domingo, marzo 11

Leyendas del mundillo friqui: Nobita estaba en coma. Shizuka, en la Costa del Sol.



Esta es una famosa leyenda, que se ha salido del mundillo del manganime y ha dado sus pasitos por el mainstream. Ya sabe, resulta que en el último episodio de Doraemon, esa famosa serie de dibujos basada en un tebeo, se descubre que Nobita es en realidad un niño comatoso y Doraemon un peluche suyo. ¡Qué grima, señores míos! ¡Qué grima!

Antes de nada, las verdades por delante: Doraemon no tiene un final, ¡¡¡tiene varios!!!. Todos los tebeos de Japón se publican en revistas, y en varias para el caso de esta historieta En concreto, acabó hasta tres veces en años consecutivos en una publicación llamada Shogaku 4-nensei. Estos finales, como son muy parecidos entre sí, los explicaré bajo el siguiente epígrafe.

1-Doraemon tiene que volver a filas.

Básicamente, en la época de Doraemon algo provoca que los viajeros del tiempo deban volver a su época.

a) En el ejemplar de Shogaku 4-nensei de marzo de 1971, se cuenta que los viajeros del tiempo causaban tales problemas que el gobierno de la época futura acabó prohibiendo el viaje en el tiempo. Doraemon se despide de Nobita.

b) En el de marzo de 1972, Doraemon debe volver por alguna razón no revelada, así que se hace el estropeado (recordemos que es gato-robot) para que Nobita lo deje marchar. Como Nobita lo cree y le promete esperarlo, Doraemon le cuenta la verdad y el chico acepta. Doraemon vuelve al futuro.

c) En el de marzo de 1973, Nobita vuelve a casa después de ser apaleado por Takeshi (alias Gigante o Gian, dependiendo de tu edad). Allí, Doraemon le cuenta que ha de volver al futuro. Nobita queda desolado después de oír esto e intenta convencerlo de que se quede, pero acaba aceptando la realidad después de hablarlo con sus padres y pasean los dos juntos por última vez. Mientras Doraemon hace las maletas, Nobita pelea de nuevo contra Gian. Como no quiere preocupar innecesariamente al gato-robot, lucha con todas sus ganas, hasta el punto de que Gian le concede la victoria por abandono. Doraemon encuentra a Nobita hecho trizas y lo lleva a casa, donde vuelve al futuro mientras el niño duerme.

Esta tercera versión habría sido el final oficial, pues la serie tenía una baja audiencia y el dúo Fujiko Fujio trabajaba en otros proyectos, pero volvieron a la carga al mes siguiente. Aún así, este final fue reimpreso en uno de los tomos y tuvo dos adaptaciones animadas, de lo que las dos primeras versiones carecen. Eso sí, estas últimas adaptaciones son más extensas e incluso tienen una doble lectura.

Aún así, a efectos prácticos es como si no tuviera final. Años después, el dúo Fujio Fujiko se separó, lo que dejó en suspenso una decisión definitiva y finalmente Fujiko F. Fujio, quien continuó el tebeo hasta 1996, falleció. La serie y las películas continuarán hasta que dejen de ser rentables, obviamente.

Vale la pena mencionar que estos finales se intentaron porque se sentía la necesidad de acabar una historia cuyos lectores iban creciendo.

2-Pero entonces, ¿Nobita era autista?

Por tanto, ya volviendo a la leyenda friqui, tanto vale preguntarse por el final de Doraemon como por el de Los pitufos. Aún así, durante mis prácticas de laboratorio llegué a discutirles a varios compañeros la veracidad de esta y en Japón llegó a haber una manifestación de fans enfadados. ¿Por qué se hizo famosa? ¿Por qué con Doraemon? Dejando a un lado la obviedad de que es muy conocida, no me chocaría que su origen nipón fuera la mayor razón de que le haya tocado llevar la cruz de la fantasía comatosa. Primero, todo el mundo puede alegar que el capítulo se estrenó en Japón pero que fue prohibido, del mismo modo que ocurriera con el episodio de Pokémon, caso comentado en la anterior entrega de esta serie. Segundo, todo el mundo sabe que los japoneses son capaces de hacer cracks como Akira o Urotsukidoji. ¿Que Doraemon resultó ser el sueño de un niño moribundo? Bastante más digerible que la superpolla que aparece en la segunda obra.


¡QUÉ TRANCA, TRON! (véase el artículo viruetil para más información)

Lo realmente curioso viene ahora: este final existe. Sólo que es de otra serie, de St. Elsewhere, una teleserie hospitalaria de origen americano emitida durante los ochenta. Una de las razones por la cual esta serie es tremendamente conocida, especialmente fuera de los Estados Unidos, es por su último capítulo (¡¡Ahora sí!!). En este, el escenario cambia del susodicho hospital a un edificio de apartamentos. En este, hablan uno de los doctores de la serie, en ese capítulo obrero, y su padre, un personaje ajeno a la serie. El primero le comenta al segundo que su hijo, presente en la misma habitación, es un autista cuya única actividad es contemplar un juguete: una bola de nieve que incluye una maqueta idéntica al edificio del hospital de la serie “per se”. Perturbador.

¿Cuál era la intención de los guionistas? ¿Epatar? ¿Echarse unas risas? ¿Vengarse por la cancelación? ¿Hablar de que la realidad es en verdad un sueño? ¿Criticar que la ficción sin mesura puede llevar a una fantasía que aísla al espectador? En verdad, no lo sé y aunque es hasta interesante, debo continuar con esta entrada. Sólo diré que el niño, llamado Tommy, es el supuesto “creador” de gran parte de la ficción norteamericana por los crossovers entre la teleserie donde apareció y otras, representado en una tabla que debe de circular por la red.

