miércoles, diciembre 31

Adiós, 2008.

Bien, son las 22:27 cuando estoy empezando a escribir esto. No creo necesario extenderme, así que resumiré.
2008 ha sido el año en que he acabado la carrera. Sólo por eso, es un buen año. He tenido la oportunidad de colaborar en un proyecto de investigación en la universidad. También me he planteado seriamente mi futuro profesional, por lo cual reempecé a estudiar para obtener el permiso de conducir como manera de moverme en mi campo (las plantas químicas no están en el centro, precisamente), y he decidido estudiar inglés para tener mejor currículum (en conocimientos voy bien). En aficiones, la mayor libertad que he tenido desde que conseguí el título me está permitiendo explayarme un poco más, llegando a practicar de nuevo el dibujo, y actualizar más esta bitácora.
Así, para el siguiente año mis prioridades son sacarme el carnet de conducir, encontrar trabajo y acabar inglés. Después, dedicarme más a mis obras, y disfrutar en la medida de lo posible.
Son ahora las 23:25 (me he entretenido por la cena de Nochevieja), y os deseo a todos un feliz y próspero 2009.

domingo, diciembre 28

¡Diciembre!

Una mañana, mientras el sol aún salía por el oeste, como se decidió en la última sesión del parlamento, Caín llegó al instituto. Según su costumbre, fue a recoger la llave del aula y el parte de clase en la conserjería, pero no pudo realizar esta tarea tan sencilla, y no porque fuera así de torpe. Simplemente ya la había hecho otra persona.
-¿Ah, sí? ¡Qué raro!-expresó Caín, pues sabía que sus compañeros no movían un dedo para facilitarle sus tareas como delegado.
-Mira, se lo ha llevado una chica castaña, enana y canija-le explicó el conserje, quien era muy brusco.
-¡De acuerdo, gracias!-dijo Caín, y se dirigió al aula de pared curva-¡Pues sí que es raro! ¿Se habrá caído de la cama, golpeado en la cabeza y vuelto responsable de repente?
Empezó a subir las escaleras, y pudo conocer de primera mano los últimos cotilleos en las paredes.
Aquí hay mucha zorra que se deja tocar las tetas., rezaba el primer mensaje.
El cabrón de Manuel se ha llevado a mi novia., anunciaba el anterior mejor amigo de Manuel.
Me cago en los putos muertos del maricón de 4º-A., declaraba otro.
“¡Cómo está el patio!”, reflexionó Caín.
Llegó a la puerta de la clase, donde realizó el saludo decretado por el ayuntamiento, consistente en extender la palma derecha de modo que el pulgar rozaba la nariz, y agitar la lengua simultánea y horizontalmente, para que el retrato del alcalde quedara salpicado de saliva. Huelga decir que los concejales se asombraron de la nula capacidad de este señor para captar la ironía.
Entró, y allí estaba Clarisa, sobre el pupitre de él, con un largo abrigo, pero las pantorrillas descubiertas.
-¡Ah, hola!-dijo Caín-¿Llevas mucho esperando?
-¡Tan sólo una hora!-contestó ella, radiante, con una sonrisa que mostraba sus dientes, necesitados de un buen ortodoncista.
-¡Una hora! ¿Te dejaste ayer algo olvidado?-comentó Caín, a cierta distancia.
-No, simplemente no podía dormir-respondió, y abrió las piernas, lo que reveló un muslamen pálido.
Caín, azorado, se percató de que debía de ir con minifalda. De otra manera no explicaba que llegara a verle las bragas, rojas, que contrastaban con el gris de su abrigo.
-¿No tienes frío…?-preguntó, ingenuamente.
-No, no tengo nada de frío-contestó, y se arrodilló sobre el pupitre-De hecho, tengo muchísimo calor-empezó a desabrocharse el abrigo, que reveló un tórax desnudo-Por eso me he despertado, y traigo esto encima para no llamar la atención.
