jueves, mayo 30

La fascinación por los elementos celestes.

He leído Utopía, de Tomás Moro. Como siempre me ocurre cuando me acerco a uno de estos clásicos, he salido con una impresión diferente a lo que me enseñaban en la escuela. Sería un lugar idílico, pero sólo a la manera católica, especialmente en el formalismo religioso. No obstante, vengo a discutir de una cita en concreto:
Estos [los utópicos] se preguntan, en efecto, si puede haber hombres que queden embelesados ante el brillo engañoso de una perla diminuta o de una piedra preciosa, cuando tienen la posibilidad de contemplar una estrella, y hasta el mismo sol.
Una constante de la humanidad es su fascinación a lo desconocido, pero esta se ve acompañada por la fascinación a lo inalcanzable. La Luna y el Sol han fascinado por estar ahí colgados sin haberse sabido muy bien qué son hasta hace poco más de quinientos años. El resto de los objetos celestes han disfrutado a veces de pequeños cultos individuales, aunque por lo general suelen ser mencionados en grupos. No es casualidad que incluso las religiones monoteístas, esas que en los libros vienen señaladas como “que no adoran las fuerzas de la naturaleza”, le den tanta importancia al pabellón celeste. En el zoroastrismo, más o menos el primer monoteísmo funcional, tiene como símbolo el gallo, como traedor de la mañana. Las aureolas de los santos son símbolos solares. Los musulmanes usan la Luna Creciente como símbolo de su religión. Incluso los politeísmos tendían a un henoteísmo de la personificación del Sol, como fue la reforma de Akenatón y el caso de los incas.

Tampoco podemos dejar de lado el fenómeno OVNI, que aunque se revestía de capas de racionalismo y de ciencia dura, era un variado conjunto de religiones sincréticas o creencias viejísimas, apenas disfrazadas tras tres o cuatro términos. Un buen exponente es la película Encuentros en la tercera fase, realizada por un Spielberg creyente en el contactoextraterrestre, quien llegaría a declarar:
Spielberg also compared the theme of communication as highlighting that of tolerance. “If we can talk to aliens in Close Encounters of the Third Kind,” he said, “why not with the Reds in the Cold War?
En lo que supuso un nuevo intento del ser humano para buscar en el universo una solución a sus problemas y dudas, que no son precisamente algo pequeño. Callado el universo, la ufología se ha vuelto cada vez más una parodia de sí misma (al principio lo era de la ciencia y de lareligión), y si los hombres miran las estrellas, es por admiración estética.

Aunque esto no impide que surjan nuevas creencias pedestres, una vez más por cosas vistas en el firmamento. Un buen caso es el revuelo alrededor de las estelas químicas (chemtrails), aunque conozco casos incluso más ridículos, como un tipo que se maravillaba de un espectáculo de fuegos artificiales y los comparaba con aquellos que nada más que miraban a sus móviles, a esas “piezas de tecnología”. Se conoce, yo no lo sabía, que los cohetes son naturales (quizás sean el fruto de algún extraño árbol).

Tampoco podemos ignorar el otro elemento: el desprecio a las piedras preciosas, porque están en el suelo. Teniendo en cuenta la época, la comparación de la belleza de las estrellas con el de las piedras, dando por ganadoras a las primeras, se debe al aristotelismo que consideraba perfecto cualquier elemento del universo externo a la Tierra (esto es, los cuerpos celestes). No obstante, es curioso mencionar que esta dualidad de Cielo (guay) contra Tierra (cutre) sobrevive, aunque con otros argumentos. El fenómeno OVNI, ya mencionado, suele suponer que en esas civilizaciones extraterrestres se ata a los perros con longanizas, y se llegó a mezclar con cierta rama que empezó a considerar que la energía era un elemento místico de carácter cósmico (posiblemente, por la idea de que varias de las estrellas de nuestro firmamento son en realidad la luz emitida por dichas estrellas hace ya años); en oposición una vez más a la triste y material (en contexto científico, suena ridículo) Tierra. En un relato de Richard Matheson, hay un escritorzuelo, descrito además como un pedante de letras inaguantable y maltratador, que llega a opinar, entre otras mamarrachadas, que sus compañeros catedráticos observan burdos pedruscos teniendo a las estrellas. Incluso en una comedia como The Big Bang Theory, Sheldon muestra un claro menosprecio por la geología y sus ramas.

