miércoles, mayo 11

Lectores contra consumidores.

Resulta que la mitad de los jóvenes españoles no lee, según un noticiario que informaba de la reciente Feria del Libro. ¡Vaya! No sé cómo entender este dato, solito. Porque no sé cuál era el porcentaje de jóvenes que leía hace algunos años. Para colmo, al ir a buscar por la red, no he encontrado la referencia exacta, y hay diversos estudios que usan otras clasificaciones.

Sé que hace algunos años otra encuesta arrojó un resultado similar, pero referido a la totalidad de españoles. Teniendo en cuenta que entre la tercera edad había, y hay, cierto número de analfabetos, es de suponer que entonces los jóvenes lectores los compensaban.

Así, tengo la sospecha de que ahora leen menos jóvenes. Ahora viene lo más difícil: interpretar la causa correctamente, con estos datos tan poco fiables. ¿Por qué ocurre esto? Se me ocurren tres posibles causas.

1)Aumento de la clase baja. Si algo demuestra el triunfo de Belén Esteban, es que existe. Los hábitos se transmiten de padres a hijos, pero la bajada de la natalidad es especialmente severa entre la población de alto nivel cultural.

2)Otras actividades: videojuegos, salir de juerga, televisión, cine…

3)Diversificación de medios de lectura: la red ha criado lectores que apenas cogen libros.

Por supuesto, no descarto la combinación de varias. Lo que sí tengo claro es que Harry Potter no ha marcado ninguna diferencia, muy a pesar de sus defensores (que no sus seguidores). Hasta alguien se ha sacado de la manga el término Generación Harry Potter para hablar de la “nueva generación de lectores”.

A ver, una aclaración. No tengo nada en contra de la saga de libros, ni contra sus lectores, ni niego que sean muy leídos. Más bien niego que hayan sido por sí solos los que más lectores hayan creado. Leer es la actividad artística más dependiente del receptor de cuantas existen, pues es dejado sólo a este cómo interpretar la historia. De ahí que se hable de lecturas cuando se consideran las diferentes interpretaciones que un texto pueda tener (de individuo a individuo, de cultura a cultura, desde cuando fue escrito hacia las diversas épocas futuras…).

Por tanto, es poco probable que se pueda “programar” una generación de lectores. Que una obra pueda causar un impacto profundo sí es posible, pero en lectores veteranos que pueden apreciar su valor.

A no ser que no estén hablando de lectores, sino de consumidores que leen. Porque es harto interesante examinar los libros destacados en el reportaje que daba esta inquietante noticia. Obras de Javier Sierra, Carlos Ruiz Zafón y Maruja Torres. Como con Harry Potter, dejaré a la opinión de otros el juicio artístico. Pero son todos autores vivos. Entiendo que hagan su agosto en estos eventos pero, ¿nadie va a comprar alguna reedición de lujo de un clásico? Yo adquirí en uno de estos 1984 y Rebelión en la granja.

Claro, pero soy de la minoría. La mayoría lee libros de entretenimiento. Y no, tampoco le tengo manía a estos, de hecho la mayoría de lectores empiezan por ahí, e incluso sigo leyéndolos porque me divierten y/o están realmente bien escritos. Pero no son La montaña mágica ni El árbol de la ciencia. Sin embargo, desde el punto de vista de varias editoriales, son lo mismo: hacer caja, obtener beneficios.

Así, si una saga de libros acerca de un teúrgo de Albión vende mucho, puedes marcarte el farol de que están haciendo que los niños lean (no existen otros libros). Puedes hacer que una moda pasajera pase como una costumbre adquirida por vida. Y si la gente se convence de que es así, puedes enriquecerte mientras te hacen agradecimientos espontáneos propios de la Rusia estalinista y hasta a la autora le es otorgado un Premio Príncipe de Asturias que, espero, le aproveche.

Porque si, desde el punto de vista de la editorial, sólo importa el beneficio, puedes meter a los lectores, a los consumidores habituales, a los ocasionales y hasta a los especímenes de los nichos literarios (ciencia-ficción dura, fantasía, amoríos…) en el mismo saco, mientras te aplauden.

Así, algunos dudamos si realmente los jóvenes no leen, o es que no compran libros. Es lo que tiene gustar de matizar.

* Es que estoy harto del sintagma “mago inglés”.

* Sí, es posible que me haya pasado en esta comparación.

3 comentarios:

Lansky dijo...

Yo creo que ese es 'el clavo' en el que has dado: ¿se trata de leer o de las ventas de libros? Y averiguar y publicar estadísticas FIABLES de los niveles de lectura no creo que sea tan sencillo ni que siquiera lo intenten preguntando simplemente

capolanda dijo...

A mí me llegaron a hacer una mientras estudiaba en la facultad, justo en los períodos de prácticas. Claro, los libros que estudiaba en inglés no valían ni los tebeos, así que no pude decir gran cosa.

capolanda dijo...

¿Me ha eliminado el comentario anterior?

Decía que la única estadística en la que tomé parte fue mientras estudiaba en la facultad y tenía prácticas siempre, así que no pude decir gran cosas. No contaban la bibliografía de las asignaturas ni los tebeos.