Finalmente, acabó de desabrocharse el abrigo, y apareció con sólo ropa interior roja. Caín se pellizcó, para ver si era un sueño.
-¡Pe… pero… pero…!-no acertaba a hablar.
-¡Venga, no te hagas ahora el tímido! Estamos solos, no tienes que hacerte el duro, como siempre. ¡Déjate llevar, para variar!
-¿Y si nos pilla alguien?
-¡Son las ocho, nadie va a venir ahora! De todos modos, da igual, mira-señaló a la puerta. Allí, un vórtice se estaba abriendo.
-¿Qué es eso?-preguntó Caín, pero Clarisa se abalanzó sobre él. Aunque tenía fuerza más que suficiente para soportarla, el pudor hizo que se tambaleara hasta el pupitre de Saray.
-¡Aquí mismo!-dijo ella, y lo besó en el cuello.
Caín notó cómo el placer se extendía por todo su cuerpo, haciéndole olvidar el frío que hacía.
-¡Qué diablos! ¡Adelante, preciosa!-se desabrochó los pantalones, que lanzó de una patada. Estos salieron por la ventana y cayeron encima de una mujer que, tras examinarlos atentamente, decidió venderlos en el rastro.
Cuando estuvo a punto de situar a Clarisa sobre el pupitre, se dio cuenta de que había sido invadida por gatitos que devoraban todo animal que veían.
-¡Qué miedo!-protestó Clarisa-¡Vamos allí!-señaló la mesa del profesor.
Caín se sintió algo avergonzado, pero se repuso.
-Nos van a expulsar, ¡así que vamos a hacerlo a lo grande!-decidió, y corrió. Echó a Clarisa, que ya estaba quitándose el sujetador. Para entrar rápidamente en acción, Caín también se quitó de una vez la camiseta y la sudadera. Cuando recuperó la visión, se aterrorizó al contemplar que, en vez de senos, Clarisa tenía un mensaje que decía “V1agra C1al1s free”.
-¿Qué coño es esto?-preguntó Caín.
-Nada, solamente spam-respondió ella, y el mensaje desapareció. Un expectante Caín quedó decepcionado por segunda vez cuando vio otro mensaje que le instaba a registrarse en un sitio de la red.
-¡Esto es rarísimo! Debo de estar soñando…-se dio la vuelta, confuso, y entonces vio que Saray estaba allí, con lo que le parecía una toga. Reía alegremente, a pesar de que había perdido los ojos, en sus cuencas se veían palcos de gente que aplaudían apasionadamente.
-¡Qué horror!-exclamó, alejándose a saltos de la mujer anuncio y de la mujer teatro-¡Esto es una pesadilla! ¡Que acabe ya!
A pesar de sus ruegos, o quizás por estos, el techo empezó a caer sobre él. Su histeria se manifestó.
-¡Aaaaaaah! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir!-gritaba, mientras corría como podía para evitar ver a sus condiscípulas.
Vio cómo el techo estaba a sólo dos centímetros de su cabeza, y se tiró al suelo, donde se hizo un ovillo, lloró y se orinó a un tiempo. Entonces, oyó unos pasos cerca de él, y notó una mano sobre el hombro.
-¡Inocente!-gritó alguien, y un montón de gente entró en el aula. Caín abrió los ojos, y desconcertado, no pudo creerlo.
-¿Esto… era una… broma?-preguntó, sollozando.
-¡Sí! ¡De parte de la gala navideña de cada año, que este año quiere dar protagonismo a gente corriente y moliente!
-¿¡De parte!? ¿¿¡¡De parte!!??-gritó él, furioso.
Saray y Clarisa, que eran los ganchos, reconocieron el brillo de la mirada de Caín, y salieron discretamente. Pudieron oír los alaridos de dolor, y comenzaron a correr.
Por estas circunstancias, no hubo ocasión para el programa esas Navidades, lo que desilusionó enormemente a Celsio.
-Había oído que salían unos compañeros de clase…-le explicaba, a sus padres-¡En fin, el año siguiente será!-y siguió comiendo orugas.

