viernes, agosto 31

La vida es sueño, que ya decía Pedro Calderón de la Barca.

Bueno, esta va a ser la primera entrada normal de la temporada veraniega, la cual empecé el estío pasado (soy algo lento...). Voy a contaros algunos de los sueños más raros que haya tenido, que en mi caso son casi todos. El deseo de hablar de este tema surgió después de leer una entrada de Deed en su bitácora sobre tres sueños raros que tuvo en una noche, el año pasado. Voy a contaros los sueños en temas, y sin ningún orden en particular.

-Realidades alternativas

Estos sueños son los más corrientes, aunque no los más abundantes ni largos. Básicamente, se basan en personas y lugares ya conocidos, pero suceden hechos diferentes, pero no imposibles. La mayor parte son muy cortos, apenas una escena que dura unos pocos segundos, y comparten la característica de que en su transcurso, y/o al final, acabo viéndolo todo blanco, como si me desmayara. A veces, incluso, me esfuerzo para poder ver qué pasa.
Uno de ellos, por ejemplo, mostraba a un antiguo compañero de la carrera que me acabó sacando ventaja al que no veía hace mucho, compartiendo conmigo otra vez clase. Otro tan sólo mostraba una reunión con los compañeros de dos optativas que he cursado este año. En general, tienen poco interés, pero prefiero empezar así de modo que al final os vayáis sorprendiendo aún más.
Pero hay uno señalable, que consistía en que había visto mi aprobado en ingeniería química (esa asignatura que tanto me ha costado aprobar) y estaba hablando con un amigo en el campus, feliz por esta idea. De pronto, noté que algo no era correcto, y así se lo hice saber a mi amigo:
-¿¡Oye, esto es un sueño!? ¿No? ¡Esto es un sueño!-y desperté.
Pero cuando me di cuenta de que aún tenía ingeniería química en el mundo real, mascullé:
-¡Mierda!
A veces, soy algo irascible, ya veis.

-¿Qué sucedería si esta persona no fuera así?

Estos dos sueños se parecen a los anteriores en que mis amigos aparecen, pero muestran actitudes completamente diferentes, e imposibles en ellos. Además, los escenarios son completamente desconocidos para mí, incluso aunque en la propia ensoñación los reconozca como un sitio en el que ya he estado. Sin más, comienzo a relatar.
El primer sueño empezaba conmigo en una cabaña de pescador. Podía ver a mi alrededor paredes, techo y suelo de madera, así como diversos aparejos de pesca como redes. Estos eran abundantes y estaban por todas partes. Lo único que no me cuadraba eran unos escalones, propios de una recepción de hotel, y no de una cabaña. No onstante, mientras curioseaba, vi a través de una ventana que una compañera se estaba besando con un atractivo zagal junto a una pared alta y blanca. De pronto, un profesor apareció a mi espalda, y me dijo:
-¡No es zorra, ni nada! ¿Verdad?-y yo contesté:
-¡Y que lo digas!
No sé qué deciros, yo he juzgado a mucha gente como gilipollas, pero jamás me he metido en sus vidas amorosas...
El segundo es más caótico. Básicamente, estaba en casa, pero no era mi auténtica casa, esta era mucho más grande. Por lo visto, una conversación con mi madre me reveló que unos compañeros míos, bajo el disfraz de punkies y/o okupas, habían invadido mi hogar, y estaban montando una fiesta. Entonces decidí, tras observarlos un momento e interactuar brevemente con algunos (esto no lo recuerdo tan bien), que había que atacarlos para expulsarlos. Con decisión, cogí un objeto contundente, y corrí enérgicamente hacia una compañera mía, y la golpeé en el cuello, sólo para descubrir que se volvía molesta, sin estar herida. Por sus balbuceos, se entendía que estaba borracha. Y entonces me desperté.
No es el primero de mis sueños donde mis esfuerzos para salvarme de un agresor o atacar a alguien son infructuosos... un tema recurrente en mis ensoñaciones es la impotencia.