Únase a eso que en Utopía se muestra desprecio por el dinero, por lo que tiene otra ventaja la belleza celestial: que es gratis. Se nota que Tomás Moro nació bastante antes de los descubrimientos de Galileo. Hoy en día, más que por desprecio al dinero, la grandeza celestial se usa para contraponer los problemas terráqueos y nuestras preocupaciones como insignificantes ante la extensión del universo: el punto de vista galáctico, usado por Carl Sagan en Cosmos y muchas veces usado en películas como Ultimátum a la Tierra.


Curiosamente, como comentaba yo aquí y escribió el ya mentado Richard Matheson, lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño son quizás los terrenos donde, actualmente, el hombre busca si no ya la divinidad, sí la belleza sobrecogedora que comparte sus características: independencia, eternidad e inmensidad.

11 comentarios:

Lansky dijo...

Son interesantes tus derivaciones de la lectura de Tomás Moro, yo también suele extraer ‘lecturas’ distintas que las escolares al uso de esos grandes clásicos.

Pero el párrafo que mencionas de Utopía yo lo interpreto de otro modo distinto que tú: se trata de despreciar el fetichismo avaro de las piedras preciosas, "su engañoso brillo" comparándolo con la imbatible contemplación de las maravillas del Universo, auqnue tan 'universo' sea lo micro como lo macro

capolanda dijo...

No me cabe duda de que critica la codicia desmesurada, pero considero que semejante argumento es impropio de un pueblo supuestamente cultísimo. Sin ir más lejos, no me parece lejano a lo que dicen aquí acerca de la representación de imágenes y el puñetero Corán:

http://islamqa.info/en/ref/365

Por ponerte otro ejemplo, una de las cosas que critica Moro en el libro es que en la Inglaterra de su tiempo los campos de cultivo se reconvertían en campos de pastoreo de ovejas para hacer negocio con la lana, dejando en la miseria a mucha gente. Esto suena muy coherente, pero los utópicos te añaden la tontería de que una oveja ya lleva lana y no la hace menos oveja. ¡Joder, y también le gustará la leche de oveja! Te apuesto lo que quieras a que encontrar sabrosa la leche de oveja no merece esa respuesta por parte de estos utópicos.

El problema, pues, es que los utópicos usan falacias lógicas o argumentos ad hoc para justificarse, vamos, que como decía Kingsley Amis, lo malo de las novelas de extraterrestres súper-inteligentes es que nunca pueden ser más inteligentes que el propio autor.

condonumbilical dijo...

Creo que precisamente esa frase de que las perlas diminutas engañan al ser humano, teniendo éste los astros para deleitarse, es lo que está sucediendo hoy en día. Lo material vence al universo. La gente busca "salvarse" o evitar el sufrimiento a través de lo material en lugar de mirar al universo, comprenderlo y entender con profundidad lo que son.

Sé que es difícil, pero te recomiendo que leas sobre astrología y veas cómo la energía del universo determina nuestras pautas de conducta. Dirás que es una creencia, que es mentira, y eso es lo que yo creía antes de investigarla, pero no, es una de las verdades más importantes del ser humano. Lo bonito es que es una verdad que sólo unos pocos pueden ver. Los babilonios, la primera civilización que existió, adoraban a los astros y su culto era la astrología. Lo de microcosmos y macrocosmos se refleja claramente en la astrología, cuando tú naces, la energía de la geometría planetaria "se queda impresa en ti", entonces tú vas a actuar a lo largo de tu vida en función de esa colocación del universo. El propio Bosón de Higgs camina hacia el concepto de "éter", lo que haría del universo una especie de organismo, por lo que el efecto que tiene todo el universo en el individuo es fundamental, porque al fin y al cabo somos lo mismo, el mismo organismo.

capolanda dijo...

En primer lugar, quiero decir que agradezco que el texto esté bien escrito y que respete las normas ortográficas y de puntuación, pues es infrecuente entre quienes defienden las pseudociencias. Vamos a ello:

“Creo que precisamente esa frase de que las perlas diminutas engañan al ser humano, teniendo éste los astros para deleitarse, es lo que está sucediendo hoy en día. Lo material vence al universo.”

Eso sí, las cosas como son: que al menos esté bien escrito no quita que lo que se diga sea una tontería. Vamos a ver, me he paseado por su blog, y he visto que es principalmente literario. Pues bien, que alguien como usted, que debería tener mejor conocimiento de las palabras que yo, me emplee la misma frase “material” y “universo” como dos cosas opuestas es para plantearse de una vez por todas esa vieja discusión de las dos culturas de Snow: cómo demonios es posible que todavía haya quien, como usted, se empeñe en rebajar la palabra “material” como hicieran Platón y los primeros cristianos. En ellos se entiende, porque toda su filosofía se basaba en quedarse mirando el vacío, pero hoy en día no es más que un dualismo absurdo y ridículo.