miércoles, diciembre 24

¡Felices Saturnales, o algo así!

En el misterioso y lúgubre habitáculo donde residen los personajes de Hilaridades, Ozanúnest contemplaba el vacío con desencanto. Por detrás, Clarisa reposaba en un sillón con los pies apoyados sobre la esquina de una pequeña mesa oblonga. A su derecha, Andrés intentaba leer la prensa deportiva sin éxito porque estaba demasiado oscuro. Y a su derecha, Saray dejaba pasar el tiempo, tamborileando sus dedos en el respaldo, con una pierna cruzada sobre ese mismo respaldo y el codo en el otro respaldo. Frente a ella, Celsio escuchaba la radio con auriculares. A la derecha de Celsio, Shasha estaba sentada con las manos sobre el regazo. Y a su derecha, Caín estaba jugando con una consola portátil, apretaba los dientes cuando la dificultad se incrementaba.
Clarisa estaba ansiosa, y tras varios balanceos, bajó los pies de la mesa, y se removió. Caín musitó un improperio cuando su personaje fue devorado por osos estalinistas. Desmotivado, apagó la consola, la depositó sobre la mesa, y miró a Ozanúnest.
-¿Qué, no se te ocurre nada?-le preguntó directamente al autor. Este suspiró.
-No, a no ser que la Navidad sea una mezcla de las Saturnales con ritos orgiásticos de siempre.
-¿Entonces, ningún especial por Navidades?-inquirió Clarisa.
-¡No!-volvió a contestar Ozanúnest.
-Tengo una idea-empezó a decir Saray-Escucha, podrías presentarnos a las chicas como las hijas desconocidas de Santa Claus, y que nos comportamos como gamberras por rabia, ¿qué te parece?
Ozanúnest la miró comprensivamente.
-Lo siento, Saray, ya se ha hecho. Se llama Jingle Belle.
Saray chasqueó los dedos, molesta.
-Además, no es nada hispano-dijo Celsio, y apagó la radio-Lo suyo es que el tema sea una costumbre española.
-¿Ideas?-preguntó Ozanúnest, esperanzado.
-He oído otra noticia más del Gordo, y me he acordado de los niños que cantan los números. Podrías exponer que algún conocido nuestro tiene un problema económico acuciante y queremos ayudarlo a toda costa, por lo cual acudimos a la sede del sorteo el mismo día que se celebra, suplantamos a algunos de estos chavales, y cantamos el número que nuestro conocido previamente ha comprado. No obstante, nuestros nervios nos hacen cantar un importe no existente, demasiado acertado para que esta persona salde su deuda, y somos descubiertos, y en la huida organizamos un follón o dos. ¿Qué os parece?-buscó el apoyo de sus compañeros.
-¡Me gusta!-dijo Saray.
-Suena divertido-opinó Shasha.
Los demás asintieron, pero Ozanúnest permanecía serio.
-¿No te gusta?-preguntó Celsio, decepcionado.
-¡Sí me gusta! Es pintoresco, curioso, grandioso…
-Pero ocurre que…-comenzó Clarisa.
-Que también sería original, si no fuera porque a Escobar se le ocurrió la misma trama para una historieta de Zipi y Zape hace ya muchos años.
-¡Maldita sea!-clamó Caín.
-Siempre podemos salvar las Navidades…-sugirió Andrés.
-¿De qué, esta vez?-rió Ozanúnest, y se quedó mirándolo.
-Del capitalismo-respondió, y todos carcajearon.
-¡Pues estamos buenos!-comentó Clarisa-¡Más nos vale capitular!
-¿Empezamos por los grandes almacenes, o directamente atacamos las empresas productoras?-preguntó Saray.
-¡Mejor aún, dediquemos nuestros esfuerzos a sabotear el consumo!-propuso Celsio-¡Le regalaremos a la gente lo que quiera comprar!
Tras el fin del jolgorio, todos se enjuagaron los ojos, y quedaron callados. Aún sonriente, Clarisa tomó la palabra.
-Bien, entonces este año no hay especial navideño.
-No-contestó Ozanúnest-hay un especial no navideño.
-¿Esta conversación?-preguntó Shasha, consternada-como mínimo, actualiza durante las vacaciones los nombres de todos nosotros en las historias publicadas, que los lectores ya no sabrán cómo se llama cada uno.
-Vale-dijo Ozanúnest-pero que conste que sigo escribiendo. Y algo más caerá en las Fiestas.
Todos volvieron a sus quehaceres, sólo Clarisa meditó.
“A ver qué puñetas hace.”, concluyó, y volvió a poner los pies sobre la mesa.

domingo, diciembre 21

Vocabulario.

Dentro de poco tendré tema para más reseñas, pero mientras tanto, y aunque escribo relatos, no tuve para la semana anterior. Bueno, y también que el frío que hace es horroroso.
De todos modos, he tenido una inspiración. Por dos motivos, el primero se refleja en este par de vídeos.





¡El curso de ética periodística! Esa sección del antiguo Caiga quien caiga, presentado por El Gran Wyoming y emitido en Tele5, que dedicaba su esfuerzo a corregir titulares de prensa ambiguos y/o mal redactados. Mientras veía los vídeos, pude confirmar que siempre ha habido titulares horribles, y que la ausencia en los diarios actuales de correctores de estilo sólo incrementa su frecuencia de aparición. Por supuesto, hay más errores, como las faltas de ortografía (leer "bollante" y "abalaba" en un suplemento dominical es vergonzoso, como ya creo haber dicho), y los que considero peores, el mal empleo del léxico.
Estos últimos pueden deberse tanto a la ignorancia del periodista, como al empleo forzado de eufemismos para evitar términos supuestamente inapropiados. Un ejemplo se presenta en esta noticia del diario ADN, que publica el resultado de un estudio de la imagen social de la droga entre la juventud. El informe completo está enlazado en la noticia, en el cual incluyen incluso una clasificación de los jóvenes según su reacción, y el último tipo, "contradictorios", llama la atención por su descripción. Textualmente:
Les caracteriza la ambivalencia, incluso la contradicción
– en postulados morales
– en actitudes frente a los riesgos
(...)
Están por encima de la media en consumos ilegales
(...)
Sobrerepresentación de:
(...)
• Los que se sitúan en la derecha política
• Los católicos (practicantes o no)
• Los confesos de otras religiones
(...)
• Este concepto abre paso a la idea de “riesgo para otros”
– “yo sí tengo edad”
– “yo sí consumo en espacio/tiempo adecuado”
• Es el “riesgo de otros” el que soporta todas las estigmatizaciones
• El riesgo propio es objeto de una lectura subjetiva y circunstancial, que lo relativiza