-Las huidas

Leí en cierta ocasión que la gente suele tener uno de estas dos clases de sueños: Caerse, o correr. Esto es, los que sueñan con un tipo, no lo hacen con el otro, lo que para los expertos es señal de que son las dos caras de la misma moneda psicológica. Sin meterme en ello, yo soy de los que sueñan que huyen corriendo de algo (normalmente con lentitud) para acabar cayendo al suelo, y despertándome en ese instante algo sobresaltado, casi rebotando en la cama.
Tengo este tipo de sueños desde que era niño, y ahora mismo no recuerdo cuántos he llegado tener. En uno de los primeros que recuerdo, estaba paseando con mi padre tranquilamente, cuando repentinamente... ¡nos atacaron con bazocas! Unos individuos se agacharon para disponerse a disparar, y yo sin más empecé a huir mientras mi padre se daba la vuelta (¡Ya me vale!). Los misiles, que pasaban a mi lado con estelas de humo azul, seguían volando mientras corría. Al final sentía que tropezaba y caía primero sobre mis rodillas, y finalmente de bruces, para despertarme agitado.
El siguiente es más oscuro, al menos en la representación. En este, huía de una banda de moteros, o eso creo, ya que vi a un conocido de vista del instituto con aspecto de marrullero, el cual estaba montado en moto y parecía buscar algo, o a alguien... lo curioso es que vi esa escena superpuesta a mi campo visual, como si fuera clarividente. También me veía a mí mismo de frente, y desde un ángulo cenital. Así pude ver que no llevaba pantalones mientras huía. Tras correr como el correcaminos por la zona que hay alrededor de mi instituto (cerca de casa), desperté nervioso.
Como podéis ver, la sensación de peligro es frecuente en mis sueños. En un sueño tenido a edad más temprana, soñaba que estaba de excursión o en un campamento, y entonces vi que me acechaba algo, un lince (no preguntéis por qué), y para matarlo, ya que se acercó a morderme por la espalda, me dejé caer sobre este. También desperté sobresaltado. Relacionados con estos hay sueños que tengo cuando trasnocho y empiezo a dormir, en los cuales siempre estoy a punto de tropezar, y cuando siento que doy el pisotón que lo evita, me despierto. A veces he llegado a tener dos la misma noche, cuando de nuevo me quedaba dormido.

-Dolor

Pues sí, dos sueños me provocaron dolor, de hecho, un tirón muscular en la pierna derecha. El primero de ellos me tenía a mí mientras paseaba, y entonces sentí que iba a tropezar, como los que tengo mientras me quedo dormido. Pero en este, el tropiezo fue tan gordo que di un pisotón enorme. En ese momento desperté, y oí cómo el músculo se estiraba repentinamente. No queráis saber cuánto dolió, incluso grité un poco. En otro, había que pisar un bicho o algo similar para evitar que este hiciera algo que pusiera en peligro a la gente (creo), así que me dediqué a pisar con todas mis ganas, en el sueño. Me desperté, y volvió a pasar lo mismo, aunque dolió menos que la primera vez.
Ignoro si estos sueños están relacionados con el estrés, aunque hay cierta probabilidad, ya que sucedieron el año pasado cuando aprobé bastantes asignaturas, ya que estudié mucho. Eso sí, hay cierto espacio de tiempo entre ambos. De todos modos, esos días y los siguientes andaba cojeando un poco, por el tirón...