“La gente busca "salvarse" o evitar el sufrimiento a través de lo material en lugar de mirar al universo, comprenderlo y entender con profundidad lo que son.”

Tengo pata mí que quien busca la salvación necesita, antes que dedicarse a mirar el universo, necesita saber de qué necesita salvarse. Más que nada, para que pueda saber adónde mirar correctamente, porque otra cosa no, ¡pero qué grande es el universo! Puede uno estar mirando años y seguro que sigue viendo cosas nuevas.

Su insistencia acerca de lo material contra el universo me está dando a entender que, quizás, usted es un aristotélico y cree que fuera de este triste y material planeta (léase con tono de monja santurrona) no hay nada “material”, o nada semejante a la materia de la Tierra (lo cual, mediante una falacia dualista, se vuelve lo mismo). No me sorprendería, pues conozco a un ptolemaico (http://creacinseisdas.blogspot.com.es/2013/02/libro-sobre-geocentrismo.html).

“Sé que es difícil, pero te recomiendo que leas sobre astrología y veas cómo la energía del universo determina nuestras pautas de conducta. Dirás que es una creencia, que es mentira, y eso es lo que yo creía antes de investigarla, pero no, es una de las verdades más importantes del ser humano.”

¿Por qué debería ser difícil? Cuando cursé química, tuve que estudiar operadores mecano-cuánticos y créame que eso sí es difícil. Teniendo en cuenta que los mayores imbéciles del mundo son capaces de escribir cartas astrales, dudo mucho que para alguien de mi enjundia matemática pueda ser difícil. No cometa ese error, tan típico de idiotas, acerca de que porque haya que hacer cuentas es automáticamente difícil.

Respecto a la energía, créame que como químico eso es algo que me toca las narices con ganas. La energía no es una sustancia mágica que se mueva misteriosamente por el universo, es una propiedad de la materia. Coja cualquier libro de física, que allí encontrará cómo se relaciona con otras propiedades materiales, como la masa, la velocidad, la carga eléctrica, el polo magnético y demás. Se puede medir, lo cual quiere decir que es detectable. Así que, por favor, déjese usted de términos como “energía del universo”, porque es lo mismo que cuando la médium de Tele5 dice que ella capta “vibraciones del mundo de los espíritus”. Golpee una mesa con patas de metal, y podrá comprobar que las vibraciones no son etéreas ni porras.

De todos modos, a la investigación de la astrología se la conoce como astronomía, hoy en día.

“Lo bonito es que es una verdad que sólo unos pocos pueden ver.”

Aquí me tomo la licencia de copiar a un maestro (http://www.larealidadestupefaciente.com/2013/06/inferno-la-danbrowntesca-exhibicion-de.html):

capolanda dijo...

"«¿Es que nadie lo ve?»" Bueno, es una de las propiedades de las pseudociencias y otras escuelas de pensamiento raras, basadas en en par de ideas simples pero profundamente equivocadas o erróneas, de modo que el que las sigue sólo se informa de aquello que le interesa y le da la razón. Todo el mundo está equivocado, sólo mis amiguitos y yo sabemos la verdad, etc.

Pues eso mismo. Mire, es indiscutible que, no teniendo todos el mismo talento y, además, no teniendo tiempo, no todos podremos llegar a conocer todas las verdades. Pero una cosa es eso y otra es enorgullecerse de que algo es bonito porque sólo lo siguen unos pocos. Vamos a ver, ¿es menos bonita La Mona Lisa porque sea una obra de arte conocidísima y que es visitada por millones de turistas? Creo que no, que de hecho es algo independiente a la obra en sí.

Me confirma usted con esta sola frase lo que sospechaba cuando he querido buscarle una explicación a que un tipo que conoce a Coetzee y Kafka pueda dejarse engañar por una mamonada como la astrología. Va a ser que a usted la astrología, como método de conocimiento (risas) o ejemplo de saber antiguo (puro interés histórico), se la refanfinfla. A usted lo que le interesa es crearse una imagen de tipo excéntrico, o contracultural, o contestatario, o como usted lo llame. Quiere sentirse especial al precio que sea y ha decidido que estudiar en serio lo que mucha gente considera una memez podrá ayudarlo a separarse de esa masa, esa chusma (¡Bluargh!) que osa pisar el mismo suelo que usted ya ha pisado.