Bien, pues el vocablo más adecuado no es contradictorios, sino hipócritas, y aún más cínicos. Critican en otros lo que ellos practican incluso muy frecuentemente. Comprendo que los investigadores evitan ofender, pero hay que llamar todo por su nombre. Por otra parte, se escribe "sobrerrepresentación", con dos erres, porque la letra erre inicial de "representación" se pronuncia como la doble intervocálica (este error es muy frecuente, como "pseudorotación" en vez de "pseudorrotación").

domingo, diciembre 7

Sentimentalismo, ñoñería y otras tonterías.

Hace algún tiempo, ese gran hombre llamado Lordtaku publicó una entrada en su blog que criticaba la sensiblería de algunos friquis a la hora de ligar. En mi opinión, no sólo lleva razón, sino que medios serios* como la literatura o el periodismo la usan desvergonzadamente. La sensiblería, ñoñería, o como queráis llamarla, no es buena para nada a la hora de comunicar, y para colmo sólo logra poner en contra al lector, que piensa que intentan tomarle el pelo.
Por ello, y contando con el permiso de Taku, uso sus imágenes para exponer unos ejemplos**.



· Sensiblería solidaria
Hay que saber distinguirla de la sensibilización, pero hay quien cae en ella. Léase esta viñeta, cuyo texto proviene de un relato.



¡Pero qué malos somos los españoles! No sólo levantamos vallas, sino que hemos desarrollado una evolución fonética pensada para herir la garganta de las gentes del Magreb cuando aprenden nuestra lengua (ni a Lex Luthor se le ocurre). Ahora en serio, me parece estupendo que el autor de la cita pretenda ilustrar la dificultad del idioma que los inmigrantes han de afrontar, ¡pero leches, sé lógico! Cierto es que el sonido de la j en español es más duro que aspiraciones y similares, pero de ahí a que provoque ronquera hay un trecho. Más bien, me parece, le duele la garganta por hablar mucho para lograr la pronunciación correcta.



Como profesores y trabajadores cuyo empleo de la voz es vital. Ahora bien, si quieres dar a entender que sí, que el sonido de la j para un no hispanoparlante es similar a tragar cuchillas de afeitar, lo mejor es dejarse de chorradas y emplear una metáfora.



No es la más brillante de las metáforas, pero como mínimo es válida: expresa una opinión, y no deja lugar a dudas.

·Obviedad ñoña
Hay un dicho periodístico que afirma que Una noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda un perro. No obstante, no es raro encontrarse en los diarios tópicos demasiado conocidos, llegando al punto de que el dicho anterior ya es casposo. Y si se une un tema en que podemos ponernos nostálgicos, se leen cosas así.



Es lo que tiene, supongo, que la historia del cómic no haya acabado todavía, y sigan apareciendo nuevos tebeos. En la literatura pasa algo parecido: mi padre me recomienda insistentemente Sinuhé el egipcio, entre otras, pero me suelen llamar la atención obras más recientes. En otros lectores es más frecuente, y por tanto, no debería llamarle la atención a nadie. Sin embargo, basta que reaparezca un clásico (la verdadera noticia) para que ya empiece la lagrimita fácil ligada a la declaración Cualquier tiempo pasado fue mejor.



Sigue siendo una perogrullada, pero esta sí se refiere a la noticia, y es mucho más positiva, ¡dónde va a parar!

·Simpatía bobalicona
Quien más, quien menos, habrá observado cómo los actores publicitarios suelen adoptar un aire ingenuo, con la esperanza de calar hondo en el publico. Lo más sangrante es que los periodicos también se dan esos aires a la hora de presentar... ¡Digo, de informar algún producto especialmente fructífero!



Alquien que, como yo, ha visto casi un 90% de películas en casa, cuando son emitidas por la cadenas, se queda asombrado ante la declaración. Investiga, y descubre que la Disney está tras la película. ¡Qué inesperado, una obra de Disney es un éxito redondo! Con lo alternativa que es, que cuando triunfa, se entera todo el mundo.



Por ejemplo. Para acabar, y aunque no sea muy objetivo, un último regalo.



En resumen, espero que quede claro que la sensiblería no es buena. Se puede ser frío, apasionado, colérico, cínico o más, pero nunca resultar patético.

* Bien, al menos eso dicen.
** El segundo ejemplo es la cita exacta. Los otros dos son aproximados, pero el sentido se conserva.