Por una vez, este post no trata el modo de hablar andaluz del pueblo llano. No. Pero como siempre, mi anécdota, que tuvo lugar el mes pasado y me inspiró para escribir los posts. Leía yo tranquilamente el primer tomo de Azumanga Daioh, gran manga donde los haya, y llegué a la nota de traducción, necesaria para un tebeo uno de cuyos chistes más habituales es sacarle partido al acento de “Osaka”, una chica procedente de dicha ciudad y cuyo acento es peculiar. Pero me llamó la atención la siguiente cita:
¡Si nadie habla tan raro en Osaka! Sólo los famosos y gente de la tele, que quieren hacerse los graciosos.
No pude evitar pensar: “Igualito que aquí, oye. Como en Andalucía, la diferencia entre el modo de hablar de un natural y un famoso en según qué programa puede aumentar sustancialmente.”. Puede que penséis que tras mis ejemplos anteriores no es tan cierto, pero no es así: Mayormente, la manera de hablar andaluza es diferente, pero no incomprensible. Y sí, muchos cómicos andaluces tiran de un acento exagerado e inverosímil, por ejemplo...

¡¡¡Pecadorrrrrrrr!!
Bueno, la verdad es que lo de este es una exageración particular alejada de toda variación regional. XD
Por supuesto, hay actores andaluces que no exageran. Fernando Tejero es un ejemplo, porque su “¡Cipote!” es natural, es que el hombre habla así (sé de lo que hablo, es de Córdoba, como mi madre, aunque ella haya vivido en Sevilla desde que era pequeña). De hecho, al principio ni lo noté.

Un poquito de por favor. Eso es una creación del guionista. XD
De todos modos, el problema no es baladí. Porque no sólo los cómicos, incluso los presentadores de informativos de Canal Sur exageran su acento (Draug me lo señaló en su día), y la voz de los anuncios, e incluso los actores locales en series. Y todo ello influye en el pueblo, que ve en la televisión a estos memos triunfando y a veces los imitan, cosas de estar taxonómicamente relacionados con el mono. De hecho, yo hablo de un modo alejado de la variedad dialectal porque de pequeño oía la variedad normativa en la televisión (¡Qué tiempos! Por entonces, la gente hablaba bien en los programas... Hará dieciocho años). Pero volviendo al asunto, no creáis que estoy exagerando: En México, por ejemplo, ya hay constatada deformación lingüística causada por la aceptación del discurso de los cómicos.
Y por supuesto, todos estos graciosos hacen que la imagen del dialecto andaluz más al norte de Despeñaperros quede por los suelos. Pero eso será otro día. Hasta la próxima, a ver si es pronto.