jueves, diciembre 31

¡Feliz 2010!

Y adiós al 2009, cuyo último mes empezó algo caliente en la Cumbre de Copenhage, en más de un sentido: en el literal, porque el tema era el cambio climático; en el figurado, por la negativa del ayuntamiento a poner árboles de Navidad. En el primer caso nadie ha quedado satisfecho. En el segundo, fue una propuesta del guardia forestal Claus Thomsen, quien tenía buenas intenciones y confiaba en que su mensaje de paz sería universal. No obstante, el ayuntamiento pensó que los árboles podrían ofender a los musulmanes tras la negativa a los minaretes en Suiza, así que se negaron en redondo. No sé qué pensar: por un lado, tiene guasa que la decisión venga del país con mayor proporción de cerdos por habitante; por el otro, la posibilidad de que algunos de los participantes se sientan ofendidos por un puto árbol es para echarse a temblar, haya los motivos que haya detrás.

Pocos días después, Silvio Berlusconi fue agredido a la salida de un mitin en Milán. Todos los medios de comunicación se apresuraron a decir que el culpable tenía problemas mentales, como si ello imposibilitara a este hombre odiar a Berlusconi por los mismos motivos que yo, por ejemplo.

Por si eso fuera poco, como comenté hace poco, se descubrió que el terreno donde se suponía enterrado a Lorca, junto a otros cuerpos, no sólo carece de cualquier evidencia de restos humanos, sino que, en opinión de los arqueólogos, no tiene profundidad suficiente para cavar fosas. Unido a la crisis y a la inquina entre partidos políticos de este país, otro motivo para las famosas guerras de la red. A mí, no obstante, todo el circo montado alrededor me parece ridículo.

Para colmo, tuvo lugar un segundo incidente relacionado con otra personalidad mundial procedente de la península Itálica y problemas mentales: el derribo del Papa. Una muchacha llamada Susanna Maiolo logró este resultado cuando se abalanzó para abrazarlo.

Y más. Con todo esto, a mí me fascina que algunos vivan acojonados con el 2012, por una interpretación absurda basada en el fin del año maya. ¿No es el mundo ya lo sifucientemente delirante, sin tener que mentar las guerras o la delincuencia?

En resumen, ¡feliz 2010, ánimo y entereza!

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