-Los dos asesinatos

En estos dos sueños, que forman una duología, moría la misma persona a manos del mismo criminal... ¡Cuánta saña! ¡Destino cruel! ¡Esto sobrepasa con creces el límite de la premeditación! ¡Es la repremeditación!
... Sí, la víctima era yo. El asesino, hasta donde sé, es un desconocido, un individuo de cara sonrosada y delgada, cuyas mejillas destacaban mucho, y pelo rubio corto con unos pocos mechones en punta, pues como no lo vi durante más de diez segundos entre ambos sueños, no recuerdo más detalles.
El primer asesinato comenzaba en que yo estaba por la noche en la calle, una calle muy oscura, y creo que en un sitio familiar para mí, la parada del autobús de la línea 2 que está en el puente de la Barqueta, en Sevilla. Creo que avanzaba, y repentinamente fui atacado por el individuo ya descrito. Llegó desde detrás y portaba una navaja, forcejeamos durante un breve momento, pero finalmente logró apuñalarme. Él huyó, y de pronto la escena cambió a algunos de mis amigos del instituto (estaba en bachillerato cuando pasaron ambos sueños), quienes estaban partiéndose de risa.
Fue en este momento cuando, aún inmerso en la ficción del sueño, llegué a la conclusión de que ellos estaban tras el atentado a mi valiosa vida, pues estaba seguro del fin de mi existencia tras la huida del agresor. ¡Conspiración, conspiración! Eso sí, lo cierto es que mis amigos no se asombraron demasiado cuando les conté el sueño... Ya estaban acostumbrados a mis historias raras...
La segunda parte del sueño es una escena muy similar a la anterior, en el mismo escenario. La diferencia estriba en que, tras la puñalada, pude detener con dos dedos la navaja del canalla. Este se quedó muy sorprendido, e incluso exclamó un "¡Eeeeh!" seguido de una sonrisa por mi parte. Pero él también sonrió, y sorpresivamente dio un paso rápido hacia atrás. Yo no estaba dispuesto a dejarme derrotar, así que fui tras él, pero, ¡ay, desgracia! ¡Ah, traidores! El bastardo sacó una pistola y me mató otra vez. Creo que aparecieron a continuación otra vez amigos míos, pero ya no se reían. ¡Quizás ya pensaban que era demasiado!
Por último, una aclaración, el segundo sueño lo tuve tiempo después del primero. Si algún día llega la tercera parte, espero que se cumpla el dicho de que es cuando va la vencida.

-El niño demoníaco

No encuentro otro título más adecuado para este sueño, el cual, presumo, fue una consecuencia de jugar mucho con el Silent Hill. Comienza con una escena en la cual paseo por una cárcel, o eso pensaba yo al ver un cuarto de baño, con su lavabo y su retrete, tras una reja. De pronto, la escena cambió, estaba en un sitio completamente oscuro. Un grupo de gente hacía algo, agachados, lo cierto es que se distinguían por la forma más que por el color. De pronto, una profesora que tuve en el instituto se separó del grupo, y vino hacia mí mientras llevaba algo en sus brazos... ¡Un niño! Me ofreció el neonato, el cual, según decía, ¡era mi hijo! Más sorprendente que una película de fin de semana de Antena 3, ¡anda que no!
Ahora empieza el plato fuerte: Tras conocer mi inesperada paternidad (dejo la adjudicación de la maternidad a vuestra elección), aún sorprendido (no demasiado, eso sí), me acerqué para verlo. El crío era más feo que si tuviera la cara picada de viruelas, y además pelón, tenía un cuerpo pálido y escuálido, una cara estirada, con orejas alargadas, y nariz levantada y achatada, así como unos dientes afilados, que se asomaban tan pronto como abría la boca un poco (típica imagen demoníaca, desde luego). Curiosamente, estaba limpio, y más llamativo todavía, portaba un cuchillo que en su pequeña mano no era demasiado grande. Sonreía, y me miraba con ojos penetrantes, pero aparentemente normales. Cuando vi el cuchillo, no pude resistirme a preguntar:
-¿Para quién es el cuchillo?-parecía que en algún lugar de mi mente ya sabía que el cuchillo estaba reservado para fines asesinos.
-Para X-esta persona es familiar mío, así que comprenderéis que omita su nombre.
Y entonces me desperté. Acojonante, ¿eh?

