lunes, febrero 25

Cuando Colón estuvo desnortado.


En primer lugar, mis disculpas por no haber subido nada en dos meses, aunque sepa que tengo pocos lectores. Explicaré las razones de mi ausencia dentro de poco. A decir verdad, escribo, pero estoy preparando entradas largas que no sé cuándo subiré.

Por ahora, me ha animado a escribir esta entrada de Vanbrugh que relata sus divertidas luchas contra una registradora de la propiedad que no tiene claro hacia dónde cae el norte, concretamente acerca de una anécdota también relacionada con este punto cardinal.

Cuenta el historiador H. H. Houben en uno de sus libros que Cristóbal Colón, durante su primer viaje hacia lo que él creía las Indias, aconteció un fenómeno que lo dejó patidifuso:
El 13 (de septiembre de 1.492) él escribe en su cuaderno de navegación: “Hoy, durante todo el día, la aguja (de la brújula) señala el Noroeste”. Era un extraño fenómeno. La aguja marcaba el Noroeste en vez hacerlo hacia el norte. Si la brújula mentía o las estrellas derivaban, ¿qué hacer en esta inmensidad del mar?
 (…)
 Colón escribe en su diario. “Los pilotos toman el Norte pero notan que las agujas marcan con claridad el Noroeste, con lo que están muy asustados y desconcertados. Ordené hacer nuevas orientaciones a la mañana siguiente, y esta vez los pilotos encontraron que las agujas marcaban correctamente el Norte”.
Hoy en día, sabiendo tanto qué esel magnetismo como qué es el norte magnético, es fácil deducir qué ocurrió. Pero Colón y su gente estaban totalmente inquietos, muy a pesar de que el primero tenía una sólida formación para su tiempo. Para la tripulación, el hambre y la muerte en medio del mar eran una pesadilla. Colón mismo no sabía qué hacer, así que decidió sacarse de la manga una explicación bastante llamativa:
El día 30 (de septiembre) el extraño fenómeno se reprodujo de nuevo. Esta vez, Colón se inventó una explicación: ¡es la estrella polar la que varía de posición!”
No obstante, he leído que Colónse dio cuenta de que la brújula apuntaba a un punto invisible de la Tierra y noa la Estrellar Polar, así que eso de que “la estrella polar varía de posición” puede referirse a eso. En otros libros he leído, sin embargo, que lo decía literalmente. De todos modos, fue su reputación como astrónomo lo que hizo que la tripulación se dejara convencer.

La anécdota es también interesante por una cuestión que veo muchas veces: el uso de tecnologías sin entender claramente con qué fundamentos funcionan. La diferencia, por tanto, entre usuario, ingeniero e inventor. En tiempos de Colón el uso de la brújula y su relación con el magnetismo era bien conocido, pero parece ser que ignoraba el norte magnético hasta este viaje. Hay quien quiere atribuirle este descubrimiento, pero un tal Shen Kuo, un polímata chino del siglo XI, ya lo describió en sus obras.

Hoy en día, la situación es a la inversa y prácticamente todos los inventos modernos se hacen conociendo la base previamente, pero eso sólo es verdad para el inventor y el ingeniero. El usuario muchas veces conoce tan bien los fundamentos de un ordenador como cuáles especies neozelandesas están en peligro de extinción. De ahí que surjan tantos mitos alrededor de ciertos aparatos modernos, por ejemplo sobre las impresoras.

Las bases de la programación se enseñan durante varios años de carrera, como sabe mi hermana, pero pedir una solicitud on-line sólo lleva unos minutos. Por eso, aquellos con menos conocimientos informáticos no entienden que a veces el servidor no funcione por una masiva entrada de visitas, y culpan al aparato que usen sin pensar que el mejor edificio del mundo jamás podrá contener un millón de personas.

Es también interesante destacar que Colón, al principio, intentó callar el “error” de la brújula. ¿Contar que no había manera de encontrar el norte como estaba acostumbrado? De hecho, la tripulación estuvo a punto de amotinarse. Al final se les pudo convencer de un modo más o menos sencillo, pero porque Colón debía de ser muy convincente.

Finalmente, Colón encontró de nuevo el norte, pero murió sin saber que no había llegado a las Indias. Un poco irónico sí es...