Además, una rama del saber, por humilde o dificultosa que sea, aspira a ser conocida por el máximo de gente posible. Reitero que no todo el mundo tendrá interés ni/o la habilidad necesaria, pero los expertos de la rama deben aspirar a ello. Como dijo Einstein, lo bueno de la Termodinámica es que, siendo simple, explica y conecta varios conceptos. Sólo hay dos cosas en esta puñetera vida que son buenas siendo para pocos: los cuartos de baño y las colas. Fuera de esto, los intereses sectarios me parecen repugnantes y desde este pobre blog los condeno sin duda alguna.

“Los babilonios, la primera civilización que existió, adoraban a los astros y su culto era la astrología.”

Como comentan otros maestros (http://vicisitudysordidez.blogspot.com.es/), lo antiguo es automáticamente verdad. ¿Para qué exponer razones si ya lo hacían nuestros padres/nuestros abuelos/nuestros antepasados/gentilicio de civilización de los tiempos de Maricastaña?
Mire, cualquier rama del saber, aparte de la proyección universal que comentaba en el párrafo anterior, debe también destacarse por usar criterios objetivos, en los que dos personas que entiendan una misma lengua (bueno, aunque a veces ni por esas) puedan llegar al mismo resultado asumiéndolos. Piense en el teorema de Pitágoras, por irme a un ejemplo simple. Este afirma que la suma de los cuadros de los catetos equivale al cuadrado de la hipotenusa en un triángulo rectángulo. Este teorema se basa en estos conceptos objetivos:

-Triángulo
-Rectángulo (como adjetivo de triángulo)
-Hipotenusa
-Cateto (en matemáticas, huelga decir)
-(elevar al) Cuadrado

Se le denomina así porque, dentro de la civilización occidental, fue descubierto por la escuela pitagórica. Pero si en lugar de Pitágoras, lo hubiéramos conocido por los chinos, podríamos haberlo denominado “Chou Pei Suan Ching” y listos (http://es.wikipedia.org/wiki/Teorema_de_Pit%C3%A1goras). Quien lo descubriera es lo mismo, del mismo modo que dos más dos son cuatro aunque lo diga el más tonto del pueblo.

No tiene más que ver la patochada montada en torno al apocalipsis maya. ¡Los mayas predijeron el fin del mundo! ¿En base a qué? ¿Qué iba a ocurrir? ¿Qué cálculos hicieron? ¡Ah, qué más da! ¡LOS MAYAS LO DIJERON! Mientras tanto, un tipo engañaba a un grupo de gente para refugiarse cuales Unabomber en espera del desastre (ya podríamos haber hecho lo mismo en España con la crisis).

capolanda dijo...

Después pidió perdón, alegando que los mayas quizás se equivocaron. Pues claro, hombre. Sin ver esos cálculos, será tan seguro como hablar del sexo de los ángeles: sólo la imaginación es el límite (y la falta de vergüenza, también)*.

Y hombre, se sabe que de los babilonios hasta ahora ha cambiado un poco el cielo, por ese mal gusto que tiene lo material de no ser inmutable (puto universo, jodiendo nuestras esperanzas espirituales). Eso sin contar que las constelaciones y otros elementos son un tanto arbitrarios, como que el horóscopo chino te asigne un signo por tu año de nacimiento, mientras que el occidental afirma que es función del momento del año en que nazcas.

Va a ser que no tenemos razones para creer lo mismo que los babilonios. Cualquier otro argumento cae en la patochada en que David Lindelof se regocija, la de “es lo que he elegido creer” (http://www.revolucionnaturalista.com/2012/09/prometheus-no-seas-esceptico.html#.UdCN4DvxpiE). Forma más fina de decir “porque lo digo yo”.

“Lo de microcosmos y macrocosmos se refleja claramente en la astrología, cuando tú naces, la energía de la geometría planetaria "se queda impresa en ti", entonces tú vas a actuar a lo largo de tu vida en función de esa colocación del universo.”

Y aparte de las dos condiciones dichas, cualquier rama del saber, aunque sea una filología de estas lenguas que sólo hablan ya un padre y su hijo en este mundo, tiene que fijarse en la realidad. No vale decir que hay entes misteriosos que se fijan aquí o allá gratuitamente, porque lo diga un libro. De hecho, la Edad Media se destacó en eso, Magister dixit, lo llamaban.