-El dragón

Este es, seguramente, el sueño más fantástico que jamás he tenido. Comienza conmigo, en el salón de mi casa, mientras hablaba de mi familia sobre temas triviales. Me daba la sensación de que llevaba ahí un buen rato, feliz de la vida, cuando, al mirar por el balcón, vi un dragón que miraba con malas intenciones (esa impresión me dio, porque parecía que sólo nos observaba). Me excusé ante mi familia, y entonces salí por la puerta, bajé la escalera y salí a la calle, para a continuación huir del avieso dragón, que empezó a perseguirme (cosa lógica, si tenemos en cuenta que se me ocurrió huir por donde el dragón pudo observar si escapaba). Tras correr un buen rato, sintiendo mis fuerzas desfallecer, el puñetero dragón me perdió de vista, pero cuando empecé a volver a casa tranquilo, apareció y otra vez detrás de mí, como en El show de Benny Hill, sólo que sin música y con perspectiva subjetiva.
El dragón parecía ser el primo verde de Falkor (o Fulchur en el original alemán), el dragón de La historia interminable, es decir, cuerpo alargado como una serpiente, que no tenía alas pero podía volar. También tenía cuernos, como los dragones chinos, pero su cara me recordaba más al primero.
El caso es que lo despisté, y a la siguiente escena, parecía haber pasado cierto tiempo, y tenía el recuerdo de que el monstruo había devorado a seres humanos tras intentar cazarme más veces. Cual héroe arquetípico, decidí enfretarme al dragón, ya que no iba a huir de él toda mi vida, así que cogí una espada o daga (no era muy grande), y salí directamente por el dragón. Tras un momento de ausencia (algo inoportuno sí es el bicho, aparecía y desaparecía para molestar), se presentó, y raudo voló hacia mí. Entonces yo empuñé con fuerza la espada, y cuando descendió, cerré los ojos y ataqué con un madoble en arco hacia arriba, con la espada empuñada al revés, como los ninjas.
El resultado fue... ¡exitoso! O eso creo, porque en el momento en que en el mandoble alcanzó al dragón oí el efecto sonoro de explosión de los enemigos al morir del Kingdom Hearts, así como el de aparición de dinero que ocurre a continuación, y hasta vi un pote lleno de monedas de oro, pero esta última escena parecía el aumento de pantalla de una pantalla del susodicho juego. Entonces desperté atónito.
Personalmente, pienso que este sueño tenía que ver con la asignatura de ingeniería química, que en la época del sueño, el año pasado, me tenía con los nervios en punta (era el segundo año que la cursaba, e iba mal). De hecho, acabé suspendiéndola, y la he aprobado ahora. Supongo que al final el dragón se llevó lo suyo.

