lunes, noviembre 23

Magufos.

El suplemento Los domingos de ABC de hoy incluye un reportaje sobre un hecho que ya conocía: el alcance de las patrañas, en relación a la aparición de una película sobre el fin del mundo, supuestamente basada en una profecía maya. Digo "supuestamente" porque la cantidad de posibles traducciones de la frase en que se basa todo esto es numerosa, así que conocer su significado literal es casi imposible.

La red ha servido para mejorar la rapidez con que se transmiten las ideas, ya sean artículos científicos o la última chorrada graciosilla. El problema ocurre cuando se difunde una idea básicamente absurda y contraria a la razón. Concretamente, las pseudociencias han experimentado una difusión fascinante hasta el punto de que se ha impuesto el término magufo, portmanteau forjado a partir de mago y el acrónimo inglés UFO. Magufo es quien cree en las teorías de visitas extraterrestres, parapsicología y otros cuentos del mismo palo.

Lo realmente preocupante es que muchos de estos individuos son incapaces de distinguir la plausibilidad de la realidad. No se dan cuenta de que las teorías han de ajustarse a los hechos, nunca al revés. Se llega a dar en ellos la ley de Poe, que viene a decir, en general, que el discurso de los fanáticos se puede confundir con su parodia si no se deja claro que va de guasa. Pondría ejemplos, pero no tengo ganas de causar tumores cerebrales. Baste decir que en la misma línea mentan a Einstein, la Biblia y la última película que han visto sin que haya relación no sólo entre estos, sino con el tema en sí.

Esto último, como muchos sabrán, es la verdadera causa de esta paranoia: unos cuantos estafadores se aprovechan de la credulidad de la gente para sacarle los cuartos con libros ridículos y películas bobas. Por cierto, no critico la aparición de la película. Las productoras tienen el derecho de ganar dinero tanto con películas infantiles como pornográficas, así que una película sobre mayas que predicen el fin del mundo* es tan tolerable como cualquier otra obra. Siempre que sea de ficción, de calidad aceptable y no se esté aprovechando el sempiterno miedo del apocalipsis para vendernos una película oportunista. Claro que no pudo juzgar sin verla.

Por otra parte, sería injusto de no ser así.

* Ya puestos, podrían haber predicho la crisis económica.

jueves, noviembre 5

Haruhi. hARUHI. HAruhi. haRUHI. HARuhi. harUHI. haruhi. HARUHI.



Ya he visto la "segunda temporada" de Suzumiya Haruhi no Yuuutsu, y sólo puedo expresar mi impresión como nefasta. ¿Acaso los personajes han sido mal llevados? No, de hecho se mantienen en su papel. ¿Quizás la animación se ha resentido? No, sigue siendo igual de brillante. El problema es el guión.

En primer lugar, hay que aclarar que no estamos ante una verdadera segunda temporada, sino ante nuevos episodios que han sido intercalados en la temporada "anterior". Así, la serie pasa a tener veintiocho episodios, una mitad, antiguos, la otra, nuevos.

Pues bien, de esos catorce episodios, ¡se llevan ocho contando exactamente la misma historia! De ahí, el nombrar a la epónima en el título ocho veces. ¿Cómo puede ocurrir algo así? Básicamente, porque se produce un bucle temporal que obliga a los protagonistas a repetir las mismas acciones miles de veces, ¡manda narices! Para colmo, los ocho capítulos se llaman Endless Eight, ¡qué graciosos!

Los guionistas no pudieron contarlo todo en un solo episodio, ¡claro! Necesitaban tres horas para contar lo mismo que en una octava parte. Esta gente se pone al frente de Memento, y les sale una saga como La Guerra de las galaxias, incluyendo la trilogía inédita. Increíble.

Respecto a los episodios no reiterativos, también tengo cosas que decir. Cinco de ellos se desarrollan durante el rodaje de la película rocambolesca que Haruhi y sus siervos de la Brigada SOS presentaron en el festival cultural (episodio antiguo). Aquí no se daría el caso anterior si no fuera porque ya lo vi. Básicamente es el "cómo se hizo", con lo que supone. Es decir, se cuentan detalles obvios, sobre todo en los dos primeros. También es justo decir que en los tres últimos aparecen detalles significativos. Una vez más, se siente esa sensación de que podrían haberlo contado en menos episodios.

Por último, curiosamente el primero, que sí cuenta algo que no se vio ni se intuyó anteriormente. No está mal a pesar de ser de la trama "seria". Tampoco me apetece criticar el único episodio realmente nuevo.

En resumen, decepcionará a quien disfrutara de la anterior serie dentro de lo razonable. Podría haberse quedado en cinco episodios y sería mejor. Yo sólo me explico semejante jugarreta si considero la sobrevaloración que esta serie tiene entre los aficionados a la animación japonesa. No es mala, pero tampoco una obra maestra. Simplemente se deja ver y es simpática. Con un público ganado desde la publicación de las novelas ligeras, el estudio Kyoto Animation debió de pensar que colaría cualquier cosa. Lo bueno es que no ha colado, y no pocos han decidido tachar el nombre de Haruhi Suzumiya de su lista de pendientes.

Lo realmente jodido es que, como los capítulos se intercalan con los antiguos, los nuevos espectadores deben de haber pensado, con razón, que la serie es un truño. Si alguien quiere ver la serie ahora, le aconsejo que conculte la lista, en la Wikipedia, para evitar:

· La puñetera reiteración, excepto el último.
· Ver el episodio de la emisión de la película antes de los del rodaje. Opcional saltarse los dos primeros.

Una lástima. Aún así, es de señalar que de la broma podemos sacar una nueva definición irónica de otaku en su acepción peyorativa: Otaku es aquel que ha visto todas las reiteraciones de Endless Eight y le han parecido lo mejor de la historia, ¡ja!



Para acabar, diré que también he visto Suzumiya Haruhi-chan no Yuuutsu, la parodia que los de Kyoto Animation tuvo que sacar, principalmente para que dejaran de tirarles piedras por retrasar la auténtica segunda temporada durante tres años. Con franqueza, ¡me ha hecho más gracia que la serie original! También es de señalar que son veinticinco cortos de cinco minutos de duración, por lo que no les quedan más remedio que apostar por gags breves y dinámicos, y que se ríen de sí mismos.

P.D: Reseña de la emisión original en Reseñas (VII) (clicar sobre "reseñas").