En el caso de las ciencias es más importante, porque se les exige reproducibilidad. No vale decir que la energía del universo influye en si Manolito Pérez se caerá hoy por las escaleras, habría que hacer una estadística de cuántos, habiendo nacido donde Manolito y en la misma época que Manolito, se caen por las escaleras según los astros y esas otras payasadas de la astrología. De ahí se podría sacar si es verdad, mentira o siendo verdad, otros factores influyen más, como colocar un buen pasamano.

“El propio Bosón de Higgs camina hacia el concepto de "éter", lo que haría del universo una especie de organismo, por lo que el efecto que tiene todo el universo en el individuo es fundamental, porque al fin y al cabo somos lo mismo, el mismo organismo.”

Vuelvo a decirlo, es increíble que el autor de un blog literario donde se mencionan obras realmente buenas escriba un comentario que parezca el sumario de una novela de Dan Brown: La gente sufre por tal o cual problema, necesidad de espiritualidad, creencias antiguas, creencias modernas que dan razones a las antiguas y especulaciones científicas pilladas por los pelos. Yo, la verdad sea dicha, no sé mucho del bolsón de Higgs porque la física teórica más allá de la clásica y de lo que damos de cuántica en química me pilla algo lejos. Ya los mesones (no los establecimientos) me pillan un poco así como “¿Ein?”.

De todos modos, sé lo siguiente: el éter era una sustancia ligera, pero dudo mucho que fuera atómica, al menos inicialmente. Se suponía que llenaba el vacío del universo para explicar esa ausencia de materia que tanto nos inquietaba. No sé si el bosón también llena ese vacío, pero me chocaría que tuviera todos los detalles del éter, que además variaban según el autor que escribiera.

Y hombre, decir que “somos lo mismo, el mismo universo”… Mire, el otro día me salió una ampolla en la planta del pie izquierdo y tampoco me morí. Pues tengo para mí que no somos ni lo que una mota de polvo en la punta del dedo gordo en ese mismo pie mío, que tengo apoyado sobre la rodilla derecha mientras escribo esto, en el universo. Y me refiero a nosotros como especie, no al punto azul de Carl Sagan. Pues bien, si el universo se ve, en general, poco afectado por nosotros, al revés debería ser el mismo principio.

capolanda dijo...

Me cuesta mucho admitir que Alfa Centauri, nuestra vecina más próxima, afecte mucho a mi cotidianidad, dado que el efecto de su gravedad me afecta, no importa si clásica o relativistamente, quizás menos que la posible mota de la que hablaba antes. La Luna, dado su efecto en las mareas, sí. El Sol, obvio es.

Para finalizar, le aconsejo Cosmos, de Sagan, y cualquier libro de ciencia posterior a 1950. Un saludo.

*He querido buscar un enlace sobre esa historia, pero no recuerdo el nombre del tipo y tampoco lo he encontrado.

Paloma Polaca dijo...

Una perla forma parte del universo de la misma manera que lo hace una estrella. Y hasta cierto punto es más excepcional que la gran mayoría de estrellas que nos rodean, provienen de organismos vivos que son muy raros de encontrar en la inmensidad del universo.

Lo triste, como decía Moro, es estar enquistados en unas existencias limitadas y ciegas, ajenos a la sabiduría, filosofía o lo que sea. Tomás Moro era un hijo de su tiempo, estoy de acuerdo con lo que dices, quién sabe lo que hubiera escrito si hubiese conocido los grandes descubrimientos de la Edad Moderna.

Ozanu, ¡qué nivel tienes! Tu no brillas como una estrella, sino como un quasar. Eres impresionante, y no te lo digo por halagarte.

capolanda dijo...

Me han sorprendido tus comentarios. Como quizás hayas visto, dejé el blog para probar cosas nuevas (como programar o escribir algún que otro texto,a ver qué salía) e intentar obtener cierta estabilidad económica (sigo en ello). Te agradezco el amable comentario y sí, este tipo de dualismos se entienden dentro de su época.

Paloma Polaca dijo...

Soy consciente de ello (he leído la entrada "Epílogo"), pero ello no implica que no se puedan comentar tus publicaciones, están muy trabajadas.

Recuerdo que eras químico, ¿y cómo va la cosa? (si se puede saber, claro).

capolanda dijo...

Estuve a punto de eliminar los comentarios, pero me gustan mucho. Pues regular, más bien parado. He trabajado algo de profesor y de prácticas algún tiempo, pero no hay mucho empleo estable por donde vivo. he pensado varias veces en salir, pero debo admitir que me llevo bien con mi familia.