebeo. Porque si nos ponemos quisquillosos, The Authority podría ser un manga. ¿Por qué, si el estilo no lo es y además es de superhéroes? Pues porque su narrativa está cercana a este, que lo admite el propio guionista, Warren Ellis, que es lector de mangas. Después entró Mark Millar, quien también podría crear su propia definición de productos artísticos compuestos por viñetas si así lo quisiera (la labor de ambos en The Authority causó un fortísimo impacto en los tebeos de superhéroes).

No obstante, cierto detalle puede acallar la discusión al menos en el caso del manga. Mañana se verá cuál.

2 comentarios:

Paloma Polaca dijo...

No conocía esa publicación, por primera vez me parece la cara del Papa buena.

Un saludo.

capolanda dijo...

Algo bueno debía de tener el animu, ¡jejeje!