-Los muñecos vivientes

Recuerdo un total de tres sueños que implican este tema. Como la longitud, intensidad y gracia (sí, gracia) de cada uno difere de los otros dos, iremos en orden creciente.
El primero empezaba conmigo en mi anterior habitación, ordenándola o limpiándola (supongo que ordenarla, que es lo que suelo hacer). Antes compartía la habitación con mi hermana, y ella tiene muñecos de los llamados ahora sexistas, ya sabéis, niñitos que cuidar. ¡Vamos, jugar con muñecas! Uno de estos es un pelón, y cuando en el sueño pasé al lado de este, ¡sonrió! Pero lo hizo del modo que lo hace alguien feliz, sin connotaciones diabólicas como el niño. Ahí se acaba mi sueño.
El segundo también me situaba en mi habitación, donde hacía (creo) lo mismo que antes. Entonces, uno de los muñecos se levantó y vino hacia mí... y me desperté.
Lo cierto es que estos dos sueños quizás estarían mejor en la sección de Realidades alternativas, porque coinciden en que yo acababa viendo una luz blanca que lo inundaba todo, y también me esforzaba por ver qué sucedía y no despertar, como si en el sueño me estuviera desmayando.
El tercero ya es harina de otro costal. En este, estaba en casa, y por algún motivo fui al cuarto de baño. Parecía que había un ruido molesto que se notaba en toda la vivienda, pero lo ignoré. Al llegar al cuarto de baño, vi una cuerda a trvés de la ventana, pero no me preocupó porque recordé que había una mudanza al piso de arriba, y supuse que estaban subiendo algo. Era así en efecto, y vi una caja con muñecos, aunque más bien eran títeres, o muñecos de ventriloquía. Fue entocnes cuando observé que los muñecos, unos cuantos, vestidos al estilo de los años cincuenta en Estados Unidos, estaban charlando animadamente. No pude reprimirme, y exclamé:
-¡Coño! ¡Unos muñecos que hablan!-los muñecos me miraron sin sorprenderse, pero fijamente. Extrañado, dirigí la mirada a mi propio cuerpo, y me di cuenta de que yo mismo era un muñeco como los de la caja. Esto me sorprendió aún más, y claro, exclamé:
-¡Coño! ¡Yo también soy un muñeco!-y de pronto los muñecos y "yo mismo" nos echamos a reír. Y es que el ser un muñeco ya no era extraño para "mí", me di cuenta de que estaba bromeando con "mis" nuevos vecinos. Yo estaba viendo lo que pasaba a través de los ojos de este pícaro. Entonces los muñecos de la caja me dirigeron la palabra:
-Y el chico que vive aquí, ¿cómo es?-preguntó uno, y yo respondí:
-¡Es muy buen chaval, pero está colado por la chica del piso de arriba-y me desperté en ese mismo momento.
Sin comentarios, no sé si mi subconsciente me está sugiriendo que me eche novia, o si se debe a que siento aprecio por una chica y no me atrevo a decirlo. ¡A saber!

-L'enfer, c'est les autres, o Cada uno de nosotros tiene un rico mundo interior

Le doy dos títulos alternativos, ambos son citas famosas, la primera es la de Jean Paul Sartre, y la segunda es la típica de libros de autoayuda. Aunque este sueño es el último, es en realidad el primero que recuerdo, tiempo antes de tener los diez años. No puedo concretar más. En este, yo estaba en casa en el salón, de noche, con la luz apagada. La habitación sólo estaba iluminada por el televisor, lo que hacía que esta tuviera un resplandeciente color azul pálido. Al principio entré y miré la pared, y cómo la luz venía del televisior. Entonces miré a la derecha, y vi a mi familia descabezada. Así, sin más, los cuerpos estaban sentados en las sillas y sillones, como si sus cabezas hubieran sido sustraídas sin ninguna clase de violencia, y la ausencia de estas no provocaba que los cuerpos sucumbieran a la fuerza de la gravedad. Los cuerpos estaban cubiertos por sombras, debido a la falta de iluminación, y entonces fijé mi atención en el cuerpo de uno de ellos. A pesar de lo dantesco de la situación, me llamaba enormemente la atención, y decidí acercarme. Me subí al sofá (hoy en día no puedo hacerlo sin destrozarlo, ¡je!), me encaramé al cuerpo, y vi que donde debía estar el cuello había un hueco, semejante a la boca de un volcán. Me asomé por este, y entonces quedé absorto mientras contemplaba un abismo en el que había magma, rocas metamórficas y demás elementos propios del interior de la Tierra. ¡Exacto, en el cuerpo de mi familiar existía un mundo entero! Aunque en ese momento me dio la sensación de que era el inferno, de ahí la mención a El infierno son los otros. En ese momento acabó el sueño, o eso creo, sé que soñé eso, pero no si además soñé más cosas. Es decir, no recuerdo si desperté inmediatamente.
Para ser el primero, ya es bastante sorprendente, ¿verdad? Buen precedente de mi historial de muñecos bromistas, reyertas, dragones, asesinos, muertes violentas y persecuciones varias.

