Pues miren, ¡más de un mes sin
actualizar esto! No crean que me he ido de vacaciones, de hecho estoy
trabajando. Lo que ha ocurrido es que el cambio de mis hábitos por la llegada
del verano se ha seguido de otro cambio. Para colmo, mi ocupación es de
aquellas que se extienden más allá del horario: doy clases de recuperación. Tengo
que lograr que unos muchachuelos se convenzan de que el estudio es como un
entrenamiento físico: es necesaria la reiteración para que puedan asimilar los
conocimientos que han de aprender. Concretamente, doy ciencias, y lo que más me
hace sufrir es la falta de nivel matemático, porque sobre ello se monta buena
parte de mi enseñanza.
Ya les contaré, ¡un saludo!
3 comentarios:
La enseñanza es uno de los trabajos más duros que hay, en otro orden de cosas, pero como la minería, y también se tiene premio: se encuentran vetas, filones, es útil, esencial.
(Yo siempre les explicaba que las temidas 'mates' no son exactamente una materia como las otras o una 'ciencia', sino un lenguaje, como el habla y la escritura y que para entenderse abreviadamente es necesario 'saber' ese idioma).
Mucha suerte amigo.
Por cierto, muy bonita la metáfora de Lansky.
Yo también he ejercido de profe unas cuantas veces, con resultados muy modestos. Espero que tengas mejor suerte que yo.
Un abrazo.
Lansky ¡Bien dicho en las dos cosas! Aunque las matemáticas, como lenguaje, se acercan al de la lógica, que es su equivalente "cualitativo".
De todos modos, cuando encuentre un hueco, escribo sobre el tema.
Paloma, pues si consigo que estos chicos curren con ganas se salvan. Algunos son mayores y entienden que la vida no está sólo para cachondeo, menos en esta época de paro histó/érico, pero con los pequeños voy a tener que contar con los padres.
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