Sea como sea, este final es idéntico al pretendido para Doraemon. De todos modos, no me gustaría dejar de lado OTROS supuestos finales que no son tan populares pero existen.

3-Doraemon se quedó sin pilas.

Este final supone que, en algún momento dado (¡Cómo no!), Doaemon se descarga y deja de funcionar (recordemos que es un robot). Extrañado, Nobita consulta a la gente del futuro y descubre que la única manera de recuperar a Doraemon consiste en cambiarle la batería, pero es imposible en el caso de Doraemon porque no tiene orejas (Recordemos que se las comieron unos ratones, ¡qué barbaridad!). Entristecido, Nobita acepta la pérdida y se vuelve estudioso y trabajador. Con el tiempo, llega a ser un genio en robótica que repara a Doraemon. Todos viven felices y comen dorayakis.

Este final fue creado como fanfiction por un tal Nobuo Sato, y después fue publicado como un exitoso dōjinshi por un artista bajo el pseudónimo “Tajima T Yasue”, pero fue demandado por Shogakukan, tuvo que disculparse y pagar para hacer las paces.

4-La vida duele, la muerte no.

Este es un dramón: Nobita cae aparatosamente y queda en coma (¡Hum…!). Su estado es grave y la única cura es una operación tan costosa, que Doraemon se ve obligado a vender todos sus inventos menos uno. No obstante, la operación fracasa. Dolido, pero firme, Doraemon le cede a Nobita el anterior invento para que el criajo pueda ir adonde quiera una última vez antes de que la Parca corte su hilo. Nobita pide ir al Cielo. ¡Joder! Esto SÍ da grima.


Los de la Frikipedia también han propuesto su propia conclusión para el enorme trabajo artístico, filosófico y ético que es Doraemon. No obstante, a Japón no le ha interesado.

Sólo la fascinación del personal por las historias que acaban en “Todo era un sueño” explica que ninguno de estos otros finales, ciertos o falsos, sea más conocido. Aún así, no hay lugar para la discusión: no sólo no acaba Doraemon así, sino que han copiado el final de otra serie, ¡y hay más finales legendarios! Ante esta situación, yo sólo puedo citar el lema de Los inmortales: “Sólo puede quedar uno”.

Fuentes:
Doraemon (manga), Wikipedia
Enciclopedia de Doraemon

7 comentarios:

L the Girl in Black dijo...

Re: St Elsewhere, gracias a la magia de los crossovers entre series de TV la verdad es incluso más inquietante.

capolanda dijo...

¡Pues es aún más exagerado de lo que pensé! Jamás me habría figurado que Buffy, Alf y el Doctor Who estuvieran relacionados con series como La familia Brady, El príncipe de Bel-Air y Degrassi Junior School.

De hecho, es una idea tan famosa que un profesor de filosofía llegó a argumentar que era una suposición exagerada, pues soñar con alguien no significa que esta persona no exista. Así, para él el Tommyverso puede coexistir con la "realidad" de la ficción televisiva.

Miguel Baquero dijo...

Lo que está claro es que los japoneses andan bastante sobrados de imaginación y la usan sin complejos, no como los europeos que exigen tanto credibilidad como corrección. No es extraño que los productos nipones triunfen...

capolanda dijo...

Yo siempre he visto en los álbumes europeos bastante imaginación. Tampoco hay que entender la fantasía como falta de lógica, aunque sea una muy particular, como la kafkiana.

Anónimo dijo...

Sois unos imbéciles. Nobita nunca ha estado en coma. Sois vosotros los que habéis inventado una mentira para dañar los corazones delos niños que se mueren por saber el final de Doraemon. Sois unos crueles. Os lo dice una gran fan de Doraemon.

capolanda dijo...

Por algún motivo, el mensaje se ha colado en el spam (quizás porque emplea la palabra "imbécil", ¡vaya tontada!). En un acceso de rara generosidad, lo he recuperado.

Veamos, querida: ya sabemos que Nobita jamás estuvo en coma, es un ser ficticio. Yo no me he inventado nada (más quisiera yo haber creado algo tan exitoso como Doraemon), estos "finales" o son salidas provisionales de los creadores de Doraemon o son ideas raras que algún tipo en Internet ha elucubrado.

Así pues, la mención a lo Helen Lovejoy sobra mucho. De hecho, supongo que muchos chavales saben que un final para Doraemon es ridículo: es una narración-río, que más simple viene a decir que no tiene comienzo ni final formales. Como la gran mayoría de tebeos y series televisivas, que en el caso de Doraemon es ambas. Como Los Simpson, no importa cuándo o dónde comienza, sino qué ocurre en cada episodio o capítulo. De ahí que los protagonistas pasen los ciclos estacionales sin envejecer nunca o que haya poca o nula continuidad entre los episodios.

Quien espere el final de Doraemon, mejor que espere sentado.

carlos dijo...

Oye Ozanu, no cataloges de estupida a la gente, todos sabemos que es ficcion no por eso vais a daros de aguafiestas o sabiondo con tan solo menospreciar, quzas a ti te importe un pito pero hay niños que aman la serie como mi hija y yo a su edad, esos finales son un fiazco, una version emo de un tio que tiene una percepción tan patetica del todo, todo tal como en Captain Tsubasa o Pokémon, Doraemon no tiene fin pero para ello existe el fanfiction, para soñar.