Eso es todo. Quizás haya alguno más, pero no son tan divertidos, y he reunido aquellos más sorprendentes. De todos modos, hay que centrarse en la realidad, y no pensar en quimeras... Claro que sólo tenemos lo que somos, y somos nuestros sueños.
¡Nos vemos!

3 comentarios:

Chuck Draug dijo...

Uf, pues de sueños raros yo no me libro tampoco... aunque casi nunca recuerdo muchos detalles y algunos incluso son un poco... en fin... como que me recuerdan que estoy soltero. xD

En sueños no he muerto todavía, pero he estado al borde de la muerte e incluso siendo perseguido por algún tipo de monstruo en plan survival horror y sobrevivir por los pelos. Esos sueños sí que son raros, porque incluso me producen agobios mientras duermo.

Lo más gracioso de todo es cuando me doy cuenta de que es un sueño, porque pasa una de dos: o me despierto o saco ventaja de ello dentro del sueño. Sí, aunque parezca raro tomo conciencia de que sueño. No me despierto ni nada, sigo durmiendo, pero incomprensiblemente tomo las riendas. Claro que no es nada espectacular, sino más bien ir por ahí sabiendo que es un sueño y puede pasar cualquier cosa... y aprovecharlo. :P

Eso me recuerda que a veces he tenido sueños en plan "eh, que soy un personaje ficticio", algo así como lo tuyo con tu "yo muñeco". Una cosa bastante curiosa.

El subconsciente es así de extraño, ¿no?

Siltha dijo...

Yo sueño que huyo. En contextos siempre distintos (porque tengo que salvar a alguien, porque me quieren matar, porque me persigue la poli... lo que sea, pero huyo), pero la situación de agobio es la misma.

Y sueños raros tengo para contar bastantes...
Hace poco soñé, por ejemplo, que los científicos sabían que un volcán iba a entrar en erupción y se había montado una zona con sillas y nosequé para ver la erupción como si fuese una película, pero no habían calculado el viento y la explosión violenta del volcán, y empezaba a llover lava, y se evacuaba el sitio mediante un tren (similar al metro) submarino, que llevaba a la isla principal en Japón. Y yo de por medio, que tenía que avisar a alguien y buceaba por el tunel de metro ayudándome de una burbuja de aire gigante que había a mitad camino, me metía en los laboratorios de estrangis no recuerdo por qué y otras cosas que no recuerdo...

Lo que yo deduzco de tus sueños es que estudias demasiado. XD

capolanda dijo...

Disculpad por la tardanza, en la entrada nueva explico por qué he tardado en contestar.

Draug, no recordar todos los detalles es lo más habitual del mundo, así como esos otros sueños. El segundo tipo de sueño es el consistente en huir de algún peligro, que también son habituales, pasa que yo sueño que además me caigo. Lo que me llama la atención es que a veces tengas el control de lo que ocurre en el sueño.
Y sí, el subconsciente es extraño, te hace soñar con las vivencias de un muñeco chafardero, ¡ju! A ver si algún día tengo el control del sueño, y me cargo al fin a mi asesino, ¡jejeje!

Siltha, pues te digo lo mismo que a Draug: Son habituales los sueños con huidas, aunque me ha llamado la atención que tú huyas de la pasma, ¡je!
Sobre el sueño del volcán, es el segundo que oigo con semejante temática, el primero que conocí era de una amiga que comentaba que tenía que buscar un refugio subterráneo, o algo así, también tenso y movidito.
Aparte, sí, estudio demasiado, aunque algunos profesores no se lo acaban de creer... También es que el ritmo de clases y prácticas durante meses hace que uno acabe con los nervios a flor de piel, porque entre unas y otras es casi imposible tener al día las asignaturas, y de ahí estos sueños inquietantes...

En fin, a ver si no vuelvo a morir...