lunes, diciembre 21

Hilaridad absoluta.

Una bitacora que visito frecuentemente se llama La realidad estupefaciente. SuperSantiEgo, su autor, la utiliza para mostrar los aspectos estupefacientes de la realidad. No obstante, yo tengo otra opinión, que no necesariamente excluye la suya. Para mí, esos aspectos son, en principio, hilarantes. Ocurre, eso sí, lo mismo que con los malos actores: el chiste más ingenioso no hace efecto si el cómico no sabe contarlo. Así, sólo son estupefacientes, que es muy frecuente.

No obstante, detecto una mejoría en las últimas noticias, que indican un incremento de la hilaridad. La primera tuvo lugar con el famoso taller onanista. Las risas empezaron cuando lo leí en la portada del diario, y aumentaron cuando llegué al artículo.

Continuaron cuando supe que la cotilla de pago llamada Karmele Marchante pretendía presentarse a Eurovisión en calidad de representante de este país, con una canción llamada Soy un tsunami, que ni siquiera podría superar la censura por su contenido político.

Sin embargo, ha sido durante la pasada semana cuando se ha disparado lo hilarante en gran medida. Primero, el músico de jazz denunciado por no tocar jazz, sino música contemporánea, por un telespectador con fobia a esta última. Lo mejor ocurrió cuando uno de los guardias civiles que acudieron a la llamada decidió hacer un juicio de valor y le dio la razón al demandante.

Segundo, el agricultor colombiano que se autocastró por amor a su mujer tras interpretar cierto pasaje de la Biblia. Sí, cierto es que los detalles son asquerosos, pero tal como lo oí en los informativos, no pude evitar una carcajada.

Lo definitivo ha llegado esta misma semana, cuando se hizo público que no hay fosas en el Parque Federico García Lorca de Alfacar, donde se hipotetizaba que se hallaba la tumba del poeta. Lo hilarante no es el hecho en sí, sino tanto la cobertura de los medios (que incluía la negativa de sus descendientes ante un desenterramiento), como las acusaciones mutuas de manipulación política. Con este resultado negativo, han resultado estériles. Lo mejor es que los adictos a los dos bandos seguirán discutiendo mientras los arqueólogos estarán haciendo su trabajo.

¡Cada vez más cerca de la hilaridad absoluta!

No hay comentarios: